Los vecinos observaban. En casi todos los pasillos se podía ver una sombra asomándose con curiosidad por saber quién estaba pasando. Algunos simplemente miraban a través de sus cortinas y volvían a resguardarse en sus hogares. Así se veía Cerro Norte el jueves por la noche cuando la Guardia Republicana realizó su patrullaje diario y del que participó El País.

“A trabajar como siempre”, fue la orden que el jefe del operativo dio antes de comenzar el patrullaje nocturno y tras recibir las primeras alertas a través de su radio. La tarea de saturación policial se mantiene durante todo el día, todos los días, aunque sobre el mediodía y la noche es cuando hay mayor cantidad de efectivos, ya que son los momentos en los que se reportaron los mayores niveles de violencia.

Para recorrer la zona los efectivos usaban distintos tipos de vehículos. Esa noche algunos se trasladaban en motos, otros en patrulleros “livianos”, y los restantes se dividían entre un blindado de origen ruso con varios años de uso, y otro de origen brasileño, adquirido en los últimos meses por el Ministerio del Interior.

En cuanto al armamento, los agentes dijeron a El País siempre estar “preparados para todo”. En sus manos tenían fusiles automáticos calibre 5.56 y pistolas ametralladoras nueve milímetros.

Al pasar por los pasajes todos permanecían alerta ante cualquier movimiento inusual. En las paredes se podían ver pintadas políticas y de distintos cuadros de fútbol. Algunos vecinos se acercaban a hablar con los funcionarios de la Republicana, mientras que otros se limitaban a observar.

Esa noche no se dieron casos de violencia en el barrio, a excepción de un robo a una casa. Se podía observar movimiento de vecinos llegando de trabajar, saliendo a tirar la basura y paseando a sus mascotas. “Cuando los delincuentes ven que hay Policía se guardan, evitan el enfrentamiento porque no les conviene”, señaló uno de los informantes en conversación con El País.

Los Suárez y Los Colorados. Si bien otros grupos de menor calibre operan en Cerro Norte ellos son quienes cuentan con mayor poder de fuego, se disputan por el control de territorio, la venta de drogas, y han generado la mayor cantidad de muertes en la zona por sus enfrentamientos -incluida la del padre de uno de los líderes asesinado en Maracaná Sur.

La llamada “zona caliente” es casi un rectángulo delimitado por cuatro calles que han sido las principales protagonistas de varios episodios de violencia. Estas son Santa Cruz de la Sierra, Porto Alegre, Puerto Rico y Santín Carlos Rossi.

El tamaño del barrio hace que los grupos criminales convivan a pocas cuadras de distancia, y ambos se encuentran dentro de la denominada zona caliente. Si bien las dos bandas tienen incidencia en toda la zona y sus integrantes se encuentran distribuidos, existen dos puntos claramente identificados por la Policía vinculados a las bandas.

En el caso de los Suárez, se los identifica con la zona que rodea los pasajes 55, 57 y 59, en intersección con Santa Cruz de la Sierra. Los Colorados, en tanto, se ubican en torno al Pasaje 105, en la intersección con la calle Porto Alegre.

Estos grupos han reclutado personas que, en su mayoría, apenas superan los 20 años y sin antecedentes con el objetivo de no estar en el radar de la Policía. “Si no sos del barrio se dan cuenta en seguida”, explicó el jefe del operativo a El País.

Consultado sobre los tiroteos recientes y que se han vuelto recurrentes, dijo que “en muchos de los casos no tienen un objetivo definido, sino que intentan intimidar y mostrar su poderío de fuego”.

Una prueba de ello es que en los últimos meses se incautaron 20 armas únicamente en tareas de patrullaje, entre ellas un fusil calibre 5.56 y un rifle calibre 243, que era portado por un joven de 17 años.

Foto: Estefanía Leal.

Sobre las 22:00 del jueves, los funcionarios de la Guardia Republicana estaban formados en fila recibiendo órdenes del jefe del operativo, cuando a través de su radio recibieron un mensaje que los hizo cambiar de posición. En uno de los pasajes, ubicado en la zona identificada como territorio de la banda de los Suárez, una vecina había sido amenazada por personas armadas. “No reporta daños pero solicita presencia policial”, dijo la voz de una mujer a través de la radio.

Sin pensarlo dos veces rompieron filas y cada uno se dirigió a su vehículo. Las primeras en salir, debido a su mayor agilidad, fueron las motos. Detrás fueron los patrulleros y vehículos blindados. Luego de pasar por varias calles, algunas de ellas estrechas, los agentes descendieron y parte del grupo fue rumbo a la casa con la numeración indicada. Los restantes se posicionaron para cubrir el terreno y vigilar los alrededores.

Al hablar con la vecina, reportó que personas armadas entraron a su casa, la amenazaron y robaron un celular y la televisión. Si bien se realizó una búsqueda de los delincuentes por la zona, lograron escapar.