¿Quiénes son los otros cinco uruguayos que forman parte del “clan Marset”?

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Narcotraficante Sebastián Marset
Narcotraficante Sebastián Marset.
Foto: Archivo

LA ORGANIZACIÓN CRIMINAL

Se trata de personas muy cercanas al líder narco y que tenían la tarea de lavar el dinero sucio.

Mucho se ha hablado de Sebastián Marset, porque es cierto: no todos los días un uruguayo llega a la cima del narcotráfico internacional -de hecho, no hay registro de un caso igual para los investigadores policiales-, y menos frecuente es que un delincuente así quede en el centro de la polémica política local, en este caso por haber recibido un pasaporte desde Uruguay mientras se encontraba detenido en Dubái por portar documentación falsa.

Pero para haber llegado a este punto, y construir la organización criminal que instaló en Paraguay, fue necesaria la contribución de otros uruguayos y parientes suyos, que conformaron lo que la inteligencia regional denominó “clan familiar”. Cada uno desempeñó un rol particular, algunos con mayor involucramiento, otros con menos, pero en todos los casos se encargaron, especialmente, de emprender actividades empresariales con el sencillo objetivo de levantar una “fachada” bajo la cual lavar el dinero sucio generado por el negocio del narcotráfico.

En la primera investigación policial paraguaya en que se identificó y reconstruyó la estructura de esta organización -en lo que dio en llamarse “Operación Smart”- una de las personas en que las autoridades del país hermano pusieron la lupa es la también uruguaya Gianina García Troche, pareja del protagonista.

García viajó junto con Marset cuando la familia —ella y los dos hijos que tiene con él— abandonó Paraguay. A 2021, año hasta el cual se registran las investigaciones, no contaba con antecedentes ni orden de captura pendiente. Sin embargo, de acuerdo a un informe de más de 40 páginas que produjeron los investigadores paraguayos a mediados del año pasado, esta mujer acompañaba a Marset en muchísimas actividades, así lo demostró el seguimiento minucioso de sus movimientos que hizo la Policía de Paraguay.

Luego, en una segunda investigación, narrada en 500 páginas de otro informe —en el marco de la “Operación A Ultranza Py”— se descubrió que esta mujer llegó a habilitar “una cuenta en el Banco Visión, declarando desempeñarse como agente de transporte y presentando un certificado de trabajo de contenido falso donde consta que es propietaria de un tractocamión de la marca Volvo”.

Gianina García pretendió así hacerse pasar por transportista, y simuló ganar, por ese negocio, unos US$ 7.500 mensuales. “Con estos indicadores —razonaron los oficiales de inteligencia— notamos que la investigada (...) estaría adecuando su conducta enmarcada en tipologías propias del lavado de activos, en carácter de facilitadora, administradora y testaferro de la organización investigada”.

Esta mujer también fueresponsable de crear una empresa dedicada a los autos de alta gama, llamada Total Cars, inaugurada en mayo de 2021, en Asunción. García figura como presidenta de la empresa y es propietaria del 75% de las acciones.

En el esquema del lavado también interviene el hermano de Gianina y cuñado de Marset, Mauro García, quien cumplía en esta organización “funciones de testaferro y administrador de bienes”, además de también involucrarse en el taller mecánico. Señalaron los investigadores: “La presencia de Gianina, pareja de Marset, y Mauro García Troche, su cuñado, es práctica común, considerando que ambos son de altísima confianza del líder de la supuesta organización y teniendo en cuenta la inversión millonaria que se realizó en dicho proyecto empresarial, con el objetivo de lavado de activos”. Y subrayaron: “Estas personas se encargan de verificar el funcionamiento de la empresa que pertenecería al clan”.

Padre y hermano de Marset aparecen mencionados en los reportes (ver aparte), pero hay otra figura uruguaya de gran relevancia que integra este clan: Federico Ezequiel Santoro Vasallo. “Según los datos de inteligencia esta persona se dedica a cambios de divisas y a la habilitación de cuentas a través de casas de cambio para el envío y recepción de grandes sumas de dinero en el exterior”, indicaban los policías paraguayos, que hicieron, como con el resto, un detallado seguimiento de esta persona.

Como “asesor” de Marset, ofició de nexo, incluso, en la venta de jugadores al club Trikala de Grecia, uno de los tantos “métodos” de lavado de activos de este grupo.

“También se localizó un establecimiento tipo casa de verano, perteneciente supuestamente a (Santoro) Vasallo ubicado en el km 9 a orillas del lago Acaray, de Ciudad del Este, distante a unos 7.500 metros ruta internacional, el cual sería utilizado para guardar embarcaciones y vehículos de alta gama”.

Y en las interceptaciones telefónicas, quedó claro que Santoro dominaba el funcionamiento del control de fronteras. En una de las llamadas interceptadas por la Policía en julio de 2021, confiesa que tenía “un amigo” en la Aduana de Paraguay al que recurrir por favores.

Es un criminal que en 2009 fue imputado por trata de personas, delito que cometió a través de su agencia de viajes “Ilu Viajes & Turismo”, y en los últimos días también surgió que es buscado por Interpol, señalado de ser el encargado de trasladar a los tripulantes del avión iraní Emtrasur que estuvo en Paraguay y Argentina, y que Uruguay no dejó aterrizar semanas atrás, ante la alerta de que la aeronave y su tripulación tenían conexiones con el terrorismo internacional.

La contribución del padre y el hermano del capo narco

El hermano y el padre de Sebastián Marset también aparecen en los reportes de la inteligencia paraguaya.

Al hermano del líder narco, que en Paraguay se trasladaba en un Audi de color blanco —tal como surge del seguimiento policial— las autoridades lo vinculan “por un lado, con las actividades de tráfico internacional” de drogas, señala el informe de la “Operación A Ultranza Py”, de más de 500 páginas. Y, por el otro, “con el esquema de lavado de activos”.

“La hipótesis investigativa indica que el investigado (...) se habría radicado en Bolivia durante el último año, actuando en carácter de nexo con miembros de la organización criminal que coordina las operaciones ilícitas desde ese país”, se lee en uno de los reportes.

Respecto a su padre, se informó que, a partir de “informaciones recibidas a nivel de inteligencia por parte de la Policía uruguaya”, había sido investigado en Uruguay por hechos relacionados con el narcotráfico entre 2020 y 2021. En concreto, aquí en Uruguay ya se lo identificaba como un “operador encargado de coordinar (...) envíos de cargamentos ilícitos controlados por la organización”.

Su padre también había formado parte de los indagados de la “Operación Árabe”, realizada en Uruguay el 28 de marzo de 2021, en la cual se habían incautado 606 kilos de cocaína.

Fue entonces que, por la participación de todos estos parientes, los investigadores concluyeron que lo que había montado Marset era efectivamente un “clan familiar”, que siempre tuvo entre sus objetivos primordiales “establecer un esquema (que) le permita otorgar una apariencia lícita a las grandes sumas de dinero que ha adquirido” el grupo por la venta de grandes cargamentos de droga a Europa. “En ese orden de ideas, estas personas de su entorno actúan principalmente en carácter de testaferros o administradores de sus bienes”, concluyen los policías paraguayos.

Tres años de una intensa actividad criminal

Sebastián Marset quedó en libertad en 2018, luego de cumplir su pena en la cárcel de Libertad, en donde estaba recluido desde 2013 por delitos de narcotráfico. Pero al salir no descansó. Aprovechó los contactos que había entablado durante su estadía en la prisión, sobre todo con narcos extranjeros, y en cuestión de tres años montó su organización criminal, primero en Bolivia, y luego en Paraguay, hasta que decidió quedarse en Dubái al ser alertado de que lo buscaban en Paraguay. Hoy está prófugo.

Las seis claves del caso

1) La interpelación del frente amplio

La importancia del caso en Uruguay reside en las consecuencias políticas que generó el hecho de que Sebastián Marset recibiera un pasaporte uruguayo, expedido en octubre de 2021, cuando el narco estaba preso en Dubái. El Frente Amplio cuestiona que Cancillería y el Ministerio del Interior no se hayan negado al trámite, que luego derivó en la libertad de Marset.

2) Paradero desconocido

La ubicación del delincuente Sebastián Marset, de varios antecedentes penales y con causas abiertas en Uruguay hasta 2020, se desconoce. Un video que envió esta semana a Telenoche, y luego a otros medios, prueba que el celular que utilizó para contactarse con Uruguay corresponde a Sudáfrica. Hoy es buscado por Interpol porque se lo requiere en Paraguay.

3) La Trama del lavado

Un informe de más de 500 páginas de la inteligencia paraguaya explica que una de las etapas clave de la cadena del narcotráfico es la que corresponde al lavado de activos. El clan de Marset abrió en Paraguay varias sociedades y empresas. El plan era construir una fachada para blanquear el dinero que se obtenía a través del negocio del tráfico de drogas.

4) El cartel y la amenaza al fiscal

Sebastián Marset es también, según se presume, el líder y fundador de lo que en algún momento se identificó como el Primer Cartel Uruguayo (PCU). Estas siglas se vieron en varios ladrillos de cocaína incautados en el año 2019, pero también al final de un mensaje con una amenaza de muerte que recibió la fiscal de drogas Mónica Ferrero en 2020.

5) Las sospechas en dos homicidios

Marset es sospechoso en al menos dos homicidios. Uno de ellos es el asesinato en mayo al fiscal paraguayo Marcelo Pecci, en Colombia. Este lideraba una investigación en Paraguay, que desbarató la operativa del clan de Marset. El otro caso, del año pasado, es el asesinato del empresario Mauricio Schwartzman, un hombre que actuaba como mano derecha del narco.

6) Grandes cargamentos

En 2019 se alcanzaron cifras exorbitantes de incautación de cocaína. En aquel año, se superaron las 12 toneladas, cuando en 2018 se habían confiscado poco más de 700 kilos. Los investigadores policiales de entonces apuntaban a que lo que estaba ocurriendo era que Sebastián Marset, y su grupo, enviaban los cargamentos de Bolivia vía Uruguay.

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