Redacción El País
La violencia contra las infancias se refleja en los números, pero también en la experiencia de quienes los atienden en situaciones de emergencia. En el Hospital Pereira Rossell antes era excepcional tener que atender a un niño herido de bala, pero la actual frecuencia de estos casos preocupa y sobreexige a sus servicios.

"Lo que antes era absolutamente excepcional, un niño herido de bala, hoy es más frecuente verlo. Es algo que nos preocupa muchísimo. Que también implica toda una disponibilidad de un block quirúrgico, un centro quirúrgico que atienda inmediatamente, un CTI que esté disponible en el momento que llega ese niño, que en general es un niño grave, y todo lo que implica de estrés y de exigencia al servicio del hospital", planteó su director pediátrico Álvaro Galiana en diálogo con Arriba Gente (Canal 10).

Por un lado, los equipos no están acostumbrados a este tipo de situación que además generan un gran revuelo en la sociedad. "Cuando ocurren estas cosas empieza a haber un movimiento de gente que pregunta por el niño y no sabemos quiénes son. No sabemos si están vinculados al problema", explicó el director.

Galiana explicó que antes era "excepcional" tener entre dos o tres casos de niños baleados al año, pero al día de hoy "siempre hay un niño con bala" al mes. Lo cual también implica un tratamiento psiquiátrico y un acompañamiento con asistencia social. No obstante, a juicio del director, estos casos no se diferencian en dificultad con otras formas de maltrato infantil, como puede ser la atención a un niño herido de arma blanca.

Consultado sobre el contexto en el que los niños resultan heridos, el director admitió que surgen situaciones tanto dentro como fuera del hogar del infante. "O en el contexto donde está el chiquilín, no adentro de su casas, pero sí en el barrio", aseguró.