Un recluso fue imputado por tentativa de suministro de estupefacientes luego de ser encontrado con una bolsa con cocaína en un baño de un hospital. Había pedido que lo trasladaran allí argumentando que tenía dolor en el dedo meñique de su mano izquierda. Investigadores presumen que la droga fue dejada allí por una persona que fue registrada por las cámaras de seguridad del centro asistencial.
En julio de 2024 dos presos de la Unidad 24 del Instituto Nacional de Rehabilitación (INR), en el departamento de Soriano, solicitaron el traslado hacia un hospital. Uno de ellos dijo tener un fuerte dolor en el dedo meñique de su mano izquierda, mientras que el otro aseguró haber ingerido un objeto metálico. Las autoridades del centro penitenciario accedieron al pedido.
Ya en el centro asistencial, el recluso que había dicho tener dolor en su dedo pidió para ir al baño de la sala de espera. Tras entrar, los dos custodios que fueron con él vieron que pretendía tomar de atrás del inodoro una pequeña bolsa blanca de nylon. Esta estaba pegada con cinta adhesiva a un caño. Las pericias luego comprobaron que el paquete contenía 42 gramos de cocaína.
Al hacer un control de las cámaras de videovigilancia los investigadores vieron a otra persona que, minutos antes de la llegada de los presos al hospital, había ingresado a ese mismo baño. Luego, un testigo reservado logró reconocerlo.
La persona que fue reconocida no figuraba en los registros de consultas para ese día. Luego, tras un allanamiento de su vivienda, le fue incautada la ropa que utilizó durante su visita al hospital, y fue formalizada por la jueza de Mercedes, Beatriz Giordano, como autora de un delito de suministro de sustancias estupefacientes especialmente agravado, en grado de tentativa. Fue enviada a prisión domiciliaria total, con permiso para salir a trabajar en el rango de 14:00 a 19:00.
El recluso que ingresó al baño y fue encontrado con la droga, en tanto, fue imputado por el mismo delito, aunque en calidad de coautor.
Diferentes versiones
Si bien la versión aportada por la fiscal adscripta Pamela Molinari fue tomada por la jueza y los indicios recabados fueron suficientes para la formalización, la defensa del recluso apeló, tras exponer una historia diferente en cuanto a lo sucedido, aunque sin éxito.
Según la sentencia del Tribunal de Apelaciones a la que accedió El País, la defensa dijo que los custodios del INR estuvieron acompañando siempre al preso, incluso adentro del baño. Además, aseguró que el preso no quiso retirar nada, y que la droga nunca estuvo en sus manos, sino que los funcionarios fueron quienes la encontraron detrás del inodoro.
Además, según la defensa, pensar que la droga estaba destinada a ese recluso y no al otro que pidió ir al hospital es una "apreciación subjetiva".
Con respecto a los videos de las cámaras de seguridad, señaló que antes de la persona que Fiscalía apunta como la que dejó la droga ingresaron otros que pudieron también pegarla con cinta al caño del inodoro.
Por parte de Fiscalía se expresó con seguridad que "existe la evidencia necesaria" para formalizar la investigación, lo que finalmente fue ratificado por el Tribunal.
"Los agravios de la Defensa carecen de la virtualidad jurídica necesaria", aseguraron en el fallo de segunda instancia y concluyeron que "los pormenores del caso estarán reservados para el juicio oral".
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