Redacción El País
Un violento episodio ocurrió en los últimos días en una zona rural del departamento de Rocha. Un hombre agredió a su pareja y luego, cuando la Policía fue a su casa a detenerlo, echó a balazos a los efectivos, que no pudieron capturarlo hasta la mañana siguiente. Y cuando lograron entrar a la casa, descubrieron que tenía un arsenal.

La primera parte del episodio ocurrió en la mañana del sábado. A raíz de un llamado por una denuncia de violencia doméstica, los policías fueron a la casa en cuestión y vieron salir a un vehículo en el que viajaba una mujer de 31 años, golpeada. Era trasladada por un particular rumbo a un hospital.

La mujer alcanzó a decirle a los policías que había sido agredida por su pareja, “que se encontraba en estado de ebriedad y poseía armas de fuego”, según indica el comunicado de la jefatura rochense. Vista luego por un médico, le diagnosticaron erosiones y hematomas varios.

En el establecimiento rural el agresor estaba con un hijo menor de edad. Al bajar de los patrulleros, los funcionarios llamaron a la casa. “Desde el campo, el indagado advirtió al personal que se retirara del lugar”, y luego efectuó tres disparos. “Ante la situación y la escasa visibilidad, los policías optaron por retirarse para evitar un mal mayor”, cuenta el comunicado policial.

Incluso, uno de los móviles policiales “debió ser abandonado” allí porque, en la huida, se enterró en el barro.

Luego un familiar de los dueños de la casa se hizo presente y logró retirar al adolescente.

Recién a la mañana siguiente la Policía pudo detener al hombre. “Esta persona se encontraba atrincherada, se solicitó el apoyo de los equipos tácticos de la Dirección Nacional de Guardia Republicana, que junto con el personal del GRT (Grupo de Reserva Táctica) - Pado (Programa de Alta Dedicación Operativa), operaron para el manejo de esta situación crítica”, indica el comunicado.

Al hombre pudieron detenerlo cuando intentaba darse a la fuga. En el interior de la vivienda fueron incautadas varias armas de fuego: una escopeta, tres pistolas y dos rifles, además de 300 municiones.

Finalmente el hombre, de 42 años, fue formalizado por violencia doméstica, atentado y tráfico de armas. Por tanto se le impuso una prisión preventiva a la espera del juicio.