AÑO 2004
La izquierda alcanzó el gobierno en la primera vuelta.
Los cambios en el sistema político uruguayo que habían comenzado a registrarse en 1989 alcanzaron su giro definitivo el 31 de octubre de 2004, cuando el Frente Amplio alcanzó el gobierno nacional con la mayoría absoluta de votos, convirtiendo al médico Tabaré Vázquez en el primer presidente elegido democráticamente que no pertenecía ni al Partido Colorado ni al Partido Nacional.
Vázquez fue elegido después de dos intentos fallidos, en 1994 y 1999. Para los sectores de izquierda, el triunfo de 2004 representó la culminación de un largo proceso de acuerdos, muchas veces terminados en fracasos, que habían comenzado en 1910 con una alianza de socialistas y liberales que obtuvo 3.594 sufragios. Por separado, los partidos de izquierda nunca habían alcanzado el 10% de los votos, pero en 1971, el recién creado Frente Amplio logró 18% de apoyo. Un episodio fundamental fue la victoria de 1989 en Montevideo, que hizo de Vázquez intendente de la capital y lo proyectó al liderazgo de la coalición.
Para la elección de 2004, la izquierda concretó una alianza mayor, denominada Encuentro Progresista-Nueva Mayoría-Frente Amplio, por la incorporación de nuevos sectores, en particular una parte del Nuevo Espacio de Rafael Michelini (los sectores que se opusieron a esa alianza formaron el Partido Independiente), así como algunos dirigentes blancos.
Las elecciones internas se realizaron el 27 de junio. El Partido Colorado tuvo el mayor número de precandidaturas: se impuso Guillermo Stirling con el 91%, contra 6,7% de Alberto Iglesias y 1,3% de Ricardo Lombardo, en tanto Manuel Flores Silva, Gustavo Boquete, Eisenhower Cardozo y Jorge Ruiz recibieron muy escasas adhesiones.
En el Partido Nacional, el exintendente de Paysandú Jorge Larrañaga derrotó al expresidente Luis A. Lacalle: 65,9% contra 33,6%. Además se postuló Cristina Maeso, con mínimo apoyo. En el Encuentro Progresista no hubo contienda.
El constante crecimiento electoral de la izquierda, señalado por los politólogos (ver aparte), más los efectos de la severa crisis económica de 2002, colocaron a Vázquez como el favorito para los comicios del 31 de octubre, lo cual fue recogido por todas las encuestas. En los hechos, la expectativa era saber si lograba ganar en la primera vuelta o si, por el contrario, era necesario recurrir al balotaje como en 1999.
A las 21.03 del domingo, el director de la empresa Factum Oscar Bottinelli anunció por Canal 4 el triunfo de Vázquez en base a las encuestas a boca de urna. Unos minutos más tarde, Luis Eduardo González, director de Cifra, confirmó el resultado.
El Frente Amplio sumó 1.124.761 votos y alcanzó la mayoría parlamentaria: 16 senadores (más el vicepresidente Rodolfo Nin Novoa) y 52 diputados. Además, fue la primera fuerza en siete departamentos, incluyendo los dos más poblados, Montevideo y Canelones.
El Partido Nacional, en tanto, tuvo muy buena votación, aproximándose a las cifras alcanzadas cuando Lacalle ganó las elecciones de 1989 (35% y 39%, respectivamente). En cambio, el Partido Colorado sufrió un descalabro, con apenas 10,6%, su peor votación histórica, pagando según los análisis el precio por la crisis del 2002.
Una campaña sin grandes estridencias ni debates
La campaña electoral de 2004 transcurrió sin grandes sobresaltos. Incluso el candidato del Frente Amplio Tabaré Vázquez ordenó a sus principales dirigentes no entrar en polémicas con sus adversarios, para evitar cualquier contratiempo en una carrera que lo tenía como favorito. Por esa misma razón, tampoco esa vez hubo debates entre los candidatos.
Los mayores encontronazos se registraron cuando el Foro Batllista preparó avisos de televisión que recogían imágenes de un documental alemán, en el cual dirigentes tupamaros hablaban sobre la lucha armada. Pero estos se movieron ante los canales para evitar su difusión. El Foro, sin embargo, presentó los spots en Internet.
A raíz de esa situación, tanto Vázquez como Jorge Larrañaga anunciaron que no permitirían el uso de su imagen o su voz para spots que no fueran los de sus respectivos partidos. El postulante colorado Guillermo Stirling, en cambio, autorizó cualquier aviso que lo mostrara, afirmando: “No tengo nada que ocultar”.
Según una investigación de El País, los partidos gastaron unos 8 millones de dólares en la campaña: el Encuentro Progresista 3,3 millones, el Partido Nacional 2,7 millones y el Partido Colorado 2 millones. Por otro lado, el Partido de los Trabajadores apenas gastó 4.000 dólares.
La disputa electoral se cerró en la misma noche del domingo, con la visita de la fórmula blanca Larrañaga-Abreu a la sede de campaña de Vázquez en el hotel Presidente para saludarlo y reconocer el resultado.
La tesis del crecimiento de los “desafiantes”
El politólogo Luis Eduardo González, director de la empresa Cifra, estimó tras las elecciones de 1999 que la tendencia estadística histórica haría poco menos que inexorable el triunfo del Frente Amplio en 2004. Y en ese momento incluso aventuró un porcentaje de votos para esa fecha: 50,3%.
Esa idea fue explicada por González junto a Rosario Queirolo en un ensayo publicado por Ediciones de la Banda Oriental en 2000. Según esas tesis, los partidos tradicionales en conjunto mostraban una disminución del número de votos de aproximadamente 1,3% anual, o del 6,5% entre elección y elección. Esos electores pasaban a los partidos “desafiantes”, en esencia al Frente Amplio, en un proceso fundamentado en buena medida por la renovación demográfica del cuerpo electoral.
La semana anterior a los comicios de 2004, González ratificó esa opinión ante los números que daban las encuestas. Y agregó: “Ni la campaña electoral ni la recesión parecen haber tenido un impacto considerable”.
El director de Equipos Mori César Aguiar coincidió con esa mirada y comentó: “Un señor sentado en la isla de Flores podría haberlo calculado en octubre de 1999”.
Otros politólogos señalaron que para explicar ese crecimiento de la izquierda era necesario ponderar otros elementos, como las coyunturas políticas y la oferta electoral de los partidos.
La influencia del “voto Buquebús” en los resultados
Desde las elecciones de 1984, las primeras tras la dictadura, se registra el fenómeno de miles de uruguayos residentes en el exterior, sobre todo en Argentina, que regresan transitoriamente al país para votar. Con los años, esto pasó a ser conocido como “voto Buquebús”, debido a las facilidades que dio esa empresa para la adquisición de pasajes, aunque los viajes se realizan por diversos medios.
Se ha especulado mucho con el destino de esos sufragios y su peso en el resultado final, pero no hay estudios firmes. En 2004, hubo quienes consideraron que el “voto Buquebús” había sido decisivo para el triunfo del Frente Amplio en primera vuelta. Según se informó, entre el 25 y el 30 de octubre de ese año entraron 28.179 uruguayos, en cifras de Migraciones.
El “plebiscito del agua” logró un amplio margen
Con las elecciones de 2004 se realizó un plebiscito que buscaba otorgarle al Estado, a través de una reforma constitucional, la responsabilidad exclusiva de la gestión del agua y del saneamiento. Pese a que el tema pasó casi inadvertido en la campaña, la propuesta fue aprobada por el 64,58% de los votantes.
Como resultado de eso, se incorporó en el artículo 47 de la Constitución de la República que el agua “es un recurso natural esencial para la vida”, que su acceso así como al saneamiento constituyen “derechos humanos fundamentales” y que es competencia del Estado garantizar a la población dichos servicios.