"Yo jamás me metí con ellos, el que se metió con nosotros fue el padrastro del “Betito Suárez, Alejandro Cáceres, alias ‘el rengo’ o ‘el brujo’. Vino con un revólver y me dijo que me iba a matar.” Así comienza su relato una vecina del Cerro Norte, quien presentó innumerables denuncias por amenazas y violencia contra su domicilio, por parte de una banda narco del barrio.
Sollozando afirma que son los únicos vecinos que denuncian y por eso los atacan. “No conozco otras bandas, pero esta gente tortura y mata. No tiene problema”.
Algunas de las denuncias a las que refiere son recientes, otras estuvieron enmarcadas en una investigación para desbaratar la organización delictiva que lideraba el “Betito” Suárez desde la cárcel. En aquel entonces la familia brindó información y asegura que ahora sufren represalias.
Los reclamos de esta familia fueron consignados a inicios de 2022 por el programa “La Pecera” (Azul FM). El tiempo pasó, pero los ataques no cesaron.
Amenazas
Julia (nombre ficticio) vive en el Cerro hace muchos años, por eso no teme a dar nombres, ni exponer su calvario. “Estoy jugada”, afirma.
Su hijo y marido son amenazados por teléfono y en las calles acosados. Sus denuncias cumplirán un año en febrero y según afirman son más de 16.
Los ataques con piedras, bombas de estruendo o molotov comienzan a la madrugada y no les permiten conciliar el sueño. “La última vez que estuvieron, no venía la Policía y me dejaron deshacer la casa”.
Julia apunta contra la Policía y pide que actúe, dejando en claro que irse del Cerro “no es una opción”. Se trata de una postura que han transmitido a las fuerzas de seguridad.
“No me pienso ir de mi casa. Si me pasa algo, como le dije por teléfono a la Policía, es porque no hicieron nada”, afirma la denunciante.
Respuesta
El miedo se transforma en indignación, o al menos así lo deja ver Julia ante la “falta de respuesta de la policía”. Para su familia todo sigue igual y acusan respuestas que generan molestia.
“Desde el Ministerio me dieron un celular para llamar a (la seccional) 24 y una joven le dijo a mi marido: ‘Señor, usted es un hombre de bien. Váyase que van a terminar matándolo. Váyase al interior’.”
Para Julia no mudarse no es solo una decisión moral, si no una cuestión de salud.
Su pareja tuvo tres infartos y su vida depende de un dispositivo que en caso de dañarse requeriría atención inmediata de un centro médico que está en la capital.
En sus llamados reclama que pongan patrullas a recorrer la zona, pero no aparecen o lo hacen por poco tiempo. “Cuando hay un cambio de comisario o de Jefe de Zona te ponen patrulleros de noche y de día, pero después de 20 días no ponen nada”., asegura.
La crítica es influenciada por el miedo que Julia elige enfrentar para exigir un cambio. “Esta organización tiene mucho dinero y no tengo problema en decirlo, porque ya estoy amenazada de muerte”, asegura.
En su relato recuerda que la Policía y la Fiscalía le ofrecieron mudarse a otro barrio, pero la propuesta no fue bien recibida e incluso generó indignación.
“Es una vergüenza que tengamos que vivir así, le tenemos que entregar la llave a los narcos e irnos”, se lamenta Julia.
La familia comparte la visión de que se debe retomar el control de la seguridad en el barrio. Esto sustentado en que la denunciante asegura que el Cerro y otros barrios cercanos “están tomados por los narcotraficantes”.
El Ministerio desmiente carencia de respuesta
Fuentes del Ministerio del Interior se refirieron al caso de Cerro Norte y se limitaron a opinar que se trata de una situación “inexplicable” por la que se han desplegado operativos como respuesta a “centenares” de llamados que realiza la familia, sin lograr obtener pruebas de lo denunciado. “Ellos realizaron las denuncias y todas se trabajaron. No hubo en ningún momento, ni hay pruebas de un ataque orquestado por una familia contra ellos. No hay amenazas comprobadas tampoco”.
En el Ministerio del Interior recalcaron que desde los comienzos de la actual administración la familia contacta a la seccional 24, a las autoridades de la zona cuatro, a la Dirección de Convivencia y siempre fue tratada “como cualquier familia de Montevideo”. Además mencionaron que la banda a la que hacen mención los denunciantes, “ya está en prisión”.