Uruguayas denuncian situaciones de abuso dentro de la ONG de Ravi Shankar

Compartir esta noticia
Ravi Shankar. Foto: AFP

ACOSO SEXUAL

El Arte de Vivir, organización india que se dice sin fines de lucro y que opera en más de 156 países, ya es investigada en Argentina y Brasil.

El 25 de julio una noticia sacudió Brasil: una mujer denunció por acoso y abuso sexual al maestro yogui de origen indio Swami Paramtej (49) -cuyo nombre real es Pankaj Gupta-, discípulo del gurú indio Sri Sri Ravi Shankar, fundador de El Arte de Vivir (ADV). Luego, otra mujer denunció a un instructor de la misma organización. Tras esto, primero argentinas, y ahora uruguayas, advierten que también fueron víctimas de abuso.

El estallido se dio en el mismo momento en que Ravi Shankar visitó América Latina en el marco de una gira que lo llevó a Surinam, Guyana, Brasil, Bolivia y Chile, por lo que el gurú fue consultado al respecto en Río de Janeiro. Allí aseguró que en 41 años de existencia de su organización nunca habían sucedido abusos y dijo que ya había tomado recaudos con los sospechosos.

El Arte de Vivir es una organización india, que se dice sin fines de lucro, que fue fundada en 1981 y opera en más de 156 países. Su objetivo, se indica en su sitio web, es impartir prácticas filosóficas ancestrales a través de técnicas de respiración, meditación y yoga. Su máximo representante es Ravi Shankar, de 66 años, que fue declarado por la revista Forbes como la quinta persona más influyente de la India en 2010 y al año siguiente fue nombrado por la Unesco como uno de los oradores más destacados del siglo.

Según informó O Globo, Paramtej se desempeñaba desde hace 15 años como mentor espiritual de El Arte de Vivir en América Latina y recorría el mundo dando charlas sobre meditación y yoga.

Swami es un título dado a los discípulos de Ravi Shankar. Ellos deciden permanecer en celibato y renunciar a la vida material para difundir el conocimiento y la gracia del maestro. Paramtej era uno de los hombres de confianza de Ravi Shankar, pero tras las denuncias fue separado de su cargo y el ADV informó que ya no pertenece a la organización.

El paradero de Paramtej es desconocido. Quienes lo han denunciado advierten que reside en la India, realizando “limpieza kármica”, y que en conversaciones con miembros de la organización ha dicho que el gurú ya lo perdonó. Ravi Shankar ha sido increpado ya por estas denunciantes para que devele su paradero.

Denuncia en Brasil

Rafaela (nombre ficticio), la brasileña que denunció a Paramtej ante la Justicia, contó a El País que, al principio, para ella él fue un referente. La hacía sentir especial, la cuidaba y le daba consejos. Ella se sentía una elegida.Hasta que una noche, durante una de las visitas de Paramtej a Brasil, todo cambió.

“Me invitó a su habitación a ver una película. Recuerdo que cuando abrí la puerta del dormitorio miré hacia la cama. Él estaba sentado con su libreta abierta y pensé: ‘¿Dónde me voy a quedar?’. Me hizo señas para que me sentara en la cama junto a él, lo cual fue un shock. Fue en esa ocasión que sucedió algo que ahora veo como inapropiado e inadmisibles”, recuerda Rafaela.

El hombre empezó a tocarla, le pidió que le hiciera ciertos masajes y “relacionó el acto con una lección para probar su condición de Swami”. “Me convenció de que eso no era un acto lascivo, sino una enseñanza y luego me pidió que no se lo contara a nadie”, narró.

“Me tomó mucho tiempo entender que lo que pasó fue un abuso de poder -continuó-, de la relación maestro-aprendiz que teníamos. Hasta hoy tengo momentos en los que me culpo y minimizo la situación. Lo admiraba por su conocimiento y usó ese conocimiento para hacer lo que hizo”.

Una brasileña, dos argentinas y dos uruguayas son las que alertan abusos.

El karma se encargará

La historia de María (nombre ficticio) empezó en 2017, en una jornada de meditación que se realizó en Uruguay. La joven recuerda que Paramtej -que visitó el país en diferentes oportunidades, e incluso se hizo presente en varios medios de comunicación- se acercó a ella con un pretexto. “Se enteró que era chef y me presentó un proyecto para hacer un restaurante del ADV” en India, contó la uruguaya a El País.

“Al principio me sentía importante, que estaba cerca de alguien cercano al gurú. Pensé que me llevaría a estar más cerca de la iluminación. Le pedí que fuera mi mentor. Él accedió y la relación se volvió cada vez más íntima”, relató.

Se sentía protegida y contemplada, escuchada, y aunque Paramtej le repetía que la consideraba muy bonita, ella entendía que se trataba de un amor puro e incondicional, como el que no había sentido jamás.

Sin embargo, con el paso del tiempo eso fue cambiando. En un viaje en avión hacia la India, el hombre la indagó sobre su vida sexual y le pidió que describiera el acto y sus sensaciones. Incómoda, María empezó a contarle. Al notar su tensión, el hombre le propuso hacerle masajes. Aunque no deseaba que la tocara, los recibió como un “regalo” de su mentor.

Las situaciones escalaron, y Paramtej buscaba cualquier excusa para acercarse a ella. En India todo se puso más difícil. “Solía decirme que tenía el deseo de que yo le hiciera masajes con aceite, pero que tal vez no debería porque yo era muy bonita”, reveló.

Mientras compartían tiempo en el ashram (templo de yoga y meditación), el hombre la llevó a su habitación con un pretexto: “En un momento me dijo, ‘vení ponete detrás de mí’. Él estaba parado de frente mirando hacia un espejo de cuerpo entero, me paré detrás de él y me levantó desde adelante, apoyando mi parte frontal del cuerpo sobre la parte trasera del suyo. Me puse nerviosa, hice fuerza y apenas pude me solté. Cuando me bajó, me quedé parada y se dio vuelta a abrazarme, de frente. Alejé mi cadera, porque sentí su pecho acelerado y esa sensación de que estaba como excitado. Lo que menos quería era sentir su cadera o, peor aún, su miembro contra mí. En ese momento dijo que iba a extrañarme y trató de besarme”, rememoró.

Encontró una excusa y se fue llorando del lugar. La joven intentó poner distancia, dejó de contestar sus llamadas y buscó apoyo en otros instructores: “Nadie me apoyó y dijeron que era mi culpa por ser tan sexual. Que no dijera más nada. Que había que cuidar a la fundación y a él”, explicó. Tras esto, María decidió abandonar la organización y volver a Uruguay. Paramtej -según su relato- le habló y le dijo: “Lo que pasa es que la gente siempre va a estar del lado del favorito”.

La uruguaya nunca presentó una denuncia ante la Justicia. “Estoy tranquila, porque sé que el karma se encarga”.

Enviado de Dios

El caso de Carolina (nombre ficticio), sucedió un tiempo antes. Tenía 22 años cuando tuvo el “honor” -así lo pensaba en ese momento- de ser la elegida para estar al servicio de Swami Paramtej durante su visita a Uruguay en 2012. “Para mí era un ser humano elevado, un discípulo directo de Ravi Shankar, una persona de su confianza, como una especie de enviado de Dios”, dijo a El País.

En aquella visita, recuerda, su tarea era atenderlo: si se le rompía la malla del reloj, precisaba comprar algo o trasladarse o donde fuera, ella debía estar disponible. De hecho, incluso debía compartir con él la vivienda para ayudarlo en lo que le pidiera en todo momento.

“En mis primeros años, El Arte de Vivir para mí era el Disney World de la espiritualidad. Sentía que era un privilegio ser parte de este movimiento que estaba cambiando el mundo”, confesó.

Sin embargo, ese mundo de fantasía se vino abajo una noche de ese año 2012, cuando dos instructores de yoga llegaron a supuestamente ver una película en la casa donde Swami estaba acompañado de Carolina.

“Era una película normal, espiritual, pero tenía algunas escenas de sexo fuertes. En esas partes Swami adelantaba y luego se seguía mirando la película. Cuando vi que él hacía eso recuerdo haber pensado: ‘Guau, qué elevado, como no quiere generar impresiones en su mente para no tener defectos sexuales’”, narró la mujer.

Swami Paramtej era considerado un enviado de Dios en la tierra.

Luego de que los instructores se fueran, cerca de la una de la mañana, Swami Paramtej tocó la puerta de Carolina para pedirle que le hiciera masajes. “Tal vez para alguien que no conoce El Arte de Vivir, y que nunca estuvo en estas circunstancias, no lo entendería, pero yo realmente creí que era un masaje, en ningún momento interpreté que era con un tono sexual”, destacó.

“Cuando entré al cuarto él estaba sentado con las piernas cruzadas y con la computadora -continuó Carolina-. Le pregunté dónde le dolía y me respondió que en los hombros. Me arrodillé atrás de él y empecé a hacerle masajes. Entonces vi que puso YouTube y buscó las escenas de sexo que se había salteado. Me quedé congelada y ahí mi cerebro empezó a entender lo que estaba pasando. Al ver mi reacción, me preguntó: ‘¿Pongo enter?’. Le dije que no. Y se lo dije muy fuerte. Entonces me dijo: ‘Sí, no deberíamos por las impresiones en la mente’”. Tras esto, ella salió corriendo de la habitación.

Con el paso de los años, Carolina decidió alejarse de El Arte de Vivir, pero no fue hasta el año pasado que comprendió lo traumática que había sido aquella experiencia y el daño que le había causado.

En marzo de 2022 compartió su historia con otra mujer que también había sido parte de la organización y ambas descubrieron que habían vivido experiencias similares con el mismo hombre. Juntas decidieron elevar una denuncia al Comité de Ética de la ONG de Ravi Shankar. Enseguida les fue comunicado que Paramtej había sido desvinculado del ADV.

A fines de agosto de 2022, Carolina podrá denunciar ante la Justicia finalmente a Swami Paramtej. “Ya tengo hora en fiscalía -señaló-. Me costó muchos años darme cuenta qué era lo que había vivido. Ahora lo entiendo y por eso decidí presentar la denuncia. Necesito darle un cierre a todo esto”.

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar