EVASIONES
Desde enero se evadieron 22; la mitad no regresó de salidas transitorias
Cuatro reclusos se fugan por mes de las cárceles uruguayas o no regresan de sus salidas transitorias. Ese es el promedio que surge de las requisitorias de captura que el Ministerio del Interior ha divulgado en el correr de este año, a través de su página web o en su cuenta de Twitter. Hasta la fecha, se han evadido 22 personas privadas de libertad. La mitad no vuelve de las salidas que les concede la Justicia. Siete evadidos fueron recapturados y dos han vuelto a los centros penitenciarios por propia voluntad.
La Unidad Nº 4 de Santiago Vázquez (ex Comcar) encabeza el ranking de reclusos fugados (cinco este año; uno por mes). En los meses de febrero y marzo se produjo el mayor número de fugas (seis en cada uno).
La mayoría de los presos que escapan han cometido delitos de menor entidad, como hurtos, pero al menos uno purgaba condena por homicidio y otros dos por media docena de rapiñas, respectivamente.
Ducha reparadora.
Veinte presidiarios han escapado del centro de reclusión (o en uso de permisos transitorios); uno se evadió de un hospital y otro de un juzgado.
César Santiago López Morán, que fue internado con custodia policial en el Hospital Maciel el 22 de febrero, por una herida de arma blanca, se escapó seis días después. El interno, que iba a recibir el alta el 28 de febrero, solicitó permiso para darse una ducha y aprovechó la ocasión para escabullirse por la banderola del baño.
El 17 de abril, el procesado Leonardo Rodríguez Yaloba (21 años) que se encontraba en la celda del juzgado de San Carlos para asistir a una audiencia, se fugó de la sede. Días después fue recapturado en una pensión de Maldonado. La policía, que recibió un aviso, lo encontró oculto debajo de una cama.
El 14 de febrero se produjo una fuga doble de la Unidad N° 4 de Santiago Vázquez. Roberto Nicolás López Rodríguez (28 años) y Federico Santiago Luquez Sanabria (34), ambos condenados por delitos de rapiña, cortaron las rejas y se dieron a la fuga por la cancha de rugby próxima al penal. Allí se encontraron con personal militar que les dio la voz de alto y efectuó disparos, pero los reclusos lograron huir de todos modos.
El sábado 2 de junio Jonathan Fabián Cabrera López (30) dejó la Unidad Nº 3 de Libertad para usufructuar de su salida transitoria. No volvió.
A fin de mayo, Hebert Daniel Penen Martínez se evadió de Santiago Vázquez. Estaba preso por 6 rapiñas y cumplía condena hasta 2031.
Rubén Alejandro Rodríguez de Armas fugado el 13 de abril de la Unidad N°4, fue detenido el 31 de mayo en Gualeguaychú. Aún está en Argentina.
Roberto Darwin Cruz Castro (30) se fugó de Punta de Rieles el 24 de mayo. La guardia lo vio deslizándose en el techo, "una densa neblina” impidió su captura.
Jorge Omar Virches Miraballes (31) cumplía pena por extorsión en Canelones. Tras una salida transitoria, no regresó. Grabó un video para los medios.
Daniela Vanessa Rolando (30), recluida en la Unidad N° 5 por rapiña especialmente agravada, se retiró en salida transitoria el 6 de mayo. No volvió.
Braian Gustavo Mirazón Rodríguez se fugó el 15 de marzo de Tacuarembó escabulléndose por el techo de la cárcel ubicada en el centro de la ciudad.
César López Morán estaba internado en el Hospital Maciel desde el 22 de febrero. Seis días después pidió darse una ducha y se fugó por la banderola del baño.
El 14 de febrero, Roberto Nicolás López Rodríguez (28), preso por rapiña, fugó con otro interno de Santiago Vázquez tras cortar las rejas de la celda.
Federico Luquez, compañero de fuga del anterior. Estaba preso por atentado agravado. Lograron huir pese a la voz de “alto” del personal militar.
Castigo.
El Código Penal tipifica desde 1933 el delito de autoevasión (artículo 184) y prevé un castigo de seis meses de prisión a cuatro años de penitenciaría para quien "hallándose legalmente preso o detenido se evadiere empleando violencia en las cosas". Una nueva redacción, del año 1998, establece igual pena "al que autorizado por la autoridad competente a ausentarse de su lugar de reclusión, en régimen de salidas transitorias, no regresare al mismo, en el plazo fijado".
La ley prevé atenuantes en el caso de que la persona privada de libertad regrese por propia voluntad al penal. Eso ha ocurrido en dos casos este año.
En los primeros días de mayo, el Ministerio del Interior comunicaba que "tres personas privadas de libertad no retornaron tras su salida transitoria y la Justicia libró una orden de captura a nivel nacional". Se trataba de dos hombres y una mujer: Nelson Edward Da Cruz García (24), Luis Miguel Aguilar Sánchez (28) y Daniela Vanessa Rolando (30). Los dos primeros volvieron dos días después de divulgarse la requisitoria. La mujer no retornó.
Tras un pedido de acceso a información que hizo El País al Ministerio del Interior, para saber si se habían registrado fugas de presos que trabajan por convenio fuera de los centros de reclusión, la cartera respondió que no se había producido ninguna. En el año 2017, sin embargo, la Policía libró una requisitoria contra Marcos Daniel Soria Comini (31), quien estaba recluido en Santiago Vázquez y se encontraba trabajando en las obras de recuperación de la rambla de Parque del Plata.
El más peligroso.
El delincuente más peligroso que se fugó este año fue Rubén Alejandro Rodríguez De Armas, "el Oreja". Dicen que tiene tatuado en uno de sus brazos el nombre "Rambo", cabecilla de una célebre banda de Cerro Norte, a quien "el Oreja" mató después en el Comcar. En 2011, tras saltar varias alambradas internas, le disparó cinco tiros con una pistola Beretta que nadie sabe cómo ingresó a ese penal.
Nadie sabe tampoco cómo logró burlar la seguridad el pasado 13 de abril, cuando huyó de prisión en un camión perteneciente a la Unidad de Santiago Vázquez, ni cómo llegó a la ciudad de Gualeguaychú, en Entre Ríos, días más tarde. Allí lo detuvo la policía argentina en una serie de allanamientos para desarticular una red de tráfico de drogas. "El Oreja" tenía un documento falso pero fue identificado como el preso uruguayo fugado.
Una cárcel de la que nadie huye
Uruguay cuenta con 29 centros de reclusión (incluyendo la ex Cárcel Central y el penal de Domingo Arena). La unidad menos poblada es la de Tacuabé, en Salto: no tiene una sola celda, ni calabozos, ni rejas. Es el único centro "de máxima confianza y mínima seguridad" del país. Allí, los privados de libertad viven con sus parejas e hijos, en un predio de unas 40 hectáreas, a unos 20 kilómetros de Villa Constitución. En 2017 tenía sólo 7 personas privadas de libertad. Todas trabajan en diferentes tareas de campo. Hay una granja y un invernadero. Los presos pueden vivir en casas con sus familias.
42 niños recluidos con madres
La Unidad de Santiago Vázquez (foto) es la que registra más presos (3.745) en Montevideo y la N° 7 de Canelones la más poblada del interior (1.105). Flores, con 43 reclusos, es el departamento que tiene menos de todo el país. Varias cárceles uruguayas presentan una singularidad: alojan a mujeres privadas de libertad con sus hijos menores de edad. En diciembre de 2017 había 36 madres con hijos en las cárceles; 42 niños y 18 mujeres embarazadas. La Unidad N° 9 (El Molino, donde están privadas de libertad madres con hijos) alojó a 17 niños en 2017.
Homicidios suicidios y enfermedad
Según el informe anual presentado por el Comisionado Juan Miguel Petit, en 2017 se reportaron 17 homicidios en las cárceles; fue el año con mayor cantidad desde 2006. Por otra parte, se registraron 10 suicidios (tres menos que en 2016), y una muerte violenta en circunstancias dudosas. En cuanto a las muertes por enfermedad, hubo 19 el año pasado, un número que ronda el promedio de los últimos años. La tasa de homicidios en prisiones en 2017 fue de 154 cada 100.000 personas, lo cual representa una proporción casi 20 veces mayor a la tasa nacional (8,1 cada 100.000 habitantes).
La población en las cárceles ha ido en aumento desde 1999 (había 4.117 presos), aunque este año se verificó un descenso. Desde el récord de abril de 2017 (con 11.253 reclusos), la cifra disminuyó a 10.241 presos en la actualidad. La aprobación del nuevo Código de Proceso Penal ha generado cambios que pueden estar influyendo en estos guarismos, señala el último informe del Comisionado Parlamentario Penitenciario.