Por Pablo Méndez
Rafael y su esposa salieron de su casa al mediodía. Circulaban en auto por la calle Verona, en el barrio Carrasco Norte, cuando otro vehículo “salió de la nada” y les cortó el paso. Se bajaron tres hombres armados que cubrían sus rostros con pañuelos.
Uno de ellos les golpeó el vidrio a culatazos mientras le gritaba a Rafael: “bajate, bajate”. Todo duró menos de dos minutos. Los delincuentes se llevaron el auto y se fueron a toda velocidad, dejando abandonado el otro vehículo, que tenía una rueda pinchada.
Los ladrones eran perseguidos en ese momento porque habían robado una joyería en el Shopping de Portones. El auto de Rafael fue encontrado luego por la Policía y le fue devuelto. Uno de los delincuentes fue capturado, pero el resto del grupo continúa prófugo.
Rafael vive hace 23 años en Carrasco Norte y asegura haber vivido una experiencia “de película”. Pero lo que pasa en el barrio nada tiene de ficción. Son muchos los vecinos que hablan de amenazas, asaltos y miedo constante por culpa de delincuentes que, según ellos, llegan para cometer asaltos desde otras zonas.
Mientras invita a recorrer el barrio, otro vecino, Gonzalo Peña, reconoce que la situación de la delincuencia en Carrasco Norte fue hace casi dos años controlada con la presencia de la Republicana. Pero hace un tiempo ya que, según coinciden varios en la zona, todo volvió al mismo lugar. “Una vez más, todo se salió de control”, dice Peña.
Contexto
En 2019 la zona “fue recuperada”, asegura Peña, quien hace varios años es un referente barrial. Según relata, en aquella época los robos eran más severos y la presencia policial permitió que los supermercados tuvieran un respiro y los vecinos pudieran disfrutar de los espacios públicos con tranquilidad.
“Pero esto duró poco -señala-, porque una vez más tenemos miedo de salir a la calle por la noche y los robos son moneda corriente”.
El recorrido por la calle Verona -amplia, cubierta de árboles y poco transitada-, donde asaltaron a Rafael, se interrumpe por una de las plazas centrales del barrio. Allí son varios los vecinos que cuentan, una detrás de otra, historias de inseguridad.
De hecho la plaza, sostienen, se ha “perdido”, porque es un espacio que fue “tomado por los delincuentes”. Es, dicen, “tierra de nadie”.
Allí fueron asaltados un abuelo y su nieto, el pasado 31 de enero. Cuando se disponían a bajar de su vehículo, dos ladrones los interceptaron. “Les llevaron todo”, asegura un vecino. Estaban armados, pero no los hirieron.
Sonia, quien vive hace más de 25 años en Carrasco Norte, dice que hasta dejó de ir a la almacén por miedo a los asaltos. “Ahora hago los pedidos por teléfono. Igual el otro día me intentaron robar en la puerta de mi casa”, cuenta ella.
Según la vecina, dos hombres llegaron en moto en el momento en que ella le abrió la puerta al repartidor. Estaban armados. “Si el chiquilín de la almacén no me empujaba y cerraba, nos llevaban todo”, dice.
La casa lindera a la suya fue desvalijada a plena luz del día, mientras su dueño estaba de vacaciones. El robo fue captado por las cámaras de otra vivienda. Dos hombres en una moto se acercaron al lugar y uno de ellos trepó el cerco de madera. Al rato salió con lo robado. Cinco minutos después regresaron los ladrones, esta vez acompañados por otros dos también motorizados. Del lugar salieron más tarde con una televisión bajo el brazo y un reproductor de música, entre otras cosas.
La puerta por la que ingresaron quedó destrozada y su dueño luego decidió tapiarla. Ahora ingresa por un acceso alternativo protegido por una reja.
Durante el intercambio, retoma la palabra Sonia para señalar la pérdida del club “Alelí”, destinado a los ancianos y ubicado en el corazón de la plaza. Su relato es interrumpido por otra vecina, empleada de un supermercado, que asegura haber sido asaltada “tres veces a mano armada” en su horario de trabajo. “Fueron reiteradas rapiñas a ese comercio”, apunta Peña.
Ante los asaltos de 2019 -antes de lo que algunos vecinos definen como una “luna de miel” sin crímenes, “que ya se ha terminado”- los vecinos crearon grupos de WhatsApp y colocaron carteles en sus casas bajo la misiva “vecinos en alerta”. Ahora están volviendo a hacer lo mismo.
Modalidad
Los vecinos dan detalles de una modalidad que “preocupa”. Gran parte de los robos son protagonizados por delincuentes que no son del barrio, que llegan en motos, roban y se van. “Es una zona de paso para los ladrones”, dicen varios.
“Se escapan por camino Carrasco, por Bolivia o por calles que desembocan en barrios como La Cruz; o en calles cerca del Shopping Portones, donde se pierden fácilmente”, dice Peña.
En esta línea los vecinos alertan, también, sobre supuestos indigentes que pasan con carros de supermercado por distintas calles y “marcan” las viviendas que están vacías. Dicen que han visto a algunos tocar timbre en algunas casas en que no hay nadie, y que luego estas fueron robadas.
La casa de Natalia fue justamente robada hace poco. Cámaras captaron a los delincuentes cuando llegaron en una moto con guantes y sus caras cubiertas. Luego tocaron timbre y como no les respondieron, arrancaron la reja con una barreta e ingresaron. La alarma “saltó” al instante e interrumpió el crimen. Solo se llevaron cosas pequeñas.
Actualidad
Los hechos no son excepcionales y se repiten. Rafael asegura que su pareja fue asaltada por motociclistas, que pasaron rápido y le robaron la cartera en dos ocasiones. A él una moto con dos hombres se le cruzó delante del auto, pero con la experiencia del robo anterior, aceleró su marcha y esquivó la emboscada.
La casa desde donde se filmó cómo se desvalijaba una vivienda, fue violentada en tres ocasiones por delincuentes. En una oportunidad estos llegaron en una moto y patearon la entrada varias veces. Producto de los gritos de sus inquilinos se retiraron y al rato llegó la Policía.
En otra oportunidad en que no lograron entrar, adentro los esperaban María y su hija. La mujer había tomado un cuchillo, guiada según sus palabras por el pensamiento: “es la nena o ellos”.
Según Peña los casos son múltiples y no todos son denunciados. Y cuenta: “Una señora se va a mudar del barrio, porque sus hijos fueron perseguidos con la intención de robarles y su vecino fue amenazado con un arma por personas que estaban haciendo una fiesta a cualquier hora”.
Esta misma señora añade que la realidad se ha hecho insostenible: “Hace 20 años vivo acá, pero hace dos años (que el barrio) se tornó insoportable. Y es también por personas que no son de acá”.
Para Peña, Carrasco Norte es “casi tierra de nadie” y espera que sus reclamos sean escuchados hoy en una reunión que mantendrán con jerarcas del Ministerio del Interior.
Vecinos se reúnen hoy con autoridades
La situación escaló al punto de solicitar una reunión al Ministerio del Interior, que tendrá lugar hoy y contará con la presencia del director de Convivencia y Seguridad Ciudadana, Santiago González, otras autoridades del ministerio y la alcaldesa del Municipio E, Mercedes Ruiz. El objetivo es que se dé el “visto bueno” a un pedido de larga data: la colocación de cámaras de videovigilancia monitoreadas. El reclamo se respalda en la necesidad de una respuesta más eficiente, que permita hacer un seguimiento a los delincuentes al momento de los robos y de los escapes. “Se trata de un pedido al que los vecinos podemos aportar, porque si es un tema de presupuesto hacemos un colecta y se suma a la causa, pero necesitamos de la disposición del ministerio”, dice Gonzalo Peña, referente barrial. Es el último intento que este último realizará por la causa, ya que asegura ser víctima de amenazas en la puerta de su casa y le preocupa poner “en riesgo” a su familia por algo que no cambia. “Yo por esto no señalo solo a la Policía, porque sé que es un trabajo de los fiscales también, que sin su respaldo y accionar todo queda en nada. Pero el pedido es general, necesitamos un cambio y una respuesta a nuestros reclamos”, advierte. Peña explica que en la reunión de este jueves hay una ausencia, que es reclamada por los vecinos. “Aprovecho para invitar al ministro del Interior para recorrer el barrio y su situación. Que nos acompañe en la reunión de este jueves y encontremos una forma de mejorar el barrio”. La presencia policial será otro de los reclamos, porque se observa una disminución de los patrullajes por la noche. “Este es un barrio que festeja cuando la Policía se hace presente, lo demuestra el respaldo y la cercanía que teníamos con la Republicana”. Con esto el referente busca dejar claro que no es un barrio que se violente con los oficiales, sino todo lo contrario. “El pedido es por un trabajo sostenido, no por algunos días hasta que las cosas se calmen”, dice. Según la declaración de los vecinos esto último ha tenido lugar ante algunos reclamos, donde la Policía recorre la zona y los delincuentes se repliegan, pero a las pocas semanas se baja la presencia y estos “vuelven a tomar las calles del barrio”.