Condenan a mujer que asesinó a su madre, prendió fuego el cadáver y la separó en bolsas

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Efectivos de Policía Científica relevando indicios en la escena de un crimen. Foto: Francisco Flores
Operativo policial tras tiroteo que terminó con una persona muerta, una cuidacoche que no estaría involucrada en el hecho, Ciudadela y Rincon, en Ciudad Vieja, Montevideo, nd 20211115, foto Francisco Flores - Archivo El Pais, policia cientifica trabajando en la escena de un homicidio
Francisco Flores/Archivo El Pais

BARRIO POCITOS

Rebeca Hersztain, de 78 años, vivía en Israel y había retornado el año pasado a Uruguay para concretar la venta de uno de sus inmuebles

El barrio Pocitos fue testigo de uno de los casos de matricidio más macabros de al menos los últimos años. La asesina fue condena el pasado 11 de octubre a la pena de 13 años y seis meses de penitenciaría, por un delito de homicidio especialmente agravado.

Rebeca Hersztain, de 78 años, vivía en Israel desde hacía dos décadas y había retornado el año pasado a Uruguay para concretar la venta de uno de sus inmuebles. Su hija y autora del crimen vivía allí y tenía un negocio de productos de limpieza. Esto la llevaba a querer comprar la casa, negocio que un mal vínculo entre ambas haría imposible.

La señora Hersztain le había trasmitido a su hija que no le vendería a ella la casa y había comenzado a ofrecérselas a otros con una inmobiliaria y una escribana de confianza. Ante este panorama, junto a su pareja, la hija de Hersztain comenzó un plan que no solo fracasó sino que culminó de la peor manera.

Estrategia.

La casa ubicada en la esquina de Scosería y Berro fue el comienzo del horror. El inmueble había sido adquirido por el esposo de la señora Hersztain, quien había decidido otorgárselo a su mujer antes de fallecer.

Hersztain no tenía buena relación con sus familiares. De hecho, no tenía casi relación. Ni siquiera hacía visitas a Uruguay. Sin embargo sí tuvo que volver al decidir que lo mejor para ella sería vender la propiedad .

La imputada de 43 años aplicó entonces la estrategia de poner a su pareja como interesado en la compra y pagar ella los costos económicos asociados.

El hombre accedió y logró firmar un contrato de compra con la señora Hersztain, un 20 de mayo de 2021. La suma total que acordaron fue de US$ 230.000, que debía ser otorgada a la propietaria del inmueble vía depósito bancario.

El problema fue que la propietaria del inmueble no tenía cuenta bancaria en Uruguay y por tanto decidió postergar el negocio hasta el día siguiente donde cumpliría con los trámites necesarios.

Ese mismo día, una horas después, la señora Hersztain recibiría la visita de su hija en un apartamento que alquilaba en la calle San José. Allí comenzó esta historia de matricidio.

Investigan posible femicidio en Maldonado. Foto: Ricardo Figueredo
Policía científica trabaja en una escena de un crimen. Foto: Ricardo Figueredo

Discusión.

De un momento a otro las mujeres comenzaron una discusión que duró tres horas y que terminó cuando la imputada golpeó a su madre con una tabla y esta comenzó a sangrar, tal como relevaron muestras en las sábanas de la cama.

Las cámaras de la cuadra captaron luego a la agresora llevando a rastras a su víctima hasta forzarla a entrar en un taxi. Aquí la imputada fue ayudada por un hombre en situación de calle, quien la acompañó hasta bajar del auto a la mujer de 78 años y hacerla entrar en la casa de la disputa, en la calle Scosería. Las cámaras del lugar registraron esto, como también la salida del indigente del lugar. Y estas imágenes son las últimas que muestran con vida a la señora Hersztain.

Según declararon vecinos, al poco rato de esta escena -que ellos no habían presenciado- vieron una fogata en la azotea del lugar. Lo que en realidad veían -sin saberlo- era el cuerpo de la señora Hersztain siendo incinerado. El cometido de la responsable, que confesó todos los hechos, era eliminar los rastros que la inculparan.

Pero como debía deshacerse también de las cenizas y restos óseos, tomó bolsas de residuo y comenzó a tirarlas en varias volquetas de la zona. Pero no todas fueron encontradas allí. Algunas otras estaban en un depósito que tenía la homicida y una en particular fue enviada por error.

Un zapato, cenizas y restos de huesos les llegaron a una de las clientas de la mujer, que denunció a la Policía el hecho tan cruel como extraño.

Condena.

En un principio la pena por el homicidio agravado era de 18 años de prisión. Pero la defensa de la victimaria, dirigida por Carlos Bustamante logró reducirla a 13 años y seis meses. El fundamento estuvo en la colaboración de la acusada durante la investigación, a lo que se sumaba que además no tenía antecedentes.

Autora era consciente de sus actos

Más allá de la gravedad que cualquier homicidio puede presentar, este caso tiene algunas peculiaridades. El matricidio, la relevancia del conflicto detrás y las estrategias que utilizó la imputada para ocultar los restos del cuerpo y de esa forma soslayar su responsabilidad son características especiales. Sobre todo porque despiertan la interrogante sobre el estado de la salud mental de la autora material e intelectual de tales actos. En este sentido, la pericia psiquiátrica realizada a la mujer de 43 años de edad arrojó que tenía un nivel intelectual clínicamente normal. La asesina dijo que no tenía antecedentes de tratamiento psiquiátrico y el examen clínico que se le realizó no presentó elementos de patología psiquiátrica alienante, que pudiera haber impedido a esta evaluar las consecuencias de sus actos. Incluso, a partir de este informe, la Junta Médica Policial rectificó el estado mental de la homicida y determinó que la responsable fue capaz de comprender el carácter de sus actos y determinarse libremente para cometer todos los actos que había confesado anteriormente.

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