INVESTIGACIÓN
La Policía hizo un allanamiento y se detuvo a seis personas, dos de ellas mujeres; se investigan casos de trata.
En la mañana de ayer la Policía allanó una whiskería en el barrio Peñarol Viejo tras investigar el local por explotación sexual de menores y trata de personas. Los efectivos detuvieron a seis personas, cuatro hombres y dos mujeres que estarían involucrados en el esquema de explotación. Las personas tienen 23, 31, 34, 43 y 67 años.
El hombre de 43 años -dueño de la whiskería- sería el principal indagado. Entre los detenidos, tres hombres tienen antecedentes por tráfico de estupefacientes, hurto, tenencia de armas y violencia privada, incluido el propietario.
Entre las víctimas hay una menor de edad de 17 años y dos mayores, pero que cuando comenzó la investigación de la Dirección Nacional del Crimen Organizado e Interpol eran menores. Una fuente de Interior dijo que las chicas provenían de un contexto crítico, con poca contención familiar.
La whiskería, llamada Cocolandia, está a dos kilómetros del centro del barrio, en una zona donde se ubican algunas fábricas y unas pocas viviendas.
Se trata de una casa azul de dos pisos y buen tamaño ubicada sobre Camino Carlos A. López. El predio está rodeado por un muro de cemento con pedazos de vidrio cortado sobre él.
“De ahí siempre salió lo peor”, cuenta una mujer del barrio a El País. Todos en Peñarol conocen la whiskería, que ha estado allí desde hace más de 20 años, según dicen los vecinos. Fue cambiando de dueño y de nombre -antes se llamó Montevenus-, pero el lugar siempre se mantuvo igual.
En la planta de abajo hay una mesa de billar, una tarima, una barra y unas siete mesas; y arriba se encuentran los cuartos para las trabajadoras.
Los vecinos de Peñarol aseguran que “pasó cualquier cosa” en el icónico “antro”. Incluso hubo un homicidio: en 2016 asesinaron al encargado de la whiskería de un balazo en el rostro adentro del local. Sin embargo, dos vecinos dijeron que desde hace una semana no veían luces prendidas ni había movimiento.
La investigación de la Dirección de Crimen Organizado comenzó en marzo de 2020 a raíz de una información reservada sobre menores en situación de trabajo sexual. A partir de redes sociales se llegó a la whiskería, informó Juan Rodríguez, director de la división. Se trabajó en conjunto con la fiscal de Delitos Sexuales Alicia Ghione.
Un vecino que vive a cuatro casas de la whiskería menciona que cuando se enteró de los presuntos casos de explotación no se sorprendió porque siempre vio a “gurisas entrando y saliendo” de la casa durante el día. “Eran gurisas bien que las veías en la calle y no había nada raro; uno se hacía la cabeza de que andaban viviendo ahí”.
El hombre de 40 años cree que es muy fácil captarlas: “Les dan comida, un lugar de calidad para dormir y ellas obviamente aceptan, ahí empieza a funcionar la manipulación”.
Lo que pasa en la whiskería, queda en la whiskería, dicen en el barrio, y es que los autos atraviesan el portón y estacionan adentro del predio. Nadie escucha la música o el ruido de la gente e incluso la ventanas están tapiadas con tablas de madera.
“Vienen de La Paz y de Las Piedras, todo el mundo conoce la whiskería”, dice el empleado de una barraca. Cuenta que años atrás había bailarinas y bandas en vivo, pero ahora llega gente joven metida en el microtráfico -armada y con intención de drogarse- y hay mayor violencia. “Vienen en autos tuneados”, agrega. “Si un amigo me dice que va para ahí, le digo ‘estás loco’”, termina.
Fuentes de Interior señalaron a El País que a mediados de 2020 ya tenían información suficiente para allanar la whiskería, pero la Fiscalía se demoró y hubo cambios de fiscales. Incluso la investigación estuvo seis meses estancada.
Durante esta investigación también se reunieron pruebas sobre tráfico de armas por parte de los dueños del local, pero al allanar no se encontraron elementos para sustentarlo.
Ghione tiene dos días hábiles para determinar si los detenidos van a ser imputados. Para establecer que hubo trata de personas debe comprobar que hubo captación, traslado, alojamiento y explotación con fines sexuales.