Los cuerpos de Julio Bicera y Eneida Pais, una pareja de ancianos de 88 y 86 años, fueron encontrados en la estancia en la que residían, ubicada en Artigas. El capataz del lugar se disponía a salir, aquella mañana del 5 de marzo de 2021, pero antes de hacerlo dejó, como acostumbraba, el café preparado para que lo tomaran los dos ancianos.
Cuando retornó vio las dos tazas intactas. La duda lo hizo golpear la puerta del dormitorio de sus patrones, pero nadie respondió. Y cuando finalmente abrió la puerta encontró a ambos muertos.
La Policía comenzó la investigación de inmediato, y ahora el crimen está aclarado. Con las pruebas recabadas la fiscal Sabrina Masaferro solicitó una pena de 30 años de prisión para tres hombres. Los tres tenían identificado a su objetivo y habían craneado el plan para ingresar a robar en la estancia de los ancianos.
Homicidio
Según figura en el documento de acusación, al que accedió El País, tres hombres ingresaron el 4 de marzo por la noche a la “La Tapera” y se acercaron hasta la vivienda donde dormían sus víctimas.
Dos de ellos habían trabajado allí, por lo que conocían el lugar y supieron cómo hacer para pasar desapercibidos. Para ingresar rompieron una ventana que tenía la puerta de la cocina y así pudieron forzar la cerradura.
El capataz a cargo de la estancia aseguró en su declaración que no había escuchado nada. “Ni los perros ladraron”, dijo en la escena del crimen a la Policía.
Los asaltantes conocían el lugar donde estaba guardado el dinero en la casa, pero igualmente fueron directo al dormitorio donde estaban Julio y Eneida.
Las víctimas fueron asesinadas mientras dormían por los tres ladrones que, valiéndose de “puntas de hierro”, los golpearon hasta causar su muerte.
Las autopsias realizadas a las víctimas confirman eso: que ambos recibieron innumerables daños.
La causa de muerte de Eneida fue catalogada como “politraumatismo craneal grave, con estallido de este”. Este última pericia sorprendió a los forenses, ya que las multifracturas fueron provocadas con el cuerpo en una posición de descanso, lo cual habla de la alevosía del ataque.
Por su parte, el hombre de 88 años murió a causa de un “politraumatismo encefalocraneal”.
Una vez cometido el homicidio, los asaltantes se hicieron con un arma y dinero que los ancianos guardaban, que dividieron antes de escapar: uno de ellos se llevó $ 300.000, mientras que los otros dos partieron del lugar con un botín de $ 200.000 y US$ 11.000.
Cuando amaneció, y el capataz del lugar se despertaba para comenzar el día, dos de los asaltantes fueron hasta la casa de una mujer que conocían y guardaron allí el dinero y el arma en una mochila negra y verde. La idea era que esa mujer escondiera las cosas por un tiempo.
Pero, tras trabajar en el caso, la Policía logró detener a todos los implicados y recuperar el dinero que habían robado.
Y los tres, para beneficio de los investigadores, fueron capturados por imágenes de cámaras de videovigilancia en sus recorridos, material que la fiscal del caso usará durante el juicio oral, quie es la etapa que sigue al de la acusación.
Penas
La Fiscalía consideró, en su teoría del caso, que lo tres asesinos de Julio y Eneida incurrieron en un “delito complejo de homicidio muy especialmente agravado”, por las circunstancias en que se dio.
Los acusados actuaron con conciencia y voluntad de cometer los delitos, es decir a título de dolo directo. Pero además los autores del crimen actuaron con “brutal ferocidad” y con el objetivo de preparar, facilitar o consumar otro delito -en este caso, el hurto de las pertenencias de los ancianos.
Para la mujer que los encubrió piden 8 años
Una mujer de 31 años de edad fue la responsable de ocultar la mochila verde y negra que contenía el dinero y el revolver robado de la estancia. La mujer ocultó el botín en su dormitorio detrás
de una zapatera y por tanto se corroboró que ayudó a los asaltantes. Incluso se comprobó que esta recibiría la suma de $ 10.000, a cambio de su aporte. La Fiscalía solicitó una pena de ocho años de prisión para ella como autora de un delito de encubrimiento.