Tras una extensa jornada de búsqueda, en la tarde de ayer la Policía halló el cuerpo de Valentina Cancela, de 17 años, semienterrado en una duna en la playa brava de Punta del Este, a la altura de la parada 6. El hallazgo se produjo luego de que el exnovio de la joven, también de 17 años, confesara ante la Fiscalía el asesinato. Dijo que la mató el martes allí en la playa. El cadáver se encontró cerca de la mochila de ella, que la Policía había hallado en la mañana.

Se sabía que la última persona con la que había estado la adolescente había sido con su exnovio. Las cámaras de seguridad del Ministerio del Interior captaron a los dos llegando a la playa durante el mediodía del martes, luego de que Valentina saliera de estudiar de un liceo de Punta del Este. El femicida fue y salió varias veces de la zona de la playa en un lapso de unas tres horas, pero las cámaras nunca captaron a Valentina saliendo de allí. Esto fue lo que lo convirtió en el principal sospechoso.

La familia de la joven había denunciado tres veces al exnovio dado que ejercía violencia física y psicológica contra la adolescente y la Justicia expidió una orden de restricción, aunque no le colocaron una tobillera ni tomaron otras medidas preventivas.

En la noche del martes, la noticia de la desaparición de Valentina ya recorría las redes sociales. Sus amigos del liceo postearon fotos de ella y pidieron ayuda para encontrarla. Por lo general la adolescente almorzaba en la casa de su madre cuando salía del liceo, y luego a las 15:30 tenía clase de inglés. Sin embargo, ese martes Liliana Sarmoria, su mamá, se sorprendió al no recibirla.

A las 14:55 comenzó a llamarla para preguntarle dónde estaba. Pero ella no atendía. “A eso de las 15:30 sigo insistiendo, me sigue sin contestar. En un momento sentí una opresión muy fuerte en mi pecho, intuición de madre, y dije ‘algo anda mal’”, contó Sarmoria ayer en rueda de prensa. Entonces, decidió ir con la madrina de Valentina a recorrer la península y, al no encontrarla, procedió a hacer la denuncia en la Policía.

Empezaron a buscarla. Primero por tierra, luego por aire y en el agua. Destinaron helicópteros, drones, perros y botes de la Prefectura Nacional, además de realizar rastrillajes en la arena. Cerraron toda la playa desde la parada 3 hasta la 10 colocando casi un efectivo policial por duna.

En paralelo, Sarmoria llamó a la casa del exnovio de Valentina y habló con sus padres, quienes le dijeron que el joven había estado al mediodía con la chica. Dado que el exnovio de 17 años tenía denuncias por violencia, el equipo fiscal decidió realizar una inspección voluntaria en su hogar y, posteriormente, detenerlo.

A medida que transcurrió la mañana de ayer, el estacionamiento de la parada 6 de la brava se fue colmando de familiares, amigos -tanto de Valentina como de sus padres- y de vecinos de Punta del Este que estaban conmocionados con la noticia y ofrecían su ayuda.

A medida que pasaba el tiempo, el clima se tornaba más gris y se hacía notar la gran tormenta que se avecinaba, pero la gente no se movía. Los presentes se dividían entre los que creían que encontrarían a la joven ya sin vida y los optimistas, que tenían la ilusión de que Valentina estuviera escondida en algún sitio.

“Si en algún momento alguien me está escuchando, mi hija o alguien que esté con ella, que por favor la devuelva. Tiene que estar con su familia. La amamos incondicionalmente”, dijo su madre en diálogo con la prensa.

A las 15:30 frente a la playa brava primaban los rostros de preocupación. Y una vez que el exnovio de Valentina confesó el femicidio, se empezaron a oír los llantos ahogados de sus familiares y de sus compañeros de clase, mientras sus madres trataban de consolarlos.

Sobre las 18:000 horas arribaron más patrulleros, incluso de la Guardia Republicana, y comenzaron a hacer una barrera alrededor de una de las entradas de la playa porque el exnovio sería llevado al lugar para indicarle a la Policía el sitio exacto donde se encontraba el cuerpo de la joven Valentina.

Al poco tiempo, el fiscal Jorge Vaz, a cargo del caso, comunicó a la prensa que efectivamente habían encontrado a la adolescente sin vida. Su madre, conmocionada, le gritó a la policía y al equipo fiscal que si hubieran hecho algo a partir de las denuncias que había hecho contra quien había sido su novio, este no habría sido el final de su hija.

Foto: Ricardo Figueredo

“Lamentablemente ellos empezaron una relación. Como toda chica adolescente, con todas sus ganas de conocer a alguien. En primera instancia él se muestra como una persona galante -no tanto con palabras porque siempre fue muy hermético- pero sí con detalles, de un alfajor o algo. Hasta que después fue pasando el tiempo y eso fue cambiando, y se tornó en una relación violenta”, contó Liliana Sarmoria, la mamá de la víctima, ayer por la tarde en rueda de prensa.

Además, destacó que, antes de la desaparición, ella habló con el padre del exnovio de su hija. “Le dije ‘voy a denunciar a tu hijo, esto no puede pasar, no es algo sano para ambos’”, recordó. El adolescente le pegaba a Valentina y también la agredía verbalmente, sostuvo.

En consecuencia, la hija realizó tres denuncias por violencia y la Policía expidió una orden de restricción hacia el menor, aunque no se le puso una tobillera. Además, empezó a recibir atención psicológica.

Un grupo de amigos de Valentina, del liceo al que también iba su ex, se hizo presente en el lugar. Al ser consultados por El País sobre la relación amorosa, dijeron que no sabían que había tratos violentos, pero sí que era un vínculo “tóxico”. “Nos sorprende. Ella estaba bien y de repente desapareció”.