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Por Pablo Méndez y Eduardo Barreneche
El 13 de febrero de 2015, tres peligrosos traficantes de drogas tirotearon a móviles policiales desde azoteas con ametralladoras. Un testigo relató en el Juzgado Letrado de 19° Turno que los delincuentes parapetados en los techos “esperaban a los Alvariza (otros traficantes de Cerro Norte)”.
Antes de que se diera ese episodio, jerarcas policiales alertaban al entonces ministro del Interior, Eduardo Bonomi, hoy fallecido, que bandas en la periferia de Montevideo contaban con fusiles de asalto FAL, provenientes de Argentina, y AK-47, de origen ruso.
Por ello, en las administraciones del Frente Amplio se armó a la Policía con fusiles de asalto alemanes Heckler & Koch (HK) y se continuó con la política iniciada por el gobierno del colorado Julio María Sanguinetti (1995-2000) de proveer a todos los policías con pistolas Glock 9 milímetros, de origen austríaco, usadas por muchas fuerzas policiales del mundo por su poder de fuego y ligereza, entre otros atributos.
El 14 de enero el director de Convivencia y Seguridad Ciudadana, Santiago González, alertó en entrevista con El País que en las “bocas” de droga “aparecen metralletas”.
Desde el gobierno se entiende que la Policía tiene suficiente poder de fuego para enfrentar el armamento utilizado por el crimen organizado.
“La Policía Nacional está perfectamente preparada para ser implacable”, afirmó a El País el asesor del presidente Luis Lacalle Pou y ex director general del Ministerio del Interior, Luis Calabria. Agregó que la lucha contra el crimen organizado y en particular hacia el narcotráfico “han sido objetivos centrales” de este gobierno. Incluso el exministro del Interior Jorge Larrañaga la había calificado como la “batalla madre” contra el crimen.
Consecuentes con eso, dijo Calabria, “se han buscado y concretado mejoras tecnológicas, de armamento y de preparación de equipos para la investigación y represión de esos delitos”.
“La Policía está preparada para actuar desde el punto de vista de su formación como de su equipamiento”, insistió.
Sin embargo, existen medidas que a ojos de Calabria pueden ayudar. Una de ellas fue promovida por Larrañaga en su campaña “Vivir sin miedo”. “El allanamiento nocturno sería la herramienta fundamental que aún falta para favorecer los resultados contra el narcotráfico, como lo ha señalado la Policía y otros operadores judiciales”, sostuvo Calabria.
Por su parte, el asesor presidencial destacó que este gobierno invirtió en mejorar el armamento de los equipos policiales. Otras fuentes oficiales señalaron a El País que el Ministerio del Interior adquirió en 2022 para la Guardia Republicana fusiles de asalto Tavor, de fabricación israelí. Se trata de fusiles automáticos calibre 9 milímetros. Además, la cartera compró fusiles de asalto de mayor calibre: 5.56
Con esos armamentos se modernizó el equipamiento de la Guardia Republicana para llevar adelante operaciones especiales, según la fuente.
La Guardia Republicana también opera con fusiles de asalto rusos AK-101, los estadounidenses Colt M4, y los subfusiles Heckler & Koch.
Las Glock son modificadas para disparar 50 tiros
Pero las armas de alto calibre no son las únicas que generan preocupación a las autoridades del Ministerio del Interior, sino aquellas que son modificadas y aumentan su poderío de fuego. Es el caso de las Glock 9 milímetros, con las que cuenta todo efectivo policial. Estas son semiautomáticas -es decir, lanzan un disparo a la vez- pero las que en ocasiones utilizan los delincuentes son alteradas para que disparen en ráfagas y cuenten con cargadores de hasta 50 municiones.
Criminales
Solo en el área metropolitana -que incluye las jefaturas de Montevideo, Canelones y San José- se incautaron 295 armas largas en 2022. Dentro de este conteo se incluyen armas de calibre 12 en adelante, pero a este número se le deben sumar los decomisos realizados por la Dirección de Investigaciones de la Policía Nacional. Esta dependencia, en 2022, pero a nivel nacional, incautó 77 armas largas. Se trata de armamento que en su mayoría fue traído del exterior, en ocasiones en partes separadas y en otras como unidad.
Una fuente de la Policía explicó a El País, que fusiles como el Colt M4 o Ak-47 provienen de países como “Turquía o China, donde se producen armas sin licencia o números de series”. Esto permite que las armas no tengan una trazabilidad y sean de acceso más simple para los delincuentes.
Según la fuente, este tipo de armamento ingresa a Uruguay a través de Paraguay o de Argentina, y lo hacen por tierra. La mayoría de los cargamentos de drogas traen partes de armas, pero hay casos que delatan el ingreso de armamento ya ensamblado.
En octubre del año pasado, oficiales de la Seccional 16ª de Montevideo decomisaron cuatro subfusiles, calibre 5.53, 13 empuñaduras y un fusil de asalto 762 con una mira.
Quien lo transportaba había sido asesinado por individuos que lo interceptaron en tres vehículos. Los homicidas empuñaban subfusiles y otras armas. Los oficiales que patrullaban el lugar los repelieron y los delincuentes se alejaron.
El armamento utilizado por los narcotraficantes no es homogéneo. Algunas bandas ostentan ametralladores o fusiles de asalto y otras tienen escopetas y viejos revólveres Colt robados hace años.
La Policía se encontró con ambos tipos de armas, por ejemplo, el 7 de noviembre de 2022, cuando en el marco de allanamientos para ubicar a unos asesinos, se decomisó un subfusil, tres pistolas 9 milímetros, una pistola calibre 7.65 y tres revólveres calibre 357 Magnum. Y cientos de municiones para esas armas. En otro allanamiento realizado el 6 de diciembre de 2022 en un depósito de drogas ubicado en el barrio Las Acacias, los efectivos incautaron un revólver cali- bre 38, una escopeta caño largo, una escopeta de caño recortado y municiones.
Los fusiles Frankestein, una modalidad que toma fuerza
La ausencia de permisos y autorizaciones para portar determinadas armas, que son utilizadas en ocasiones para medir fuerzas entre organizaciones, hace que los delincuentes busquen formas de obtenerlas salteando estos controles. Es por esto que desde quienes las producen hasta los compradores eligen obtener las partes diseminadas de las armas de alto calibre y una vez ensambladas poder utilizarlas. Se trata de los llamados “fusiles fantasmas” o “fusiles Frankestein”.
En cualquiera de los dos casos se hace mención a la compra de armas en el exterior -en países como Estados Unidos; China o Turquía donde se venden las partes por separado. En Uruguay se han realizado diversas operaciones para desarticular estas organizaciones criminales que se dedican a su compra y ensamblaje. La más reciente, bajo el nombre “Laser”, partió de una alerta de la Dirección Nacional de Policía Científica.
Desde este estamento se informó que se habían decomisado estos fusiles tipo “AR 15” automáticos, que utilizan un calibre 5.56 mm, con un gran poder de fuego. Su identificación no fue posible porque carecen de numeración o marca. A partir de esta notificación, se desplegó un operativo que identificó varios envíos postales desde el exterior, con la materia prima para producir las armas. Estos llegaban al Aeropuerto Internacional de Carrasco y eran ocultados con diferentes tácticas.
A partir de allí, se realizaron tres allanamientos en Montevideo, donde se logró detener a cinco personas vinculadas a la red de tráfico internacional de piezas de armas de fuego. En los diferentes hogares se incautaron 13 armas de fuego ensambladas, 3.323 cartuchos de diversos calibres, 52 cargadores y granadas de mano, como también de mortero.
Por último, se encontraron una gran cantidad de piezas para el armado de fusiles como: culatas, mecanismos de disparo, empuñaduras, cañones, tubos de gases, silenciadores, palancas de aprovisionamiento y moldes para el armado de las armas.