La ruta 1 divide al barrio Maracaná. De un lado, es Maracaná Sur y del otro Maracaná Norte. Saliendo desde Montevideo hacia Colonia, hay que manejar durante 40 minutos para llegar. En la intersección de la ruta 1 y Camino Cibils se debe doblar a la izquierda y enseguida se encuentra la calle Primera al Norte, que es la “puerta de entrada” a Maracaná Norte. En esa calle funcionan varios locales comerciales: supermercados, casas de cobranzas, almacenes y barracas.
El visitante debe circular tres largas cuadras por Primera al Norte para llegar a la intersección con De la Vía. De esta última arteria salen los distintos pasajes, con casas de ambos lados, que terminan en un campo que da hacia el arroyo Pantanoso.
A pasos de allí, pasadas las 23 horas del miércoles, fue que los vecinos de la zona escucharon los estruendos de disparos realizados a una casa situada al finalizar el pasaje El Ombú. Al principio, algunos de ellos creyeron que se trataba de fuegos artificiales tirados por hinchas aurinegros festejando la derrota de Nacional en Paraguay. Sin embargo, enseguida percibieron que lo que oían eran disparos, porque los estruendos se sucedían en ráfagas. Estaban matando a cuatro personas: un hombre de 40 años, un joven de 18 y dos menores, uno de 16 años y un niño de solo 11.
El pasaje El Ombú tiene unos 600 metros de largo, y está en la esquina de la calle De la Vía. Su camino es de tierra. En los primeros 100 metros hay casas muy decorosas, con jardines, garajes y techos de planchadas. Luego viene una curva. Después de la curva, las casas son más humildes. La mayoría de los habitantes son trabajadores. Pero otros no lo son.
Al finalizar el pasaje se encuentra la casa atacada a tiros donde ocurrieron los crímenes. La vivienda tiene las paredes de bloques sin revocar, techo de lata y una pequeña ventana con los vidrios destrozados.
En el barrio casi nadie quiere hablar. El miedo a represalias es evidente. Esa es una prueba cabal de que los agresores viven en la zona. Lo poco que los vecinos dicen es que escucharon ráfagas como si fueran de ametralladoras. Todo indica que los agresores utilizaron pistolas automáticas Glock reformadas, a las que los delincuentes suelen adherir un cargador de 30 tiros. La Policía encontró unos 100 casquillos.
Cuando ocurrió el ataque, dentro de la casa había al menos ocho personas. Aparentemente dos hombres lograron escabullirse y huir por el campo cuando finalizó el ataque, según los vecinos.
Uno de los sobrevivientes que estaba allí, que dijo llamarse Julio Pintos, relató a El País que, momentos antes de la balacera, algunos de integrantes del grupo fumaban pasa base y agregó que el niño se entretenía jugando con el celular de uno de los adultos.
Pintos señaló que estaba sentado en el suelo reparando una moto. Lo ayudaba un amigo, según dijo. “Cuando escuché los tiros me tiré debajo de una cama. Un amigo hizo lo mismo. Cuando pararon los disparos salí y vi los cuerpos. Fue una matanza. Yo ligué porque estaba sentado en el suelo arreglando la moto”, relató.
Al ver los cuerpos, dijo que huyó del lugar. Otro de los sobrevivientes comenzó a gritar al ver los cuerpos llenos de sangre en el piso. La madre del dueño de la casa -un muchacho de 17 años- llegó enseguida. Ella vive enfrente y cuando llegó vio al joven baleado.
Respecto al parentesco que habría entre las víctimas, el hombre de 40 años asesinado y el joven de 17, que está internado y grave, son padre e hijo. En tanto, otro de los adolescentes asesinados era exyerno del hombre de 40. Tanto el joven de 18 años como el niño de 11 que murieron en el ataque, no tenían conexión con el resto de fallecidos.
Cuando llegaron las unidades policiales de respuesta a la zona “hubo una pequeña persecución”, dijo el director de la Policía Nacional, José Manuel Azambuya. Consultado por si fue más de una persona la que atacó a la vivienda, confirmó que hubo por lo menos dos atacantes, con más de un arma (de distinto calibre), que ingresaron a la vivienda y allí lanzaron más de 120 balazos.
¿Cuál fue el móvil de los crímenes? Todo el barrio Maracaná dice saber la razón que llevó a por lo menos dos personas acercarse armadas hasta la casa, pero ninguno se anima a declararlo con su nombre: el ataque se debió a que dos de los jóvenes asesinados dispararon varios tiros a un traficante del barrio hace dos meses. El narcotraficante se salvó de milagro y ayer decidió vengarse, señalaron varios, y esta hipótesis también es la que ayer manejaba la Policía.
Otra hipótesis de los vecinos es que se debió a un ajuste de cuentas porque dos de los que estaban en la casa “andaban en malos pasos”.
Por lo menos 10 vecinos coincidieron en que el barrio Maracaná Norte se ha tornado más violento en los últimos años por el narcotráfico.
Una pareja que vive en una casa ubicada en el pasaje El Ombú, donde ocurrieron los cuatro homicidios, se quejó de la escasa presencia policial. “Nosotros no salimos después de las 22 horas. Es para tener problemas. Te roban sin miramientos”, dijo un hombre de 33 años, que trabaja en una empresa pública.
Un joven, vecino de los fallecidos, dijo: “Si Dios quiere seguiré vivo. Esto es el Far West”. (Producción: Federico Laitano)
Complejo
Luego de mantener una reunión de urgencia convocada por el ministro de Interior, Nicolás Martinelli, la dirección de la Policía, integrantes de la división de Investigaciones y del departamento de Homicidios se dirigieron hacia el barrio Maracaná, donde en la noche del jueves ocurrió un cuádruple homicidio.
El director de la Policía Nacional, José Manuel Azambuya, dijo que la casa atacada “no tiene” la composición de habitaciones como un hogar. “Es un hecho muy complejo. Esto implica una investigación de todas las unidades”, afirmó.
Policía identificó asesinos; 5 detenidos
Hay cinco personas detenidas por el cuádruple homicidio que se registró en la noche del jueves pasado en barrio Maracaná, confirmó El País con el Ministerio de Interior. La Policía realizó hasta el cierre de esta edición siete allanamientos y continúa trabajando en la zona para dar con los responsables de la tragedia.
Se espera que puedan detener a más personas en las próximas horas. El caso será investigado por Adriana Edelman, fiscal de homicidios.
Desde temprano, la Dirección Nacional de Policía, a cargo del director José Manuel Azambuya, ordenó que todas las unidades policiales fueran desplegadas para esclarecer los cuatro asesinatos, dos de ellos de menores de edad.
En el día de ayer, la Policía desplegó un helicóptero y una avioneta en la zona, además de unidades de Investigaciones en automóviles, con el fin de saturar el barrio Maracaná Norte y zonas vecinas con el propósito de dar con los paraderos de los homicidas, según dijeron las fuentes.
Las máximas autoridades del Ministerio del Interior, entre ellos el jerarca Nicolás Martinelli, se apersonaron en la mañana de ayer, recorrieron la zona y fueron al lugar en que sucedieron los hechos.
Niño se escapaba a jugar con celulares
Familiares del niño de 11 años que falleció en el cuádruple homicidio ocurrido en la noche del jueves en el barrio Maracaná, señalaron que la madre se encuentra en estado de shock y fue trasladada a la casa de una de sus hijas ubicada en la Unión para su cuidado.
La madre del chico de 11 años explicó a sus familiares que este se le escapaba a menudo, caminaba por un camino lleno de barro que une las finalizaciones de los pasajes Cinacina y El Ombú, y se dirigía a la casa de un amigo, que fue donde ocurrió el crimen.
El amigo al que se refirió es el joven de 17 años -supuesto dueño de la vivienda- que resultó herido y permanece internado en un CTI con disparos en el tórax, piernas y brazos. El niño iba allí a jugar con celulares que le prestaban, según relataron vecinos del barrio Maracaná a El País.
Al escuchar las ráfagas de disparos, familiares del niño fueron a la vivienda atacada. En el lugar también ya se encontraban otros parientes de los jóvenes ultimados a tiros.
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