LOS PRESOS MÁS PELIGROSOS
Bajo ese sistema están Edwin “Coco” Parentini, “Ricardito” Suárez Correa y exintegrantes de facciones criminales brasileñas.
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A principios de este año, el Instituto Nacional de Rehabilitación (INR) creó la Unidad N° 25 de máxima seguridad -situada en el predio del ex Comcar-- por orden del ministro del Interior, Luis Alberto Heber, en donde se alojan 12 reclusos actualmente. A estos hombres se les controla cada mínimo movimiento dentro de la cárcel y casi no tienen contacto entre sí, y es que se trata de los privados de libertad más peligrosos del sistema a los ojos de las autoridades.
Aunque se podría creer que en esta unidad residen las personas que recibieron las penas más largas por delitos especialmente graves, como podría ser un asesino serial o un violador, la mayoría de los que están en la Unidad N° 25 resultan peligrosos porque tienen contactos con otros delincuentes del exterior y varios planearon crímenes estando detrás de las rejas.
Son aquellos criminales “pesados”, en algunos casos se trata de líderes de las bandas que dominan el comercio de drogas en Uruguay o delincuentes que planearon operaciones de crimen organizado.
Ese es el caso del barrabrava de Peñarol Edwin “Coco” Parentini, a quien trasladaron a esa cárcel porque fue el autor intelectual del homicidio del hincha de Nacional Lucas Langhain, en diciembre de 2019, por el que fue condenado a 28 años de prisión. También planeó el ataque que sufrió un hincha de Flamengo, en noviembre de 2021 en Montevideo, cuando se jugó la final de la Copa Libertadores y estuvo involucrado en motines y una muerte intercarcelaria.
“Es una persona sumamente peligrosa que con una llamada mueve gente que está en la calle”, declaró Luis Mendoza, director del INR, en el marco de la investigación por las cartas de Parentini con amenazas hacia él y hacia el ministro Heber. Mendoza dijo que tiene que “prever que no tenga contacto con el exterior”, sobre todo por su influencia en la violencia en los partidos de fútbol. Cuando fue el último partido entre Nacional y Peñarol, le pusieron medidas limitativas severas y ese día no pudo hacer llamadas.
Según supo El País, Parentini estaba recluido en la cárcel de Cerro Carancho, en Rivera, pero comenzó a tener contacto con facciones brasileñas, por lo que el INR decidió trasladarlo a esta prisión de máxima seguridad.
Otro de los presos conocidos que está en esta unidad es Ricardo Suárez Correa, mejor conocido como “Ricardito”, el medio hermano del reconocido narcotraficante Luis Alberto “Betito” Suárez. Suárez Correa fue el miembro del clan familiar de Cerro Norte que se ocupaba de ordenar sicariatos, secuestros y mutilaciones para dar un mensaje a los deudores, y se fugó de la cárcel durante más de un mes a partir de una salida transitoria en 2019.
Su medio hermano “Betito” también estuvo recluido en la Unidad N° 25 durante cinco meses, pero fue trasladado y ahora reside en el Penal de Libertad, en el sector La Piedra. El narcotraficante tenía una “muy buena conducta” y no había cometido ningún delito desde la cárcel mientras estaba en esta unidad, según contó a El País una fuente cercana al delincuente.
La población carcelaria de esta unidad cambia a menudo, pero en la actualidad son todos hombres de nacionalidad uruguaya, salvo por un brasileño que vivía en Rivera y un chileno que está esperando su extradición. Tres de los reclusos tienen alrededor de 50 años de edad y el resto está en el entorno de los 30. Entre los 12 reclusos también hay exmiembros de facciones brasileñas que operan en la frontera de Rivera y Santana do Livramento (“Bala na cara”, “Os Manos” y “Tauras”).
La gestión
A pesar de que este establecimiento se encuentra en el predio de la Unidad N° 4 Santiago Vázquez (ex Comcar), es independiente y está dirigido directamente por el director del INR, Luis Mendoza. Él es quien decide qué reclusos son una amenaza y deben ser trasladados a esta unidad de máxima seguridad.
En 2021 este módulo del ex Comcar (el 12) tenía cuatro sectores: dos de ellos eran de especial seguridad con un total de 11 celdas, otro sector era ocupado por ocho detenidos con problemas de salud mental y el último estaba destinado al aislamiento por covid-19 y también era para ocho personas. Hasta 2018 había un régimen de “aislamiento en solitario” para los presos más peligrosos, pero el 28 de junio hubo un motín que tomó de rehenes a los policías y terminó con la destrucción de gran parte del módulo, por lo que el INR decidió finalizar con este régimen.
En el sector de salud mental estuvo recluido -con prisión preventiva- el líder de 34 años del “Comando Barneix”, un grupo así autodenominado que en 2017 amenazó con matar a tres personas de una lista de entre 13 jerarcas, magistrados y activistas. También tenía almacenadas 1.200.000 fotos y videos de pornografía infantil.
La vida
La particularidad de la Unidad N° 25 es que cada recluso vive en una celda individual con patio para cada uno, mientras que en muchas cárceles del país hay hacinamiento. Los reclusos pueden salir al patio dos horas por día, pero en ese momento no tienen contacto entre sí. Dos veces a la semana pueden hacer llamadas durante 30 minutos en una cabina telefónica de Antel (que es grabada y vigilada con cámaras) y una vez a la semana reciben visitas por un máximo de dos horas.
¿Qué tanto los vigilan? El policía que requisó las cartas de amenazas de Parentini explicó en declaraciones al fiscal Fernando Romano: “Ellos se mueven y nosotros estamos al lado, van al patio y nosotros los vigilamos, salen a hacer una llamada y eso es filmado y grabado”. Los policías de esta unidad usan pasamontañas y cámaras Gopro en sus uniformes.
El establecimiento tiene forma de “H” y cuenta con celdas de nueve metros cuadrados. En cada una hay cama, mesa y una televisión. Según el informe del Comisionado Parlamentario Penitenciario -que se publicó en abril de 2022- la ventilación e iluminación natural que permite la celda con la puerta cerrada es muy poca. La iluminación artificial consiste en una lamparita a la entrada de la celda que permanece encendida las 24 horas, aunque en el momento en que Juan Miguel Petit y su equipo visitaron la cárcel, solo tres de las celdas contaban con esta iluminación.
El Capitán Fabio Díaz es el director de la Unidad 25 y -en declaraciones al fiscal Romano por las cartas- explicó que quienes están en esta cárcel “son privados de libertad que no se adaptan a otros establecimientos y por un tema de seguridad se los lleva ahí”, donde hacen “todo solos”. Díaz agregó que tiene entrevistas habitualmente con los reclusos de su unidad para estar al tanto sobre su estadía.
Por ahora los reclusos tampoco tienen actividades recreativas o educativas con técnicos del INR, pero sí cuentan con la posibilidad de recibir atención psicológica y psiquiátrica, además de medicación y los tratamientos que necesiten.
En 2021 hubo cuatro muertes en el sector
En 2021 hubo cuatro muertes en el sector de seguridad especial del módulo 12 que ahora se trasformó en la Unidad N° 25, informó el Comisionado Penitenciario Parlamentario. Dos de ellos fueron suicidios y dos muertes dudosas que todavía se investigan. El Comité Contra la Tortura o el Comité de Derechos Civiles y Políticos hacen un estricto seguimiento de los establecimientos de máxima seguridad porque si tienen régimen en solitario pueden complicar el tra-to digno del recluso.
El Comisionado Parlamentario Penitenciario, Juan Miguel Petit, dijo a El País que los “sistemas de máxima seguridad pueden existir y existen, aunque debe tenerse presente que no significan tener una mínima intervención técnica”. Señaló que puede tratarse de un “patio más controlado” o una “convivencia más vigilada”, pero el privado de libertad tiene que contar con la rehabilitación necesaria.
“La instalación de este régimen de seguridad, donde se redoblan los controles y se limitan los movimientos de los internos llegándose incluso a reducirlo al espacio de su celda, debe ser muy cuidadoso de no vulnerar derechos básicos y de no caer justamente en una situación de ‘aislamiento en solitario’”, se establece en el informe del comisionado de 2021.
El aislamiento en solitario se produce cuando la persona no tiene un mínimo de dos horas de contacto humano relevante, sea con internos, funcionarios, visitas o educadores. Esto es un requerimiento de las normas internacionales, conocidas como Reglas Mandela.
“No se debe pasar la línea amarilla”, enfatizó Petit. Y las cartas de Parentini expresan un maltrato en la Unidad N° 25: “Me han transformado en ‘modo bicho’, aislándome de los presos, durmiendo engrilletado de pies y manos, reprimido con más de 50 disparos de bala de goma”.
Sin embargo, Petit recorre periódicamente la cárcel y lo hizo la semana pasada, y no notó una vulneración de derechos. Aun así, cree que se debe reforzar el trabajo con los internos.