Disparos, plazas vacías y fe en Dios: vecinos de Cerro Norte alertan que su situación es "cada vez peor"

"Antes entrabas al barrio, ahora lo pensás dos veces", dijo a El País una vecina; la Policía investiga tiroteos que se desarrollaron en la noche del martes y la madrugada del miércoles.

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Patrullero de Policía en el barrio Cerro Norte
Patrullero de Policía en el barrio Cerro Norte
Foto: Francisco Flores/El País

Todos los días ingresan víctimas de la lucha entre bandas al Hospital del Cerro. Incluso estando a pocos metros de Cerro Norte, un barrio que abarca pocas cuadras, muchas de ellas no alcanzan a cruzar la puerta con vida debido a las heridas, generalmente de bala. Si bien es uno de los barrios intervenidos por el Ministerio del Interior, los vecinos expresan el miedo que sienten de verse afectados por alguno de los conflictos que ya se volvieron parte de su rutina.

La expresión "las paredes hablan" se aplica en Cerro Norte. Desde tags —término usado en el grafiti para referirse a una firma—, hasta insultos, leyendas de grupos o mensajes contra alguno de los residentes. "Lucio Sapo", se llegaba a leer en uno de los muros de la zona. El término "sapo" es utilizado por los grupos para tachar a una persona como delatora.

La noche del martes y la madrugada del miércoles fueron testigos de un sonido que vecinos del barrio describen como "ambiente". Se escucharon ráfagas de disparo que la Policía investiga apuntando como principal teoría a la disputa entre bandas criminales. En la mañana del miércoles se encontraron 40 vainas que están siendo analizadas por Policía Científica.

"Se escuchó en todos lados, no sabíamos de donde salían los disparos", dijo una comerciante consultada por El País. Es que los estruendos tenían varios puntos de origen. Si bien algunos de ellos fueron efectuados desde la calle, otros se presume que partieron desde casas.

"Lo hacen para mostrar el poderío de fuego. Disparan al aire desde sus casas y así muestran sus armas e intentan mandar un mensaje a la banda rival", explicaron a El País fuentes policiales. Hasta el momento no se reportaron personas heridas.

Horas antes había ocurrido un episodio similar, aunque en plena luz del día. "Se escucharon desde acá, y una señora que estaba comprando me pidió si se podía quedar un poco por si los tiros eran cerca de su casa", relató la misma comerciante que se encuentra por la calle Carlos María Ramírez.

"No sé qué es porque no me quiero meter, pero algo está pasando", concluyó la mujer quien aseguró que si bien "se ve patrullaje con frecuencia", la situación en los últimos días "no parece mejorar".

Si bien son menos frecuentes, los comerciantes y vecinos también denuncian robos. "Lo que más nos preocupa son los tiroteos, pero a veces los muchachos jóvenes se mezclan con los que salen de la escuela y aprovechan para robar celulares", realtó a El País una kioskera.

"Antes te adentrabas en el barrio, capaz que con un poco de miedo pero ibas. Ahora lo pensás dos veces", concluyó.

Algunas cuadras dentro ya se pueden ver plazas con juegos para niños. Una de ella es la plaza Luis Tróccoli, en Pedro Castellano y Cuzco, a pocos metros de la Plaza de Deportes número 10. Ambas se encontraban vacías. "Nos da miedo venir. Sabemos que los tiros no son para nosotros porque no tenemos nada que ver, pero acá no se fijan quién está en el medio", señaló a El País un vecino que pasaba por allí.

Vehículo blindado de la Guardia Republicana en Cerro Norte
Vehículo blindado de la Guardia Republicana en Cerro Norte
Foto: Francisco Flores/El País

"Encuentran su impulso en Dios"

Sobre la calle Carlos María Ramirez, casi esquina con Cuba, se ubica el anexo Cerro de la iglesia pentecostal Dios es amor. Allí asisten varios jóvenes del barrio en busca de ayuda para dejar atrás sus adicciones.

"Nuestras puertas están abiertas para todos", dijo a El País Virginia, una trabajadora de la iglesia. Realizan encuentros todos los días menos martes y domingo, y una vez por mes complementan con controles médicos a personas vulnerables.

Durante el invierno, a causa del frío, la concurrencia es un poco menor que en el resto del año, pero igualmente son varios los jóvenes y adultos que se acercan para pedir ayuda.

"Encuentran respaldo e impulso en Dios", aseguró Virginia. Tatuajes o expresiones públicas de personas que estuvieron vinculadas a la actividad delictiva confirman que la religión es uno de los elementos que los empujó a un camino por fuera del delito. Otros lo encuentran por medio de otras vías como son las distintas expresiones artísticas.

Iglesia pentecostal en Cerro Norte
Iglesia pentecostal en Cerro Norte
Foto: Francisco Flores/El País

Las bandas de la zona

Cerro Norte es uno de los barrios que continúa intervenido por el Ministerio del Interior con el objetivo de terminar con la lucha entre las bandas de la zona.

Las dos más reconocidas y con mayor poderío tanto económico como de fuego son Los Colorados y los Suárez, parientes de Luis “Betito” Suárez —que estuvo preso por delitos vinculados al narcotráfico— y su hermano, "Ricardito" Cáceres —actualmente preso en la unidad de máxima seguridad.

Si bien la Policía se preparó para un recrudecimiento del conflicto luego del asesinato de "el colorado" —padre del líder de la banda— los niveles de violencia no tuvieron grandes alteraciones a lo que tenía acostumbrados a los residentes del barrio.

Por otra parte se encuentran la banda de los Fernández-Albín y la de Los Calidad. Estos últimos mayormente abocados a la zona de Casabó, aunque cada vez intentan tener mayor presencia en el Cerro.

Además

La banda del Chineppe

Una de las bandas que ha tomado renombre en los últimos días es Los Chineppes. Su líder de 24 años, de apellido materno Chineppe, fue el objetivo del triple homicidio registrado el domingo en Colón, según presume la Policía.

"Últimamente habían estado bastante quietos, pero son una banda que se mueve y es reconocida en la zona", dijo una fuente policial a El País y agregó que sus integrantes son en su mayoría jóvenes en torno a los 20 años.

Entre las víctimas del triple homicidio se encontraban dos menores y un joven de 18 años —además del adolescente de 16 años que sobrevivió—, que habían sido captados por Chineppe pocas semanas atrás con el objetivo de que participen en las actividades delictivas de la banda, dijeron los informantes.

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