¿Quién era Uwe Hartmann, el alemán asesinado en circunstancias misteriosas en una localidad de Colonia?

Fue encontrado con sus pies y manos atadas en una casa abandonada de Vialidad; la Policía descartó que se tratara de un robo.

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El cuerpo de Uwe Hartmann fue encontrado en una vivienda abandonada de la Dirección de Vialidad del MTOP en la zona de Riachuelo.
El cuerpo de Uwe Hartmann fue encontrado en una vivienda abandonada de la Dirección de Vialidad del MTOP en la zona de Riachuelo.
Foto: Archivo El País.

El alemán Uwe Hartmann, de 59 años, llegó hace unos cuatro años a Uruguay. Ingresó en forma legal, haciendo el trámite correspondiente en Migraciones. Calvo, de complexión delgada y siempre bien vestido, Hartmann deambuló un tiempopor Río Negro y Soriano. Luego recaló en la ciudad de Colonia.

Enseguida llamó la atención de vecinos y policías del departamento. Circulaba siempre en una llamativa bicicleta montaña y revisaba los contenedores de basura. La pequeñez de la ciudad permitía que Hartmann siempre "estuviera bajo el radar" de la Policía, según afirmó a El País una fuente que investiga la que fue su extraña muerte. El cuerpo fue hallado en enero pasado.

De las volquetas retiraba lo que consideraba valioso y luego recorría los 13 kilómetros que separaban la ciudad de la localidad de Riachuelo, donde hay un conocido puerto deportivo.

Allí, el ciudadano alemán residía en una casa abandonada de la Dirección de Vialidad del Ministerio de Transporte, de techo de tejas y paredes sanas. A la vivienda, no obstante, le faltaban las puertas y las ventanas.

La Policía coloniense se contactó con la Embajada de Alemania para conocer datos sobre la víctima.
La Policía coloniense se contactó con la Embajada de Alemania para conocer datos sobre la víctima.
Foto: El País.

Hartmann limpió y acondicionó dos habitaciones de esa casa. También limpió el patio. Temprano por las mañanas, el alemán abandonaba la casa y se dirigía a Colonia a su rutinario recorrido. De caráceter parco, no se le conocía amigos en la ciudad.

"Era un hombre muy prolijo. Pernoctaba en ese lugar que había acondicionado. Se sabe que recibía una pensión desde Alemania", dijo a El País una fuente de la investigación.

Policías de la Brigada Antidrogas, especializados en investigar delitos complejos, constataron que Hartmann tenía una hermana en Alemania, a la que no han podido contactar.

Al no lograr una comunicación con la hermana del occiso, los investigadores policiales se contactaron con la Embajada de Alemania para recabar datos relacionados con el pasado de este hombre que pudieran dar alguna luz sobre el crimen.

La Policía de Colonia constató que estaban en orden todas las pertenencias de la víctima Uwe Hartmann.
La Policía de Colonia constató que estaban en orden todas las pertenencias de la víctima Uwe Hartmann.
Foto: El País.

Hallazgo

Harmann fue encontrado muerto el 30 de enero por un vecino que se acercó a la casa de la Dirección de Vialidad. El hombre sintió un fuerte olor provocado por la descomposición del cuerpo y avisó a un ingeniero del Ministerio de Transporte. Enseguida el profesional llamó a la Policía coloniense.

Los efectivos policiales encontraron a Hartmann en el dormitorio con los pies y las manos atadas por la espalda. El lugar estaba en orden. Los agentes hallaron el pasaporte del alemán y otros documentos. Por eso, la Policía descartó el robo como móvil del asesinato.

Según la fuente, el cuerpo tenía un alto grado de descomposición. Se calculó que llevaba entre 20 y 30 días de muerto, lo cual impidió al médico forense determinar en forma inmediata la causa del fallecimiento de Hartmann. La investigación forense aún continúa.

Por el momento, la Policía no maneja ninguna hipótesis sobre el crimen de Hartmann. Se indagará a algunas personas que se cruzaron con el alemán en otros departamentos. También se aguarda información de la Embajada de Alemania.

"La víctima no generaba sospechas de nada. Colonia es chico y la Policía ya lo había detectado. Llamaba la atención por el modelo de bicicleta que utilizaba y que recogía cosas de volquetas mientras andaba vestido en forma pulcra", explicó la fuente.

Según la fuente de la investigación, el caso tiene ribetes misteriosos porque se desconoce por ahora el móvil del crimen. "Algo hizo Hartmann para que lo ataran y lo mataran", concluyó.

El caso del gurú alemán

El domingo 28 de julio de 2016 apareció muerto en la playa de La Floresta el alemán Arno Wollensak, de 60 años, líder de una secta alemana.

Fue encontrado por un hombre que caminaba por la arena. Tenía su cabeza cubierta con una bolsa negra, atada con un precinto a la altura del cuello. Sus manos estaban esposadas y las piernas ligadas a la altura de los tobillos.

Cuando la Policía Científica retiró la bolsa de la cabeza del cadáver, descubrió que Wollensak tenía la boca abierta, sostenida por cinta plástica.

La Armada Nacional, por su parte, informó que el asesinato pudo haberse cometido en costas uruguayas, pero no se descartó que el cuerpo hubiera sido arrojado desde un barco.

La autopsia reveló que la muerte se dio por asfixia, pero no quedó determinado si la misma fue por la bolsa de nylon o por inmersión.

El cadáver habría estado por lo menos una semana en el agua, según el expediente del Juzgado Penal de Atlántida.

A nueve años de este homicidio, el caso no ha tenido avances. Tampoco hay pistas sobre el paradero de la pareja de Wollensak, Julia Ravel, ni de Úrsula Frei, quien fuera integrante de su grupo.

El expediente judicial revela que la Justicia siguió hasta el final todas las hipótesis y no encontró pruebas para incriminar a nadie por el asesinato de Wollensak.

En mayo de 2019, el juez Enrique Falco ordenó a la Policía la verificación de la situación de la hija de la víctima, que reside en Alemania, y solicitó a ese país europeo información acerca de cualquier movimiento o tránsito registrado de todos los involucrados en el caso, incluso de la hija de Wollensak.

Ese mismo mes Falco pidió a Interpol que emitiera un “código rojo” de búsqueda a nivel mundial de Julie Ravel y Úrsula Frei, porque una de las hipótesis es que ambas mujeres podrían estar con vida.

Por su parte la hija de Wollensak tiene una herencia para recibir. La mujer solicitó ayuda a la Embajada de Alemania en Uruguay, que la derivó a un abogado.

El profesional presentó un escrito en el Juzgado Penal de Atlántida reclamando para la hija de Wollensak la chacra de Los Cerrillos y varios vehículos. Ella nunca concurrió personalmente al Juzgado a reclamar esos bienes.

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