Este viernes un Tribunal de Apelaciones revocó la absolución de Ángel "el Cachila" Moreira y lo condenó a ocho años de prisión por encubrimiento del asesinato de la joven argentina Lola Chomnalez en diciembre de 2014.
Moreira, que había sido procesado en 2019 como coautor del homicidio —luego su tipificación cambió a encubrimiento— fue absuelto y liberado en junio del 2022, ya que la Justicia no había podido comprobar su presencia en la escena del crimen.
Ahora, la defensa de Moreira impugnará el fallo del Tribunal de Apelaciones, que lo condena a prisión. Ignacio Morena, abogado de Moreira, dijo a El País que su defendido fue “inducido” y “presionado” a declarar que había estado en la escena del crimen y que no conocía a Leonardo David Sena, procesado como autor material del asesinato
Dado que el caso ha tenido múltiples aristas y reveses a lo largo de estos ocho años, repasamos algunas claves para entenderlo.
La desaparición de Lola
Lola Chomnalez viajó desde Argentina a Uruguay el 27 de diciembre de 2014. Se alojó en Barra de Valizas (Rocha), en la casa de su madrina, Claudia Fernández, quien se encontraba junto a su esposo, Hernán Tuzinkevich, y el hijo de este.
Un día después de su llegada, alrededor de las 14:00 horas, Lola pidió permiso para caminar por la playa. Llevaba un bolso con un monedero con más de $ 2.000, un libro de Julio Cortázar, una toalla y un pareo.
La madrina de la joven declaró que tras horas de ausencia, primero pensó que Lola podría haberse escapado a Punta del Este. Luego, junto con su marido, recorrieron a pie la playa de Aguas Dulces. Finalmente, hicieron la denuncia en la prefectura de Valizas. En ese momento se inició la búsqueda.
El hallazgo
El 30 de diciembre, dos días después de denunciarse su desaparición, un pescador y su hijo de 14 años ubicaron el cuerpo semienterrado de Lola debajo de unos arbustos.
El lugar se encontraba entre dunas y a un centenar de metros de la playa. La zona —situada a seis kilómetros de Valizas en dirección a Aguas Dulces— había sido antes rastrillada por la Policía y no se había detectado nada. Tanto el pescador como su hijo fueron a declarar ante la Justicia y se les hicieron exámenes de ADN, que dieron negativo.
La autopsia determinó que Lola murió por asfixia por sofocación y que presentaba varios cortes hechos con arma blanca en distintas partes del cuerpo.
La investigación judicial determinó posteriormente que la adolescente trató de escapar corriendo, pero fue alcanzada, apuñalada, golpeada en la cabeza y finalmente asfixiada contra la arena.
Las pistas
La mochila de Lola fue encontrada a 200 metros de la playa en un monte de acacias, a poca distancia de donde fue hallado el cuerpo de la joven. En el monedero no había dinero. Como Lola no sufrió abuso sexual, los investigadores consideraron que el móvil de su muerte fue el robo.
La Policía Científica informó a la entonces jueza del caso, Silva Urioste, que el pareo y la toalla que Lola Chomnalez llevaba en su mochila tenían restos de sangre de otra persona. Esa muestra de sangre fue cotejada con la de los 40 detenidos que lleva la investigación judicial. Todas las muestras dieron negativo.
Los detenidos
Durante la pesquisa iniciada tras la aparición del cuerpo hubo 40 detenidos, entre los que estuvieron la madrina de Lola y su esposo, que fueron liberados. Además, se siguieron diversas pistas que posteriormente se descartaron. Entre ellas, se sometió a un estudio de ADN el hijastro de 14 años de la madrina de Lola, que dio negativo.
Uno de los primeros detenidos del caso fue Ángel Moreira, apodado “el Cachila”, un cuidacoches a quien la Justicia detuvo en abril de 2015 pero ordenó liberar poco después, cuando dio negativo el cotejo de su ADN con el material genético hallado en la mochila de la víctima.
La investigación avanzó y el cuidacoches fue arrestado nuevamente y procesado por coautoría de homicidio el 20 de mayo de 2019. La jueza indicó que el hombre había estado con la adolescente hasta el momento en que murió y que incluso luego le tomó el pulso para corroborar que había muerto. El mismo año, un Tribunal de Apelaciones ratificó el procesamiento.
En su declaración ante la Justicia, el hombre admitió que se cruzó con la víctima en la playa el 28 de diciembre del 2014 y le ofreció “una estampita”, pero que luego ella se sintió “mareada” y que al auxiliarla descubrió que “no tenía pulso”, por lo que se asustó y se fue.
En 2019, el fiscal Jorge Vaz, afirmó que “el Cachila” estuvo presente “antes, durante y después” del homicidio, cuyo móvil fue probablemente “sexual”.
Entre las pruebas valoradas para su procesamiento estuvieron los resultados de peritajes psicológicos, psiquiátricos y semiológicos que revelaron que el acusado tiene una personalidad con tendencia “a la mitomanía”, a “irritarse fácilmente y perder el control de sus impulsos”, y un patrón de “desprecio y violación de los derechos de los demás”.
En junio del pasado 2022, sin embargo, Moreira fue liberado dado que la Justicia apuntó que "El análisis genético nunca lo vinculó" con la joven asesinada.
Moreira era la única persona procesada por el caso hasta la detención e imputación de Leonardo David Sena.
La Policía logró vincular a Sena al caso a través de un familiar que está preso. Tras la detención le tomaron muestras de ADN que coincidieron en las dos pruebas realizadas con las halladas en las pertenencias de la adolescente.
Según pudo saber El País, el hombre estaba caminando en la zona que va de Valizas a Aguas Dulces cuando se cruzó con Lola y quiso abusar de ella. Mientras, "el Cachila", que era hasta ahora el único procesado por esta causa, estuvo presente en la escena del hecho.
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