Redacción El País
El Ministerio del Interior apelará la sentencia de la Justicia que falló a favor del narcotraficante Ricardo Damián Cáceres Correa, (alias Ricardito) y que habilita al recluso, alojado en una cárcel de máxima seguridad, a tener espacios de recreación para entre otras cosas hacer deporte y acceder a programas sociales, laborales y educativos.
Quien dictaminó estas nuevas condiciones que debe tener el delincuente en prisión fue la jueza de Crimen Organizado María Helena Mainard —que aceptó un recurso de habeas corpus presentado por la defensa del Ricardito—. Esto generó honda preocupación en la Policía y en la propia cartera de seguridad, además de un fuerte malestar que el ministro Luis Alberto Heber manifestó hoy en rueda de prensa.
“Realmente es una jueza que no nos ayuda en esta tarea de lucha contra el narcotráfico”, dijo el ministro y agregó: “(Ella) cree que una persona de estas características, con este nivel de violencia, un asesino que está cumpliendo su condena en una cárcel de máxima seguridad, puede ser rehabilitado haciendo bloques o carpintería; que va a dejar su organización para ser carpintero o constructor de bloques”:
Sobre Mainard, el ministro recordó que semanas atrás también dispuso que “un narcotraficante muy peligroso” usara una “tobillera” en lugar de enviarlo a la cárcel, en referencia al delincuente Juan Antonio González Bica, quien justamente rompió el dispositivo electrónico y hoy se encuentra prófugo.
El problema de esta nueva sentencia de Mainard, siguió Heber, es que el Ricardito, que hoy se encuentra “aislado”, podrá volver a tener contacto con el exterior y seguir así cometiendo delitos como ya lo hacía antes de ser derivado al módulo del ex Comcar en donde están alojados los reclusos más peligrosos. “(La jueza ordenó) que vaya a estudiar con otros presos, que pueden acceder mañana a un teléfono” y así permitir que el preso sigue “delinquiendo desde adentro de la cárcel”.
Y eso, dijo Heber, es algo que el Ricardito ya ha hecho. “Lo tenemos aislado porque antes esta persona privada de libertad dirigía desde la cárcel no solamente su organización sino que mandaba cortar dedos, orejas, manos y hasta asesinar” desde su celda.
Por último, y en contraste, Heber destacó la labor de la fiscal Mónica Ferrero, desde hace años especializada en estupefacientes, quien según dijo lleva adelante un “invalorable trabajo” y una gran “decisión” a la hora de “combatir el crimen organizado y el narcotráfico”.