En las escenas del crimen de aquellos sitios en que ocurren tiroteos y asesinatos, la Policía pasó, en los últimos años, de levantar tres, cuatro o cinco casquillos de bala, a contarlos de a decenas. En algunos casos, como el cuádruple homicidio en el barrio Maracaná en el que fue asesinado un niño de 11 años, llegaron a analizarse más de 100. Esto se debe a la transformación de armas comunes en semiautomáticas, que permiten que jalando una sola vez el gatillo salgan decenas de balas. De esto es que surge una pregunta, ¿de dónde es que salen estas armas?
Consultado sobre el punto, el ministro del Interior, Nicolás Martinelli, dijo a El País que creen que el ingreso de armas a Uruguay se da “por goteo” y que hoy no existe un “contrabando grande de armas”. Lo que sí puede suceder, reconoció, es que ingresen partes de armas por las fronteras y que estas luego se ensamblen artesanalmente en el país.
Para averiguar a ciencia cierta de dónde provienen las armas que usan los delincuentes, en el Ministerio del Interior tomaron una serie de medidas, según señaló Martinelli. Entre ellas, pidieron un control “muy exhaustivo” a las armerías para detectar si había alguna “fuga” desde allí. Tras esto se concluyó que ahí no estaba el problema.
También se realizaron “controles robustos en fronteras, junto con el Ejército”. “Ahí tampoco hemos encontrado (gran cantidad de) armas en los operativos que hemos hecho”, informó el ministro, y advirtió que se han hecho trabajos a nivel del río para intentar detectar si llegaban armas desde Argentina. Si bien se hallaron algunas, no se concluyó que allí hubiera una ruta de contrabando de armas.
Otra de las medidas que se llevaron adelante fue trasladar la competencia de la investigación del tráfico de armas de las Fiscalías de Flagrancia a las de Estupefacientes. De esta forma, pasaron a liderar las causas aquellos fiscales que tienen mayor información sobre cómo opera el crimen organizado en el país.
No hay datos actuales que estimen la cantidad de armas ilegales en Uruguay. La organización internacional Small Arms Survey publicó en 2018 que había 1.198.000 (solo la mitad legales). Un estudio de la misma organización en 2012 planteaba que eran 1.100.000. Ese informe anterior fue citado por Diego Sanjurjo, asesor del Ministerio del Interior, en un trabajo académico en 2016. Hoy en día, las armas legales en el país son unas 600 mil.
“Tampoco hay que asociar la cantidad de armas con el tema de muertes. Estados Unidos, por ejemplo, tiene per cápita muchas más armas que Uruguay y sin embargo la tasa de homicidios que hay es menor que la nuestra”, aclaró Martinelli, que de todas formas opinó que “hay que poner mucho músculo” al control de las armas ilegales.
A su vez, respecto del tipo de armas que circulan entre los delincuentes, afirmó: “Básicamente lo que siempre hemos encontrado son (armas calibre) 9 milímetros, en algunos casos hemos encontrado de calibres más importantes, pero muy pocas. O sea que, yo diría que no hay un mercado acá que sea tan interesante para la venta o alquiler de armas. No quiere decir que no haya”.
Muchas de las armas que se utilizan en homicidios o tiroteos vinculados al narcotráfico están modificadas para aumentar su poder de daño. El ministro señaló que esas modificaciones son realizadas por los mismos delincuentes y no por un especialista.
Una de las medidas que había estado bajo la consideración de esta administración era la de utilizar un sistema de rastreo para las armas legales. Así, si una fuera hurtada, podría ser recuperada con facilidad y no caería en las manos equivocadas.
El futuro ministro del Interior, Carlos Negro, ya destacaba la importancia de contener la proliferación de armas desde su época como fiscal de Homicidios. Hace dos años, en una nota en VTV, había dicho que los asesinatos que se dan actualmente se explican “en gran medida” por “la cárcel y las armas”. Su excolega, la fiscal de Homicidios Mirta Morales, señaló a fines de 2022 que “Uruguay está armado hasta los dientes”, refiriéndose a la gran cantidad de armas legales e ilegales que había en el país. Lo hizo en entrevista con El Observador.
Uno de los mayores operativos de la historia de Interpol para desbaratar una red de tráfico de armas, tuvo como uno de sus participantes destacados a Uruguay. Esto ocurrió en 2022 y las autoridades nacionales incautaron 100 mil municiones. Se trató de la incautación más grande del país.
El año 2011 fue el único, desde ese momento hasta ahora, en que los homicidios con armas de fuego representaron menos del 60% del total: fueron el 49%. Desde allí hasta 2023 (último dato disponible), el récord fue en 2018, cuando el 71% de los asesinatos consumados se cometieron con armas de fuego. En esa oportunidad también se registró el récord de homicidios (420). En el resto de los años, el porcentaje osciló entre 60% (2012, 2016, 2017, 2020 y 2021) y 68% (2015).
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