Las pericias técnicas realizadas por la Policía Científica tras el accidente fatal que protagonizó el ómnibus 540 de la empresa Copsa el pasado 12 de enero, que derivó en la muerte de una joven de 15 años, señalaron que hubo un exceso de velocidad por parte del conductor que incidió sobre el trágico desenlace.
En la misma línea, se descartó que un desperfecto mecánico del vehículo haya generado el vuelco del ómnibus, lo que contradice las declaraciones que realizó el chofer. El conductor había mencionado denuncias anteriores y dificultades para manejar durante el trayecto previo del accidente.
La pericia mostró que el ómnibus estaba en condiciones de prestar servicio y que no se existían fallas en la dirección, en la suspensión ni en los frenos, según consignó El Observador.
Tampoco hubo problemas en cuanto a la ruta por la que se desplazaba, ni en las condiciones ambientales, dijeron las fuentes del caso.
Detalles
Entre las pericias que buscaban estipular a qué velocidad circulaba el vehículo, se pudo obtener que este no circulaba a una velocidad inferior a 93 kilómetros por hora, en una zona con un máximo estipulado de 60 kilómetros por hora.
Para determinar esto, se realizó un cálculo que partía de las huellas de frenada en superficies combinadas; pero luego se tomó en cuenta la posterior pericia del disco gráfico del tacógrafo -que registra la marcha del vehículo y determinadas decisiones del conductor- y se determinó que “el vehículo circulaba al momento del hecho a una velocidad entre los 108 y los 110 kilómetros por hora”.
Según el contenido del informe ambos métodos de determinación son “concordantes y reafirmantes en cuanto al rango de velocidades”.
A esto debe sumarse la agravante de que se trataba de una velocidad alta en una curva.
Sobre las declaraciones que apuntaban contra el mantenimiento del ómnibus se descartó la veracidad de un supuesto video desde el interior del coche de Copsa. La filmación circuló en redes sociales, pero, según las fuentes consultadas, no corresponde al ómnibus que se accidentó.
En este sentido, la pericia demostró que el vehículo estaba en condiciones de prestar servicio y tampoco se detectaron fallas en la dirección, en la suspensión ni en los frenos.
El informe descartó también una eventual incidencia de las condiciones de la ruta o el factor ambiental, ya que se trataba de una vía sin desperfectos y de un día sin complicaciones climáticas para el tránsito.
Un elemento que aún permanece en investigación es si el chofer se encontraba utilizando el teléfono celular al momento del accidente. Testigos afirman que sí, mientras que el trabajador lo niega.
Conductor denunció fallas mecánicas
La pericia presentada señaló directamente al conductor como el responsable del accidente.
Sin embargo el chofer se mantiene en su postura de responsabilizar a desperfectos del ómnibus, que el informe descartó. El hombre aseguró que el ómnibus tuvo una falla, que había mencionado en un audio mientras manejaba el vehículo. “Se zangolotea para todos lados. Yo no sé si llevarlo a 80, si llevarlo a 100, llevarlo a 95”, relataba el hombre en el audio.
Conclusión
“La causa eficiente del hecho se le atribuye al denominado factor humano”, concluyó el informe, que señala como determinante el accionar del conductor.
Además de lograr cuantificar la velocidad “inadecuada y excesiva” a la que iba el ómnibus, se señaló que al momento de atravesar el cantero central y traspasar la senda el conductor realizó “maniobras evasivas tardías”, que derivaron en la salida del ómnibus y posterior vuelco.
Este informe ya se encuentra en manos de la fiscal del caso, Jessica Pereira.
Testimonio
Felipe Donagaray, de 19 años, relató a El País su vivencia un día después del accidente. Él estuvo en el vuelco trágico, donde dijo sentirse en “una película de terror”.
Más allá de esto y al conocer las conclusiones del reciente peritaje, el hombre explicó que mirando hacia atrás, a los momentos del viaje antes del choque, sentía “que el ómnibus iba demasiado rápido”.
Sin embargo, aseguró algo que el informe descarta, al afirmar que tenía la sensación de inestabilidad en el ómnibus. “Lo sentía, ese zarandeo”, señaló.
El vehículo “se empezó a desviar, nos pasamos al carril de al lado, caímos en la banquina, salimos de esta y pasamos para el carril de la otra ruta. Volvimos al otro carril y nos fuimos para abajo en el barranco”, dijo el joven recordando el momento del accidente.