ANDRÉS LÓPEZ REILLY
Lejos de cerrar la puerta, la Comisión de Patrimonio está interesada en continuar el diálogo con el particular que dice conocer la ubicación del tesoro de Francis Drake. La discusión más dura parece centrarse en la forma de "repartir" un hallazgo.
Alberto Quintela es, desde abril de 2011, el director de la Comisión de Patrimonio Histórico. A sus manos llegó un planteo del empresario uruguayo Gustavo Queirolo, quien dice conocer la ubicación exacta de un tesoro que el corsario inglés Sir Francis Drake habría enterrado en Uruguay. El particular dice poseer un "mapa" del siglo XVI.
-La Comisión recibió el año pasado este planteo para recuperar el tesoro que sería del famoso corsario inglés ¿Hay un expediente abierto?
-Tuvimos conversaciones con Gustavo Queirolo, pero no hay un expediente. Terminamos dándole el Protocolo de Actuación del Departamento de Arqueología, en el entendido que aplicando ese protocolo se estaría formalizando el expediente y se estarían salvaguardando los dos intereses: el del privado -que estaría denunciando algo que sabe- y el del Estado, que está haciendo un trámite administrativo ajustado a Derecho. El hecho de que sea un tesoro de Francis Drake es algo que me enteré por la prensa, porque nunca salió de la boca de Queirolo, si bien en parte lo intuí. Esto pasó en julio de 2011 y dejamos de tener noticias de él hasta el pasado domingo 8 de enero, cuando salió la nota del tesoro en El País.
-Queirolo manifestaba, en esa nota, su temor a "quedar por fuera" de un eventual hallazgo. Y recordaba que el Código Civil otorga un reparto porcentual de 50% para cada una de las partes. Usted es abogado ¿tiene dudas al respecto?
-En 2012 tenemos que leer la ley de manera armónica, integrando normativas. Por un lado está el Código Civil que es de 1868, pero hay normas posteriores de mayor valor y fuerza, como por ejemplo el artículo 34 de la Constitución de la República, en el cual radica la protección del patrimonio cultural. También está la ley 14.040 de Patrimonio Cultural y su decreto reglamentario, y el decreto 306/06, que también refiere a la búsqueda de tesoros. Es cierto que, en lo personal, tengo dudas sobre el Derecho a aplicar. Pero también es cierto que estamos dispuestos a aplicar mecanismos de avance en la propuesta, en la medida que Queirolo formalice la misma. También entiendo que él esté preocupado por el porcentaje.
-Lo que Queirolo sostiene es que tiene la "llave", la ubicación exacta del tesoro, y que el Estado simplemente otorgaría un permiso. Y que por tanto, quizás hasta podría corresponderle más del 50%.
-Está bien, es una forma de verlo. Al parecer -no tengo el dato porque él no lo ha suministrado- el lugar estaría en un espacio público. Entonces, la propiedad es del Estado. Y aplicando fríamente el Código Civil, ahí tenemos un 50-50. O sea que por más que tenga el dato, la propiedad del lugar es del Estado. Pero creo que hablar de porcentajes es un poco reduccionista, porque perdemos de vista el hecho cultural. Si es verdad que es un hecho cultural, es algo que hay que sopesarlo y valorarlo apropiadamente. Puede ser un hecho cultural y por otro lado van a estar los derechos del particular. La manera de avanzar en eso es dialogando, y acá las puertas no están cerradas. Creo que el problema -además del porcentaje- estaba en otro punto que es el de la confidencialidad. Nosotros evaluamos que lo mejor es que hubiera una confidencialidad con un profesional que él contratara y que hiciera los pactos que él quiera. Ese profesional viene a la Comisión de Patrimonio, presenta un expediente, se le pone un sello y al minuto se va al lugar.
-Es decir que no es necesario un contrato de confidencialidad porque una vez que se autorice, se va inmediatamente al sitio y éste queda al "descubierto". ¿La Comisión coloca un arqueólogo para hacer un seguimiento, verdad?
-Exacto, eso es de rigor. El particular tiene que seguir el Protocolo de Actuación del Departamento de Arqueología.
-Para decirlo claramente: quien reclama el tesoro sigue siendo Queirolo y no su arqueólogo o el de la Comisión.
-Exacto. Y los derechos intelectuales son de Queirolo; se pueden negociar muchas cosas inmateriales, como la posibilidad de difundir el hallazgo (por TV, publicaciones, etc.). Lo que hay que pensar es si el valor de la cosa es el tesoro o el hallazgo en sí, existan monedas o no. Si es cierto que Francis Drake creó todo un aparato para esconder el tesoro (como asegura el particular), ese mecanismo sería un gran hallazgo cultural que no se puede tasar. Yo no le puedo pagar por ese hallazgo. Otra cosa es si luego de pasar eso, encontramos un tesoro. ¿Qué pasa si encontramos un maíz, como en Indiana Jones? ¿Qué pasa si encontramos una bandera? La manera de avanzar es conversando y que él ponga gente de su confianza. Tiene que correr con los riesgos y con gastos, y la Comisión controlar.
-Evidentemente hay cosas que son indivisibles. Y otras quizás "invendibles". Suponiendo que se encuentre un tesoro de monedas de oro, o joyas, que pueden contarse e incluso tasarse ¿el Estado estaría dispuesto a ceder el 50%?
-Necesariamente tiene que haber un acuerdo con un particular, dependiendo de lo que se encuentre. Y eso puede quedar acordado previamente en un documento.
-Si se hallaran 100.000 monedas de oro, por ejemplo, no tendría sentido ponerlas todas en un museo: con 40 o 50 probablemente sería suficiente. En ese caso, la división mitad y mitad no sería complicada...
-Contestando de manera hipotética, y si fuera así de sencillo, parecería razonable llegar a un acuerdo de porcentaje. En ese caso, que se encuentre un tesoro como existe en el imaginario, creo que el Estado y el particular podrían sacar mucha más plata haciendo un museo de sitio en el lugar que vendiéndolo en Nueva York o en Londres. Creo que Queirolo podría querer tener derecho sobre un porcentaje de eso, lo cual es legítimo.
-Tener 10.000 monedas de oro en un museo sería hasta peligroso por la seguridad. El particular podría hacer un museo con su parte y el Estado disponer de la suya como mejor le parezca...
-Si, aunque no sería lo más deseable; lo deseable sería que hubiera criterios menos mercantiles y más culturales, que no necesariamente aventarían la posibilidad de hacer dinero.
-También es cierto que un particular tiene derecho a presentar una propuesta de emprendimiento lucrativo. Y en este caso, si se obtiene algo, va a ser por lo que Queirolo aportó: la ubicación. Porque en esto también podría quedar en juego el "todo o nada".
-Es cierto que el particular trae la noticia; pero también, necesariamente, se vale de la sociedad organizada, del Estado, porque si no lo haría solo. O sea que el Estado completa la parte del particular. Por supuesto que un particular puede venir a plantear un emprendimiento que le reditúe. Pero hay que tener en cuenta que Queirolo, en todo su derecho, no nos pasa la información. Entonces, es muy difícil aquilatar de qué estamos hablando, hasta hora son sólo suposiciones. Tenemos la voluntad de creer, pero no los datos. Y el Estado no puede correr con riesgos que sean altos.
-Es bueno aclarar que no se le está pidiendo dinero al Estado... Pero si se encontrara un gran tesoro, o simplemente una tumba, se estaría ganando de todos modos, ¿no?
-Estamos de acuerdo. Y acá nunca se le ha dicho que no, se le abrió la puerta para escuchar una historia muy llamativa, pero hay un momento en que el particular tiene que dar el paso, presentando los documentos que le dimos para que iniciara el expediente formalmente. Es lógico que tenga dudas. Bueno, sigamos conversando.