Por Pablo Méndez
Sobre la madrugada del 27 de enero del 2013, la Policía recibió un llamado al Servicio de Emergencia 911. Una mujer aseguraba que su pareja había sido baleada y estaba tendida sobre el living de su casa, en el barrio Casavalle. Los oficiales que se acercaron al lugar constataron la muerte del hombre y buscaron reunir testimonios de lo ocurrido. Pero la investigación cayó en un pozo y recién diez años después la verdad está saliendo a la luz.
La mujer se negó a declarar ante la Fiscalía, por temor a represalias, y su hijo, que tenía 13 años en aquel momento, no podía hacerlo. Solo mencionaron que fueron dos personas las que cometieron el crimen. Y dijeron que no alcanzaron a reconocerlas.
La escasez de información y recursos también conspiraron para que se pudiera llegar a la verdad. Recién en 2020 el Departamento de Hechos Complejos retomó el caso y encontró que el hijo del asesinado -ahora mayor de edad- estaba dispuesto a declarar. También un vecino aceptó dar su testimonio.
Hechos
El hijo de la víctima y el vecino coincidieron que pasada la medianoche de aquel 27 de enero dos personas se acercaron en una moto a la vivienda en la que se cometería el crimen. El joven recordó estar con su padre y un amigo de este en el living. Miraban televisión, cuando los intrusos golpearon en una ventana.
El joven buscó atender al llamado, pero su padre lo detuvo. “Dejá que voy yo”, le dijo.
Afuera estaba una mujer, que le pidió al hombre de 54 años marihuana. Se trataba de una persona conocida por la familia, por ser vecina del barrio.
El fallecido le aseguró que no vendía esa droga, que se dedicaba a vender “chasqui” (pasta base). La negativa generó una discusión, que escaló rápidamente.
Los testigos recuerdan que enseguida escucharon los dos disparos. El hijo dentro de su casa atinó a esconderse, pero pudo ver como su padre se desplomó en el piso del living.
Los homicidas ya se retiraban, cuando los testigos intentaron detenerlos. No lo lograron, pero pudieron ver de quiénes se trataba. Años después mencionaron dos nombres: Yumiko y Jorge.
Eran pareja. La joven, de 18 años en aquel entonces, fue señalada como autora y el hombre como cómplice del hecho.
Captura
Con esta información la Policía busco dar con el paradero de Yumiko y Jorge. Coordinaron con la Fiscalía Penal a cargo de Luis Pacheco allanamientos a los hogares de cada acusado. Yumiko fue encontrada a pocas cuadras de la vivienda de la víctima, en Casavalle. Las pruebas en su contra llevaron a que el pasado 21 de abril fuera procesada con prisión. Permanecerá encarcelada hasta la celebración del juicio.
En tanto, Jorge continúa prófugo. Efectivos de Hechos Complejos lograron detener a quien es la pareja actual de Yumiko, pero esta no es Jorge.
El asesinado comercializaba drogas hacía ya un tiempo y poseía 10 antecedentes penales, en su mayoría por delitos relacionados a estupefacientes.
La joven procesada hacía lo mismo, pero en el momento del crimen recién entraba en el negocio del narcotráfico. Los investigadores intentan determinar si el asesinato se dio por la discusión -en cuanto a la venta o no de marihuana por parte de la víctima-, o si habría tenido que ver con una disputa por territorio.
Aclaran por año unos 10 viejos crímenes
Según explicaron fuentes del Departamento de Hechos Complejos, cada año se resuelven en promedio 11 homicidios que fueron cometidos hace mucho tiempo. Tienen en carpeta casos ocurridos desde el 2009.
Recientemente, lograron desentrañar un crimen sucedido en 2019, contra un hombre de 43 años, en el barrio Peñarol. Su autor, un hombre de 33 años, fue detenido el pasado 28 de abril, ya que se contaba con pruebas de que había realizado amenazas a la familia del fallecido en varias ocasiones.
El caso no había logrado dar con responsables, hasta que el equipo de Hechos Complejos asumió su reapertura y logró establecer el nexo del criminal con los hechos. Se trata, además, del mismo hombre que en el año 2021 fue imputado por amenazar de muerte al presidente Luis Lacalle Pou.