BATALLA POR EL TERRITORIO
Dani fue capturado, Buñuelo asesinado y Kane está recluido en prisión; estos tres nombres han sido los protagonistas de una guerra que ha azotado a esta zona de Maldonado.
Este contenido es exclusivo para nuestros suscriptores.
Dani corrió hacia el arroyo San Carlos y sin pensar se lanzó al agua e intentó cruzarlo. Una vez más era perseguido por la Policía. Pero la aventura era imposible. Así que, al fin, lograron atraparlo.
Dani es uno de los tres apodos que se cuelan cuando se unen las palabras narcotráfico y San Carlos. Los otros que aparecen en esas páginas del libro en el que se escribe la historia oscura de la ciudad carolina son Buñuelo y Kane.
Dani es Daniel Larrechart, tiene 42 años, ocho antecedentes penales y quienes investigan esa historia advierten que es uno de los protagonistas de que la droga y la violencia hayan calado fuerte en este lugar. Su notoriedad surgió casi que al mismo tiempo que la de Buñuelo, asesinado hace pocas semanas en la puerta de su casa por delincuentes que lo sorprendieron al grito de “¡Policía!”.
Dani había perdido peso en San Carlos y la guerra entre delincuentes hace tiempo la llevaba ganada la banda del Kane, en realidad llamado Ricardo Daniel Pérez, un “peso pesado” que hoy está recluido en prisión.
Los investigadores sospechan que como Dani escuchó que su rival, Buñuelo, había muerto, decidió volver a San Carlos luego de haberse ausentado un tiempo. Fuentes del caso indicaron a El País que el hombre tenía miedo de que lo mataran y una vez que supo que su enemigo había sido acribillado a tiros en su casa, ahí sí se animó a regresar. Pero así como volvió, otra vez lo pusieron tras las rejas. Buñuelo era Néstor Correa Balladares.
Estos tres nombres, entonces, han sido los protagonistas de una guerra que ha azotado a esta zona de Maldonado. Una batalla por territorio, por quién domina las “bocas” de droga.
Captura
El pasado sábado, en horas de la madrugada, Dani iba manejando una moto “ninja” por San Carlos y eludió un control policial. El delincuente escapó a toda velocidad, dejó su moto sobre una zona de monte y se escondió.
Dani conoce cada rincón de ese monte porque se crió muy cerca de allí. La Policía montó enseguida un trabajo de inteligencia y comenzó la búsqueda. Cuando lo vieron dentro del monte, fue que el delincuente intentó cruzar el arroyo San Carlos. Pero no lo logró y lo detuvieron. Llevaba una mochila colgada en su espalda. Tenía allí unos $ 20.000, un revólver y varias dosis de cocaína.
Fue enviado una vez más a prisión. Pero cuando el conocido narco de San Carlos estaba tras las rejas volvió a ser noticia. Esto pasó dos días más tarde. Vecinos del barrio Lausana denunciaron haber visto cómo tiraban tiros contra una vivienda. Efectivos policiales fueron al lugar y reconocieron a uno de los hombres que estaba allí. Al hacerle un “cacheo”, le encontraron un cargador de un revólver 9 milímetros. Los efectivos se sorprendieron cuando salió la inquilina de la casa. Era la pareja de Dani.
Los investigadores inspeccionaran la vivienda y encontraron 5 kilos de cocaína, armas, municiones y más de $ 200.000. Es que Dani ya estaba empezando a rearmar su negocio. Y por eso, estiman las fuentes, una banda rival de San Carlos decidió atacar el lugar, sin saber que este ya había sido detenido.
Todo esto terminó en otra condena para Dani, esta vez como autor penalmente responsable de un delito de almacenamiento de sustancia estupefacientes. La pena impuesta por la Justicia fue de cuatro años de penitenciaría efectiva. Su mujer y un hombre que estaban en la casa también fueron condenados.
La guerra
El enfrentamiento entre bandas en San Carlos lleva al menos tres años y el territorio de disputa se dio en dos barrios: Rodríguez Barrios y Asturias. El primer enfrentamiento fue entre la banda de Buñuelo y la de Dani, ambos de Rodríguez Barrios. Mientras tanto, la banda de Kane se hacía fuerte en Asturias. Dani luego perdió peso y la guerra terminó siendo entre los integrantes de la banda del Buñuelo y la de Kane.
Si bien el principal motivo era hacerse del negocio para la venta de droga y el dominio de las “bocas”, fuentes del caso indicaron a El País que también hubo problemas personales entre los líderes de los grupos.
Fue en marzo de 2018 cuando “la gente de Buñuelo” habría matado a unos de los “perros” -jerga policial que se usa para nombrar a miembros de una banda- de “Kane”. Ese día apareció una foto del líder narco de Asturias posando sobre el cajón de su amigo, con un arma y una mirada desafiante hacia la cámara. “Juró venganza”, confió una fuente. Y fue cuestión de tiempo para que empezaran a “caer los ajustes de cuentes”.
Hermanos de Buñuelo comenzaron a ser asesinados casi sin tregua. Cuatro en poco tiempo; seis en total. Hoy en San Carlos ya no quedan casi rastros de la banda de Buñuelo. Dani volvió a caer cuando intentaba volver y Kane está preso. Los investigadores creen que el hermano de este último estaría a cargo del negocio, pero ahora sin competencia.
Mató a dos hermanos del narco apodado “Buñuelo”
William Figueredo García, de 41 años, fue condenado el jueves a 15 años de penitenciaria tras ser hallado responsable de dos homicidios. El hombre confesó haber matado a dos de los hermanos de Néstor Correa Balladares, alias “Buñuelo”. Un trabajo minucioso de la Fiscalía de Primer Turno de San Carlos, cuya titular es Mariela Nuñez, en conjunto con investigadores de la Policía de Maldonado, permitieron, a dos años de ambos crímenes, recabar la información necesaria para llevar al hombre ante la Justicia y responsabilizarlo por los asesinatos ocurridos en noviembre y diciembre de 2019.
Héctor Rafael Correa Balladares, alias “Recalco”, de 37 años, fue asesinado el 1° de noviembre en la puerta de su casa. Un mes más tarde también mataron a Jonathan Correa Balladares, de 19 años.
El delincuente ahora condenado confesó ambos crímenes. Según indicaron fuentes policiales a El País, el asesino sería integrante de la banda de Kane. El 28 de agosto de este año mataron a Buñuelo, de 32 años, y así fueron seis los hermanos Correa Balladares asesinados. Cuatro, producto de la rivalidad entre las bandas que hoy se encuentran desmanteladas por el trabajo de la Policía.