FUE DETENIDO EN BRASIL
La Policía obtuvo información de que el requerido estaba en Punta del Este con documentos falsos, y que había llegado a Uruguay desde Paraguay y que luego habría ido a Brasil.
En menos de 24 horas dos hechos habían encendido las alarmas en el Ministerio del Interior: una bomba en la sede de la Brigada Antidrogas y una amenaza a la fiscal de estupefacientes Mónica Ferrero. Esto sucedió el 9 y 10 de mayo de 2020.
“La niña” era una operación que en ese entonces investigadores de la Jefatura de Policía de Rivera llevaban adelante para dar captura a una banda criminal dedicada al tráfico internacional de armas, explosivos y drogas, pero que no tenía relación con el ataque a la sede de la Brigada ni con la amenaza a la fiscal.
En noviembre de 2020, por “La niña”, la Policía detuvo a ocho personas, incautó $ 50.390, US$ 300, 71 reales, dos automóviles, varios celulares, 105 municiones de diversos calibres, cuatro cargadores de distintas pistolas y otros elementos. Una novena persona no fue ubicada y se solicitó, entonces, una requisitoria a nivel internacional para lograr su captura.
Pero cuando se estaba investigando a esta persona por el tráfico internacional de armas y drogas, los agentes de Rivera encontraron elementos que permitieron determinar que el requerido estaba vinculado a la amenaza que había recibido la fiscal Ferrero. De inmediato avisaron a Inteligencia Policial. Y en ese momento comenzó una segunda investigación contra el delincuente: por el tráfico internacional de drogas y armas, pero también por la amenaza a la fiscal Ferrero y el ataque a la sede de la Brigada Antidrogas.
Ambas investigaciones tuvieron un giro cuando la Policía obtuvo información de que el requerido, un uruguayo con antecedentes penales, estaba en Punta del Este (Maldonado) con documentos falsos, y que había llegado a Uruguay desde Paraguay y que luego habría ido a Brasil.
Los policías de Rivera comenzaron a comunicarse con sus pares brasileños para tratar de dar con el paradero del delincuente. La información llegó rápido: se supo que este había comprado dos taxis en efectivo a US$ 180.000 para instalar un negocio en Rivera y que estaba viviendo en la ciudad de Santana do Livramento (Brasil).
La Policía Federal de Brasil, luego de un trabajo coordinado con Rivera e Inteligencia Policial en Uruguay, logró detener al hombre el jueves cerca de las 19 horas en el barrio Jardín Europa de la ciudad brasileña. Mientras se espera su extradición para ser juzgado en Uruguay por el tráfico de drogas y la amenaza a la fiscal, el detenido estará alojado en una cárcel norteña.
Amenaza a la fiscal.
La amenaza a la fiscal Ferrero ocurrió un día después del atentado y se dio mediante WhatsApp. “Estamos un poquito enojados como ve con la parte de narcóticos! Ya les dimos un pequeño susto para que vean que no les tenemos miedo”, decía el mensaje.
“Queremos que nos respeten ustedes para que nosotros los podamos respetar, a partir de ahí no va a haber atentados ni contra las entidades, a cargo de usted, ni contra usted! Si siguen haciendo las cosas difíciles para nosotros, vamos a ser un poquito más duros. Si ustedes flexibilizan, nosotros también lo haremos! Usted me entiende, no tengo que explicarle mucho... Acuérdese que todo tiene un límite! Usted sabe... Saluda atte PCU”, agregaba el texto. PCU es la sigla de un importante cartel.
Según confiaron fuentes policiales a El País, el hombre detenido es el “número dos” de la organización criminal que amenazó a Ferrero. Se trata de un delincuente catalogado como “peligroso” para los investigadores por ser un hombre “inconsciente” de los actos que realiza. Muchos de los líderes de bandas criminales, explicaron las fuentes, son “fríos”, piensan cada paso a dar y no se arriesgarían a amenazar a una fiscal porque pondrían en peligro su negocio.
A partir de ahora el hombre, una vez sea extraditado, será investigado por la Fiscalía de Rivera, a raíz de la requisitoria por tráfico de armas y drogas, y por el fiscal de Flagrancia Diego Pérez, encargado de la investigación por la amenaza a Ferrero y el atentado.
Por este último hecho, en enero pasado ya había sido condenado el hijo de un contratista de fútbol a la pena de seis meses de penitenciaría por ser coautor de un delito de violencia privada especialmente agravada.