La historia del cuerpo que se halló en el Río de la Plata

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Efectivos de Prefectura hallaron un brazo humano en las aguas de la rambla de Montevideo, este lunes de mañana. Foto: Nicolás Pereyra

POLICIALES

Asesinaron con 20 puñaladas a Migales, lo descuartizaron y colocaron los pedazos de su cuerpo en bolsas biodegradables.

Una persona que caminaba por la rambla de Montevideo durante la mañana del 21 de abril, identificó algo extraño flotando en las aguas del Río de la Plata. Al acercarse, el espanto lo absorbió por completo. Aquello que flotaba próximo a un muelle era el tórax desnudo de una persona.

A las 9 horas de aquel jueves, la Policía recibió la denuncia que alertaba sobre la existencia de restos humanos en aguas de la rambla a la altura de la calle Paraguay. Este fue el comienzo de una historia de terror que, a ojos de la opinión pública, parecía propia del cine de ficción.

El lunes siguiente, en el mismo lugar, aparecieron flotando una pierna y un brazo, pero esta vez había más evidencias: un carrito de supermercado, bolsas de arena que se presumía que funcionaban como pesas y vestimentas con manchas de sangre. Con el hallazgo del brazo, se logró identificar a la víctima: Martín Migales, un hombre de 44 años que vivía cerca del Palacio Legislativo.

Pero la historia no terminó allí, porque al otro día unos pescadores en el barrio Punta Carretas encontraron la cabeza. Y, finalmente, el 28 de abril se halló el otro brazo, a orillas de la playa, a la altura de Capurro.

Una primera impresión sobre este episodio macabro, fue que se tratara de mensajes o señales entre personas vinculadas al narcotráfico, especialmente porque los restos fueron apareciendo en días distintos. Pero esta hipótesis se derribó cuando la Fiscalía y la Dirección de Investigaciones determinó que la intención de los homicidas era ocultar el cuerpo en el fondo del agua y la única razón por la cual los restos se encontraron fue por un error de cálculo.

Quienes asesinaron, con 20 puñaladas, a Migales, y luego lo descuartizaron, colocaron los pedazos de su cuerpo en bolsas biodegradables. Y este fue el error, pues al cabo de 24 horas las bolsas se desintegraron y los restos empezaron a trasladarse por las corrientes del agua amarronada que limita parte de Montevideo. “Si hubieran usado las bolsas negras de la construcción, nunca hubiéramos descubierto los restos”, dijo a El País una fuente de la Policía.

A través de las cámaras de seguridad del Ministerio del Interior, se obtuvo una filmación que muestra a la víctima de 44 años ingresando a una casa en el Barrio Sur que funcionaba como punto de venta de droga. Tristemente, no logró salir con vida. Colocaron su cuerpo en un carrito de supermercado, que fue empujado por dos personas hasta la rambla de Montevideo, y lo tiraron al agua. La fiscal Adriana Edelman informó a El País que el motivo del homicidio aún se está investigando.

Guerra narco

El informe sobre las cifras de delitos que presentó el Ministerio del Interior a comienzos de abril, advirtió que los homicidios aumentaron un 33,3% en los primeros tres meses de 2022 -pasaron de 72 a 96-, en comparación al mismo período del año pasado. El subsecretario de la cartera, Guillermo Maciel, en rueda de prensa destacó la importante porción de aquellos que corresponden a los llamados “ajustes de cuenta”, que durante enero, febrero y marzo representaron un 47% de los asesinatos.

El pasado martes 3 de mayo se hallaron dos cuerpos: uno estaba en una cuneta en el barrio Sayago y tenía una herida de bala en el pecho; el otro fue encontrado en la zona rural próxima a Progreso, Canelones, y tenía un tiro en la cabeza y el estaba semicalcinado. Ambas víctimas poseían antecedentes penales y uno de ellos debido a un delito de tráfico de estupefacientes, por lo que se presupone que se trató de actos amenazantes o vengativos entre pandillas.

¿Uruguay se está enfrentando a nuevos mecanismos entre las bandas asociadas al narcotráfico? ¿Qué significan estas prácticas violentas como los descuartizamientos o calinaciones?

Una fuente policial expresó, en una conversación con El País, que los asesinatos con mucha saña que se han presentado en el último tiempo, corresponden a una imitación de las prácticas que ocurren en Centroamérica, en países como El Salvador, República Dominicana o México. En este último país, por ejemplo, las decapitaciones son un drama casi cotidiano, e incluso muchas veces las cabezas aparecen a los costados de las rutas junto con carteles con mensajes amenazantes, por ejemplo: “Para que aprendan a respetar”.

Las cifras

33,2 % es el aumento de homicidios que se constató en el primer trimestre de 2022, en comparación con el mismo período de 2021. Fueron 96 contra 72.

20 son las puñaladas que tenía el cuerpo de Migales, que fue apareciendo en trozos en la playa de Montevideo. Lo primero en hallarse fue su tórax, el 21 de abril.

“En Uruguay copian lo que ven de los capos narcos”, comenta la fuente policial. “Hace 30 años no teníamos una serie de televisión de El Chapo, ni tampoco teníamos acceso instantáneo a internet, y muchos de los que están detrás de estas bandas son gurises, es decir que son delincuentes que se criaron en esa cultura”. La fuente consultada enfatiza, sin embargo, que estamos “a años luz” de tener un nivel de crimen y de violencia como la que se ve en Centroamérica, inclusive afirma que ni siquiera es comparable. “Estamos hablando de una red completa, de cero códigos, y de infiltrados en todos lados. En Uruguay no existe eso”.

La fuente aclara que los últimos homicidios en Uruguay por “ajustes de cuentas” responden a una necesidad de eliminar evidencias o evitar que se identifiquen a los agresores. “El descuartizamiento de Martín Migales surge porque piensan que cortándolo no van a identificarlo, no creo que lo hayan hecho como llamado de atención”.

Aunque estos llamados de atención sí acontecen en Uruguay, específicamente por los casos de mutilaciones que se han constatado. Por ejemplo, en abril de 2021 circuló un video en dependencias policiales, en donde se veía a un hombre cortándole la oreja y el meñique a otro. Esta modalidad delictiva se conoce en los barrios periféricos de Montevideo desde fines de 2019. Los “acreedores” saben que no habrá denuncias de las víctimas porque antes de dejar ir al lesionado, los integrantes de la banda le advierten que perderá la otra oreja y un segundo meñique si denuncia el hecho en la Policía. Otra fuente señala: “Eso sí es una señal para que otros lo vean y sepan que esa persona no pagó, no cumplió o no pudo impedir que le sacaran el territorio”.

Fuentes del Ministerio del Interior indicaron que hay un plan de combate que tiene dos aristas: el narcotráfico y el lavado de activos. Dicho plan “va de la mano con la cooperación y colaboración internacional” y supone un desarrollo de tecnología y capacitación de personal. Y, según detalló una de las fuentes, este puede estar relacionado a casos como el de Martín Migales: “Parecería haber una relación directa entre el aumento de cierto tipo de homicidios violentos y un mayor número de incautaciones”.

La fuente hace una análisis, paso a paso, sobre esta problemática. El punto de partida son los allanamientos y las incautaciones, porque en la medida en que las fuerzas del Estado atacan fuertemente a los traficantes lo primero que sucede es que empiezan a haber faltantes. Esa falta de droga genera que si alguien tiene dos bocas, tres bocas, o cinco bocas, y se queda sin drogas, sus consumidores se van a otros puntos de venta. Y el trasiego de clientes lo que produce es que el vendedor entre en conflicto con otras bocas u otros distribuidores.

Uruguay, un “pasaje” en la cadena

En el combate contra el narcotráfico, la opción que tomó la actual administración fue que el Ministerio del Interior aborde en simultáneo los tres niveles, es decir: narcotraficantes, distribuidores y microtraficantes. Fuentes del la cartera dijeron que “ir solo por una punta no tiene eficacia porque son cosas diferentes”.

Actualmente, el combate hacia el gran narcotraficante lo hace la Dirección Nacional de Drogas, mientras que las Brigadas Departamentales son quienes se ocupan de combatir el microtráfico y las bocas. En caso de que lo que estos orgnismos están investigando se encuentre conectado por un intermediario, también trabajan para derribar este nivel. “Cada vez que damos un golpe, (como es el caso de la última Operación Maléfica), son meses de trabajo entre la Policía y la Fiscalía”.

Uruguay, a nivel internacional, continúa funcionando como un “pasaje” en la cadena de la comercialización de estupefacientes, porque no hay gran mercado interno por el costo de la droga y por la dimensión del país.

En 2019 autoridades alemanas encontraron 4,5 toneladas de cocaína en un contenedor proveniente de Uruguay que llegó al puerto de Hamburgo (Alemania) y tenía como destino final la ciudad belga de Amberes. En el contenedor que supuestamente contenía granos de soja, se hallaron 211 bolsos deportivos negros que tenían distribuidos 4.200 paquetes de cocaína prensada con un valor de 1.000 millones de euros.

También en 2019 se incautó un total de 4.417 kilos de cocaína que estaban dentro de un contenedor que supuestamente exportaba harina de soja a África.

Varios factores fueron los que resultaron sospechosos para los investigadores aduaneros. La empresa tenía pocos antecedentes en el rubro, la mercadería no era consumida en forma habitual en ese continente y dicha firma había sondeado meses atrás a despachantes de Aduanas sobre los nuevos controles aduaneros en el Puerto de Montevideo.

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