El centro penitenciario Santiago Vázquez, mejor conocido como el exComcar, suele ser noticia por hechos de violencia, como el reciente incendio intencional en el que murieron seis reclusos. Pero cada módulo es una realidad distinta, y tiene diferentes instalaciones según el nivel de peligrosidad de los presos, así como el tiempo que resta para su puesta en libertad. Los propios reclusos lo definen como "un mundo aparte".

Este jueves, por ser día de visitas, una de las puertas se encontraba colmada de familiares y amigos que, cargando bolsas con alimentos y ropa, esperaban ansiosos para poder ingresar.

Ya adentro, el espacio que abarca la cárcel parecía de nunca acabar. "Es una ciudad en sí misma", explicó uno de los guardias que acompañó a empresarios y autoridades que concurrieron por la firma de un convenio entre ministerios y la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE).

El recorrido fue por el polo industrial del centro penitenciario, donde los reclusos toman distintos talleres y llevan adelante oficios, como la herrería, la carpintería y la costura. "Lamentablemente esta no es la realidad que tienen todos acá adentro", dijo más de un recluso a El País, haciendo referencia a que otros módulos "no tienen buenas condiciones", principalmente por hacinamiento o problemas de convivencia.

Cerca de donde luego se firmaría el convenio, estaban las instalaciones de panadería. "Pase, pase", dijo desde adentro Willy, de 46 años, líder del equipo encargado de hacer los desayunos. Mientras hablaba, no paraba de elaborar roscas de membrillo que se comerán hoy. Lo acompañaban otros dos reclusos de 21 y 63 años. "Son mis discípulos", bromeó Willy.

Entre los tres contaron su experiencia dentro de la cárcel y su deseo de poder aplicar sus conocimientos fuera de la prisión. "A mi me quedan unos pocos días para salir", señaló el mayor. "Sabemos que nos equivocamos, a veces lo que falta es una oportunidad", complementaron los otros dos.

En la mayoría de los casos, los privados de libertad mencionaban a la familia como uno de los motores principales para salir adelante y evitaban decir el motivo por el que todavía están recluidos.

Luego llegó la firma del convenio, en la que participaron los ministros del Interior, Nicolás Martinelli, y de Desarrollo Social, Alejandro Sciarra. Desde el público también acompañaron las ministras de Salud Pública, Karina Rando, y de Industria, Energía y Minería, Elisa Facio.

Al terminar los discursos, varios privados de libertad se acercaron con bandejas con chorizo picado y panes, cocinados por el equipo de panadería liderado por Willy.

Maicol servía la bebida. Hace seis años que está en la cárcel y le restan otros cuatro para salir. "Cometí un error. Lo tengo claro y no voy a volver a tomar ese camino", afirmó con seguridad. Si bien ya sabía cocinar desde antes de caer en prisión, hizo talleres y actualmente trabaja en la parte de cocina. Estudia para ser trabajador social, y su deseo es "ayudar a las personas de bajos recursos". "Sobre todo a los niños, a veces con poco ya se puede hacer feliz a alguien", concluyó.

Desde el taller de mecánica observaba Anthony. Allí se trabaja de lunes a viernes, aunque la alta demanda hace que tengan que asistir también los fines de semana. "Acá hacemos las camas para todas las cárceles", contó. A pesar de la alta demanda y de que cuentan con plazos de entrega, aseguró preferir "trabajar todos los días" antes que tener tiempo de ocio adentro del módulo. "Te come la cabeza", dijo.

Al mismo tiempo que se retiraban las autoridades y empresarios, los familiares hacían fila porque se había terminado el tiempo de visitas. "Apoyo en el módulo 11", se escuchó por uno de los comunicadores de un policía que acompañaba a un grupo hacia la salida, a quien dieron aviso de un conflicto entre presos. "Esto pasa todos los días", aseguró.

Foto: Darwin Borrelli

Además

Firma entre ministros y Acde

La convocatoria de la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (Acde) y los distintos ministerios se dio en el marco de la firma de un convenio, que tiene como objetivo la inserción laboral de los privados de libertad luego de su salida al exterior.

"Las personas privadas libertadas necesitan una primera oportunidad para aquellos que nunca la tuvieron y una segunda oportunidad para aquellos que no pudieron aprovecharla en una primera instancia.", dijo en su discurso el ministro del Interior, Nicolás Martinelli.

Por su parte, Alejandro Sciarra, ministro de Desarrollo Social, destacó que "no hay que volver a juzgar a quien ya fue juzgado y pagó su pena", así como la necesidad de que "las empresas se hagan presentes y confíen" en el proceso de reinserción de los exreclusos.

Marcelo Scavuzzo, presidente de Acde, enfatizó en que las personas deben salir de los centros de reclusión "mejor de lo que entraron". "Si no escalamos este programa a miles, vamos a haber fracasado. No podemos contentarnos con cientos", agregó.

Foto: Darwin Borrelli