Redacción El País
A las 13.25 horas de ayer, se desató un tiroteo en la esquina de Camino Corrales y Suñer y Capdevilla, en el barrio Villa Española. Los móviles policiales alertaron que se trataba de un enfrentamiento entre las bandas de los Suárez y los Albín, dos familias que pugnan por el control del tráfico de drogas al minoreo en esa zona de Montevideo.
Policías que descendieron de dos patrulleros lograron retirar del lugar a una persona que había caído tras recibir una lluvia de impactos. En ese momento, uno de los agentes decidió solicitar más refuerzos y al lugar arribaron más móviles policiales y el apoyo de la Guardia Republicana.
Según supo El País, la banda de los Suárez tiene una fuerte incidencia en el Cerro y, en los últimos años, se extendió a otros barrios chocando con otras agrupaciones criminales que ya operaban en esos lugares.
El 27 de junio pasado hubo otro tiroteo en el barrio Villa Española. También fue producto de un enfrentamiento entre bandas por la venta de drogas al minoreo.
La Policía detuvo ese día a 15 personas, luego de haber realizado 18 allanamientos como consecuencia del enfrentamiento entre bandas criminales de la zona.
Los detenidos eran 13 mayores de edad -dos eran mujeres- y dos menores. Además los efectivos incautaron 120 gramos de cocaína y unos 40 pares de championes que, según presume la Policía, son de contrabando.
También fueron incautados siete autos. Los allanamientos se realizaron de forma simultánea, y fueron liderados por investigadores de la Brigada Antidrogas de Montevideo.
A estos enfrentamientos se sumaron las cuatro muertes ocurridas el 25 y el 27 de junio pasado en el barrio Cruz de Carrasco. Luego trascendió que el Ministerio del Interior investigaba un posible vínculo entre los cuatro homicidios ocurridos en la Cruz de Carrasco en menos de 24 horas.
Para el titular de la cartera, Luis Alberto Heber, se trata de “una disputa territorial de drogas”.
Según Heber, es muy pronto para asegurar que los homicidios estén relacionados entre sí cuando la investigación sigue en pie, pero “sabemos que hay una disputa de drogas, una disputa de mercado en la zona y es producto de una guerra que tenemos nosotros contra el narcotráfico”.
Las bandas
Un informe publicado por El País el 28 de marzo de este año, consignó que el mayor grupo criminal del Cerro es el formado por Suárez. Uno de los líderes es conocido como “el Ricardito”. Se trata de Ricardo Damián Cáceres Correa.
En 2021, Cáceres Correa fue condenado a nueve años de cárcel por ser el autor de un delito de organización de actividades de narcotráfico, reiterados delitos de extorsión, violencia privada y lesiones personales agravadas en calidad de coautor. La otra banda con la que se disputa el territorio es liderada por su media hermana conocida como “la Loli”. Según las fuentes, Luis Alberto Suárez Correa, medio hermano del “Ricardito” y de “la Loli”, se alejó de los negocios de tráfico de drogas luego de estar preso en varias ocasiones.
En tanto, en noviembre del año pasado, se desató una “guerra narco” entre los “Pibitos” y los Albín por la disputa del territorio en Villa Española. Los vecinos denunciaron en ese momento que temían salir de sus casas y andar de noche. La Policía realizó detenciones en el barrio luego de una serie de enfrentamientos.
Nueva y más violenta generación de narcos
Hoy las nuevas generaciones dominan el microtráfico de drogas en Montevideo. Sus edades oscilan entre 22 y 30 años. Sus padres o tíos están muertos o presos. Por venganza, deudas con proveedores mayoristas o por necesidad de “mantener” el negocio familiar, estos jóvenes continúan al frente de las bandas.
Y estos, dicen fuentes policiales, son más sanguinarios. El “negocio” del microtráfico no es exclusivo de hombres. Cuatro mujeres lideran una banda en Maroñas. Al igual que en Argentina, los narcos operan con “delivery” en motos para trasladar la droga de los depósitos a las “bocas”. Por eso la Policía realiza operativos en cruces claves de avenidas. Generalmente no hay grandes cantidades de drogas en las “bocas”. Los narcos al minoreo temen a los “mejicanos” (ladrones) y a la Policía.