Las estafas son cada vez más comunes, y una que involucra a un ciudadano boliviano, un supuesto pariente de la víctima y un cargamento de dinero y tecnología ha llegado a Uruguay.
Todo comienza con un mensaje de Whatsapp aparentemente inocente, de una persona desconocida que escribe “hola como estas” (sic). Cuando se le pregunta por su identidad, la persona indica: “Dime quién crees que te pueda estar escribiendo en estos momentos fuera del país. No sabes qué alegría me da volver a comunicarme a través de este medio”.
Al ver estos mensajes y tener familiaridad con la modalidad de estafa, El País decidió seguirle el juego a los delincuentes y fingir ser una víctima desprevenida que cayó en el engaño. De ese modo, El País consultó si se trataba de un tío: “¿Martín?”. “Sí soy yo. Sabía que te ibas a acordar de mí”, contestó el individuo.
Poco después el hombre aseguró que está de regreso en Uruguay y que está en un aeropuerto, “tratando de solucionar un pequeño percance”. “Yo te cuento que compró (sic) pasaje de oferta de regreso a Uruguay. Por falta de un sello de mi pasaporte no pude abordar mi vuelo. Mis equipajes se fueron aborto (sic) del avión. Son dos maletas y una caja”, relata.
Desde el primer momento se comienzan a notar las inconsistencias de la historia, dado que asegura que viajó a Uruguay desde el exterior y que está en el aeropuerto de Carrasco, pero al mismo tiempo dice que no lo dejaron abordar su vuelo.
Cuando se le expresó preocupación por su situación, el estafador aseguró que en las maletas llevaba todo su dinero, “esfuerzo de trabajo”, además de “una caja con 15 computadoras HP y 15 teléfonos iPhone”, para “abrir un pequeño negocio”.
“Por favor ayúdame no permitas que llegue a perder todas mis cosas. Aquí los de la aerolínea me están pidiendo un número como referencia de un familiar. Para que se puedan hacer cargo de mis cosas. Será que puedo contar contigo”, expresó el supuesto pariente, que utiliza un Whatsapp con el nombre “De Regreso a Casa” y un número de Bolivia.
Luego de pasarle un número de celular (algo redundante puesto que ya tenían el número al cual le estaban escribiendo), el estafador pidió una foto de la cédula de identidad de ambos lados “para hacer un cambio de nombre para que así tú puedas recibir mis cosas sin ningún problema”. Ante el pedido, se le envió una foto de una cédula uruguaya falsa, tomada de Google, a nombre de “Romina”, como los estafadores llamarán a la supuesta víctima a partir de ahora. La foto del dorso también era falsa.
“En estos momentos se van a comunicar contigo los de la aerolínea (…) Si hay algo que pagar por favor paga que yo te devolveré el doble con intereses. Pero por favor no permitas que llegue a perder todas mis cosas”, rogó el delincuente.
Inmediatamente después, un hombre con un celular que se identificaba como “Aerolínea Latam” comenzó a llamar al mismo número al que el supuesto “Martín” estaba escribiendo. El hombre de la llamada se identificó como "Javier Torres Montoya", funcionario de la aerolínea en el Aeropuerto Internacional Viru Viru de Bolivia.
Cabe resaltar que la llamada la realizó a través de Whatsapp y que su foto de perfil es una extraída de la página de Facebook de la empresa Grupo Transoceánica.
En llamada, el hombre identificado como Montoya aseguró que Martín, el supuesto tío de la víctima, estaba siendo "retenido" en el Aeropuerto de Carrasco, y que si tenía una mala conducta, como por ejemplo usar demasiado el celular, le podrían poner una multa de US$ 1.000. Acto seguido, exigió que se le trasmitiera ese mensaje a Martín.
Luego, explicó que en el aeropuerto de Bolivia estaban la maletas, y envió fotos de varias valijas y una caja. Para poder enviarlas, explicó, había que hacer un trámite que requería un depósito de US$ 450 dólares como garantía.
Si se realizaba el procedimiento tal cual como él explicaba, afirmó Montoya, el dinero sería devuelto a la brevedad y Martín podría tener sus maletas de vuelta.
Entonces, Montoya exigió saber si la víctima contaba con el dinero necesario para la transacción. Al decirle que sí, pidió concurrir a un local de Abitab o Redpagos lo más rápido posible a retirar el dinero del cajero automático. Una vez que se hiciera el trámite, pidió contactarlo apenas se saliera del local.
El País fingió haber ido a sacar el dinero y Montoya volvió a llamar. Ahora, proporcionó un número de cédula y el nombre "Noelia López Claure", a quien había que hacerle el depósito a través de Western Union. "El envío lo vamos a hacer tal como le voy a explicar para no tener ningún error y para que directamente no le quieran cobrar la multa aeroportuaria, que sería de US$ 1.500 aparte (...) Va a ingresar al (Abitab), le va a indicar (al funcionario que la atienda) 'buenas tardes, quiero hacer un envío por favor de US$ 450", comenzó a dar instrucciones.
"El joven que la va a atender le va a decir '¿usted conoce la persona a la que le está enviando?'. Usted le va a decir, para pasar desapercibida y que no le quieran cobrar la multa aeroportuaria, 'sí, es una cuñada mía'", indicó Montoya.
Al expresar inquietudes sobre mentir y sobre la existencia de la multa, el hombre siguió insistiendo en que se tenía que seguir su plan al pie de la letra y que él quería seguir en línea y escuchar toda la interacción con el funcionario de Abitab. Entonces, El País fingió en la llamada una conversación con una funcionaria para que pareciera que se había realizado el depósito.
Montoya pidió inmediatamente ver el recibo del depósito, a lo que El País le envió un recibo borroso, falso, tomado de internet. Montoya comenzó a insistir con tener una mejor foto y, ante la negativa, empezó a enojarse. "Parece que no le está tomando seriedad a su persona, ¿no?", apuntó el estafador. "Usted está jugando con las personas", determinó Montoya poco después. El País cortó la llamada.
Inmediatamente después de esto, Montoya llamó al número reiteradas veces.
Minutos después, comenzaron a llegar mensajes del supuesto "Martín", del estilo de "estoy muy desesperado" y "pensé que podía contar contigo". "Ahora voy a perder todas mis cosas (...) Aquí me indican los de la aerolínea qué estás haciendo la burla", apuntó en otro momento.
Luego, comenzó a pedir el mismo comprobante que pedía Montoya, cuando supuestamente no había comunicación entre ellos. Incluso es posible que ambos estafadores sean la misma persona, dado que "Martín" jamás mostró su voz.
Después de ignorar las llamadas y mensajes por varias horas, los delincuentes dejaron de insistir.
Al momento de recibir este tipo de acercamientos a través de Whatsapp, redes sociales u otros sitios de internet, es sumamente importante comprobar la identidad de los interlocutores, dado que, efectivamente se puede tratar de un estafador que se hace pasar por un familiar.
Las alarmas se deben redoblar cuando las personas comienzan a pedir datos personales, como la cédula de identidad, así como depósitos o giros de dinero.