El municipio brasileño de Santa Victoria del Palmar, ubicado a 23 kilómetros de Chuy, concentra a poco más de 30.000 habitantes, pero también es el lugar en el que se han instalado las bases de las facciones criminales más importantes que operan en la frontera con Uruguay. Se trata de Os Manos, Os Tauras, Bala na Cara, y elmás reciente pero que crece a gran velocidad, el Primer Comando Frontera (PCF).
Algunos de estos grupos ya han protagonizado incidentes en departamentos fronterizos, principalmente en Rivera, pero aunque sus niveles de violencia parecieron haber mermado —reflejado en la baja de homicidios en ese departamento—, autoridades policiales están alerta debido a su expansión por toda la frontera.
Además de Artigas, Rivera, Cerro Largo y Rocha, ya se ha registrado actividad de esas facciones en Tacuarembó, y se presume que existieron intentos por avanzar hacia Salto, por lo que se están realizando trabajos de Inteligencia para evitar que los grupos continúen ganando territorio en el país.
Algunos de los líderes de estas organizaciones se dedicaban a manejarlas desde cárceles brasileñas, pero a pedido de autoridades uruguayas fueron trasladados a otras más lejanas, por lo que actualmente se les dificulta mantener una comunicación fluida, según explicaron fuentes policiales a El País. Igualmente, esto no los detiene, y los grupos siguen en funcionamiento.
Si bien operan en Uruguay, sus bases se encuentran del lado brasileño, generando ramificaciones en el Chuy. Una ruta ya conocida por los investigadores es la que ingresa droga por esa ciudad y tiene como destino bocas de Montevideo y Maldonado. Hace algunos meses se detuvo un cargamento de droga en San Carlos, con las iniciales del PCF, organización que fue detectada hace dos años y de la que no se han constatado niveles de violencia tan altos como los del resto de los grupos.
Se trata de bandas, que intentan tener mayor influencia y control del territorio uruguayo, y que a su vez mantienen vínculos con otras más grandes y con presencia en varios estados de Brasil, como el Primer Comando Capital (PCC) —que opera en todo el país norteño—, el Comando Vermelho (CV), con injerencia en algunos estados norteños, y la Familia del Norte (FDN).
Durante el último mes las autoridades de Brasil alertaron sobre una tregua entre los dos grupos más grandes —PCC y CV—, lo que podría significar un aumento en la violencia contra el gobierno, así como del tráfico de drogas y armas hacia el país norteño en las próximas semanas.
Facciones en Uruguay
Del grupo Bala na Cara se tienen registros desde el año 2000, y dominó la venta de droga en Santana do Livramento y Rivera hasta 2018. Tuvo su auge bajo el liderazgo de Ernesto Vargas, apodado Cachorrinho que cayó preso, fue liberado, y nuevamente ingresó a la cárcel de Brasil donde permanece hasta la actualidad.
El nombre del grupo encuentra su significado en la forma en la que acostumbran a asesinar a sus enemigos —con un disparo en la cabeza—, que también se emplea para deshonrarlos.
Cachorrinho cayó preso por primera vez tras el asesinato de dos policías uruguayos y uno brasileño. Si bien dentro de la propia banda tomaron fuerza "células" con otros líderes que intentaron retomar el poderío del grupo en la zona, se vieron muy reducidos en comparación a sus contrincantes, y actualmente su incidencia es menor.
Bala na Cara, así como el resto de las facciones que operan en la frontera, se maneja en forma de "hermandad", contaron fuentes policiales a El País. Manejan códigos, reglas y lenguaje propio, y algunos de sus integrantes se dedican a otros delitos, como las rapiñas, con el objetivo de financiar la actividad criminal.
A partir de 2018 la situación cambió cuando el grupo Os Manos comenzó a disputar el territorio. Ese año cerró con 16 homicidios en Rivera, muchos de ellos producto del conflicto entre facciones.
Con los años, la propia banda se dividió en dos sectores: uno dirigido por "El Guí" y otro por "El Piojo". Si bien los dos eran parte de Os Manos y convivían comercializando distintas drogas, en un momento la alianza se rompió y estalló nuevamente la violencia.
Ambos se encuentran recluidos en Brasil, y recientemente fueron trasladados a unidades con mayor seguridad a pedido de autoridades uruguayas. En 2024, los homicidios en el departamento se redujeron a seis, debido a una merma en las disputas.
Aun así, "El Piojo" sigue siendo la principal preocupación para los investigadores, que tienen clara su incidencia en la zona. "Si no trabajan para el Piojo se les complica. Y si le deben, también", dijo una fuente policial en diálogo con El País. Jesús de Mello —su nombre— cumple condena en Brasil y tiene un pedido de extradición pendiente de Uruguay por un homicidio.
Años después del conflicto entre Bala na Cara y Os Manos, comenzó a tomar fuerza el nombre de Os Tauras, otra banda originada en Río Grande del Sur. Si bien ha tenido múltiples intentos de ingresar a Rivera, no se cuenta con elementos para asegurar que están instalados allí. De igual manera se los tiene en la mira, también en otros departamentos de la frontera donde se ha reportado su incidencia.
Por último, el PCF es la facción más nueva. Su comportamiento es similar al del PCC, aunque en una menor escala. Además de la incautación de droga en San Carlos, se reportaron sus operaciones en el Chuy y del lado brasileño, donde presumen que se encuentran sus cabecillas.
La Policía intenta determinar si se trata de la misma banda que opera bajo ese nombre en la triple frontera de Argentina, Brasil y Paraguay. El líder argentino, Néstor Fabián Rojas, apodado "El Negro" fue condenado recientemente a prisión perpetua.
Avance del Tren de Aragua
El Tren de Aragua es una organización que tiene sus orígenes en Venezuela, y que inició como un grupo de trabajadores corruptos integrado por personal de la construcción de una obra ferroviaria que nunca se llegó a finalizar.
Poco a poco, los integrantes de este grupo comenzaron a cometer delitos en formato de pandilla, dedicándose principalmente a la extorsión, aunque luego cayeron presos. Desde la cárcel de Tocorón, organizaron la banda que comenzó a crecer exponencialmente, hasta que un operativo policial consiguió dar un golpe a la banda, que se dispersó por varios países, intentando reconstruirse.
En los últimos años, consiguió convertirse en una de las mayores preocupaciones de varios países latinoamericanos. Su presencia está confirmada —además de en Venezuela—, en Chile, México, Brasil. Estados Unidos, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia.
Se dedican a cometer múltiples delitos para financiar sus actividades criminales, entre los que se destacan secuestros, extorsiones, homicidios, y tráfico de personas.
Su líder, conocido como "El Niño Guerrero" se encuentra prófugo, y se sospecha que puede estar escondido en Chile, donde el grupo ha comenzado a operar con fuerza e incluso a instalarse en ciudades cercanas a la frontera con Argentina.
Si bien el exministro del Interior Nicolás Martinelli planteó su preocupación sobre el avance de este grupo en una cumbre de ministros de Latinoamérica en noviembre pasado, donde se aprobó la creación de un grupo de trabajo, autoridades policiales dijeron a El País que no tienen registros de que El Tren de Aragua haya desembarcado en Uruguay, aunque "se encuentra en la puerta".
En Uruguay, se registraron algunos casos esporádicos de extorsión telefónica a migrantes venezolanos, en los que los delincuentes dijeron ser de este grupo. En ninguno de los casos se llegó a comprobar si quien llamaba se encontraba en el país, o si realmente era un integrante de la banda o solo lo utilizaba para amedrentar.
Para el cierre de 2024 había nueve personas de origen venezolano en las cárceles uruguayas, y si bien existieron sospechas, nunca se pudo confirmar vinculación alguna con el Tren de Aragua.
