Redacción El País
Las redes sociales de Jonathan Otero están repletas de fotos de él junto a su familia, ya sea con su esposa o con sus hijos. Vivía en La Blanqueada y en la noche en que el Club Nacional de Football festejaba su 125° aniversario, recibió un disparo mortal.
Trabajaba en el Hospital Pasteur, el mismo lugar al que llegó después de recibir un balazo en 8 de Octubre, frente a la sede del club de sus amores. Los médicos no pudieron salvarlo.
El sindicato del Pasteur lo recordó en sus redes sociales, donde envió condolencias a amigos y allegados de Jonathan, e informó que este mismo miércoles venderá rifas en beneficio de la familia.
En el hospital, Jonathan era auxiliar de servicio, cargo que consiguió durante la pandemia. "Una excelente persona, excelente compañero, excelente padre de familia", así lo definió una compañera de trabajo en diálogo con Subrayado.
"Su pasión, Nacional. No había un día que no comentara de fútbol", agregó.
"La verdad que no nos imaginamos que esto iba a tener este desenlace. No estaba en sus planes ir a los festejos y de la nada fue a disfrutar, a demostrar su compromiso con su cuadro, su apoyo y su alegría, y lamentablemente hoy no lo tenemos con nosotros producto del vandalismo", añadió la compañera de trabajo.
"Me desgarró el alma"
Horas después de conocer la noticia, la madre de Jonathan compartió en redes sociales su sentimiento de tristeza. "Cómo hacer cuando ya no tengo tu risa, cuando mis nietas y nieto lloren y pidan. Cómo contener a mi nuera, que todo lo hacían juntos. De dónde saco fuerzas", escribió en su mensaje, que finalmente concluyó: "Me desgarró el alma".
Jonathan tenía 37 años. Fuentes policiales indicaron a El País que no tenía antecedentes penales y que se trataba de una persona "trabajadora".
La principal hipótesis que manejan los investigadores es que se trató de una pelea entre dos facciones de la hinchada tricolor. Uno de los grupos involucrados sería la reconocida agrupación de “Los Pibes del Skey”, a la que presumen que pertenece el autor del homicidio.
Testigos dijeron a El País que en el lugar vieron a un grupo de personas vestidas “todo de negro”, sin distintivos de Nacional y con la cara tapada. Otro grupo los fue a interpelar y comenzó una discusión.
Tras un intercambio de palabras, uno de los encapuchados sacó un arma y disparó. Un impacto de bala dio en el pecho de Jonathan.
Según la principal hipótesis, la víctima mortal no estaba vinculada al conflicto.
Otros dos hombres -de 23 y 34 años- resultaron heridos de bala. Ambos contaban con antecedentes penales y no quisieron radicar denuncia en sede policial.
El principal sospechoso del crimen, un joven de 19 años, se encuentra bajo la investigación de la fiscal de Homicidios de 2° Turno, Mirta Morales, y podría ser formalizado este miércoles.
El joven carece de antecedentes penales y eligió no declarar durante un control de detención realizado en la tarde del martes. Únicamente dijo desempeñarse como barbero, y señaló a un allegado que un grupo quería golpearlo a él y a sus amigos, por lo que tomó un arma. “Se armó lío, saqué ‘fierro’ y disparé”, dijo.
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