Redacción El País
Un psicólogo de unos 50 años que nunca ejerció la profesión y vive en un apartamento de la calle Requena, entre Guaná y Chaná, en el barrio Cordón de Montevideo, había comentado a vecinos y comerciantes de la zona que estaba “peleado con los pichis” y, al decirlo, en al menos una oportunidad mostró un arma de fuego que llevaba en su cintura. Por eso, no sorprendió tanto que ayeramenazara al cuidacoches de la cuadra, a quien ya había agredido meses atrás.
La pareja del agresor salió esta tarde a tirar la basura al contenedor que está a pocos metros de la puerta de su edificio, cuando el cuidacoches le ofreció ayuda. Entonces, ella le dio $ 20, lo que irritó al psicólogo, que salió a la calle, agredió y amanazó al trabajador con un arma de fuego. Ante la violencia, vecinos llamaron a la Policía y la pareja retornó a su apartamento.
Los efectivos policiales cortaron la calle e intentaron comunicarse con el hombre, que no respondió. Luego, llegó su madre, que vive en el apartamento de abajo, en planta baja, pero a ella tampoco le respondió. Su expareja, que relató los hechos a El País, también intentó persuadirlo desde la vereda, sin éxito ni respuesta.
“Vengo yo porque me llama la madre. Cuando llegó ya estaba la Policía, ya estaba la calle cortada. Le grité, pero nada”, relató la expareja del hombre. “Yo lo llamé por teléfono, lo tenía apagado; lo llamé desde acá (la vereda), lo llamé desde adentro, pero nada. Después vino el mediador (de la Policía); a nadie le respondió”, agregó la mujer.
Estruendo
A raíz de la falta de respuesta del hombre, la Policía rompió una ventana y comenzó a vigilar los movimientos que ocurrían dentro del apartamento, que ocupa la segunda planta. Luego, el Grupo Especial de Operaciones (GEO) activó dos bombas de estruendo que nublaron la visión e ingresó con máscaras antigas por la azotea para inmovilizar al sujeto, lo que logró con éxito. El hombre fue esposado y conducido en un patrullero a una seccional.
En la vivienda, los efectivos policiales incautaron una pistola calibre 22. De todas maneras, allegados al detenido informaron a la Policía que tendría otra arma de fuego.
Intempestivamente
Uno de los comerciantes de la zona relató a El País que no tenía un vínculo con el detenido, pero sí se saludaban cuando se cruzaban. “Hace unos meses vino intempestivamente y le comentó a un veterano que estaba peleado con los pichis, y le mostró un arma que tenía en la cintura. Quedamos helados”, contó, y agregó que “vos lo veías y manifestaba que no estaba bien”.
El comerciante aseguró que el hombre “le había pegado al cuidacoches hacía un tiempo atrás” y que ayer, tras agredirlo y amenazarlo, intervinieron algunos vecinos para evitar que la violencia escalara aún más. Es que el cuidacoches que fue agredido buscó protección en vecinos que estaban del otro lado de la calle, quienes intentaron apaciguar al agresor. El comerciante sostuvo que los vecinos le dijeron que también fueron amenazados con el arma de fuego, por lo que llamaron al 911 para denunciarlo.
La Policía desplegó varias unidades y más de un decena de efectivos que arribaron al lugar con armas largas.
Por su parte, la expareja del detenido aseguró que con la mujer con la estaba atrincherado el agresor tiene un vínculo afectivo desde hace aproximadamente un mes.
Vecinos y comerciantes de la calle Requena se habían quejado meses atrás por la concentración de refugios nocturnos y de personas en situación de calle que generaban disturbios en la calle. Para mitigar la focalización de los problemas de convivencia en el barrio, el Ministerio de Desarrollo Social cerró dos refugios nocturnos que estaban ubicados en esa zona, lo que, según el comerciante consultado, logró reducir en parte algunos de inconvenientes más frecuentes.