Laura Raffo todavía no ha asumido su precandidatura pero tiene todo pronto para hacerlo: ya presentó en sociedad el movimiento que la impulsará en la campaña hacia las internas nacionalistas de 2024 (Sumar), su sede frente a la Torre Ejecutiva ya está estrenada y con el desorden de las mudanzas recientes, y sus mesas de trabajo ya están a todo vapor craneando las propuestas con las que la futura presidenciable buscará obtener el voto de los blancos en junio próximo.
En el evento que hizo el jueves pasado en el auditorio de Antel para dar a conocer su plataforma política y el elenco de dirigentes y técnicos que la acompañan, la economista ya soltó algunos titulares sobre sus primeras propuestas. Habló de “bajar el costo de vida para todos los uruguayos” y de “combatir el narcotráfico y el crimen organizado” -más allá de entender que hubo un cambio en “el modelo de seguridad, después de años de crecimiento de todos los delitos”.
¿Cómo hacerlo? Si bien se está en una etapa inicial de análisis y estudio, los técnicos integrados en Sumar ya delinearon parte de la estrategia a seguir en ambos casos, a partir de la identificación de los distintos planos de las problemáticas en cuestión. Así, mientras en el tema económico hay “tres puntas” para atacar, en el asunto de seguridad hay al menos cuatro niveles identificados.
Cómo abaratar
Que Uruguay es caro para vivir, recordó Raffo en entrevista con El País, es un problema “estructural” que nadie desconoce y que se “arrastra desde hace muchos años”, pero no por eso es imposible de neutralizar.
Entonces mencionó las “tres puntas” del fenómeno detrás de “la formación de precios, de manera de abaratar el costo de vida en Uruguay”, con una advertencia: “Es un trabajo de largo aliento, que no se hace de un día para el otro”. Es decir, la solución puede alcanzarse a “mediano plazo”.
La primera de las puntas “tiene que ver con la eliminación y abaratamiento de un montón de costos asociados que tienen los emprendedores, las empresas y los importadores a la hora de ponerle el precio final a sus productos -explicó-, porque tienen que pagar tasas y certificados a distintos organismos como el Latu, los ministerios de Ganadería, Industria y Salud Pública, y todo eso encarece la formación de precios”.
El segundo eje marcado por Raffo apunta a la facilitación de los trámites de importación para pequeños y medianos comerciantes. “Hoy por hoy -puso de ejemplo la economista-, si tú querés importar un determinado producto de higiene, o un shampoo o dentífrico, este tiene que estar registrado en el MSP, para lo cual se necesita la fórmula original o ficha técnica, a la cual suele acceder únicamente la marca fabricante. Esto hace que solo esa empresa pueda importar el producto, lo que impide que, por ejemplo, un comerciante de frontera pueda comprarlo cruzando un río o que un supermercado mayorista pueda traer esa pasta de dientes o ese shampoo”.
El tercer elemento apunta directamente a “favorecer la mayor competencia”, agregó.
“Hay acuerdos de exclusividad y acuerdos para que entren (nuevos) supermercados -aseguró-. Es decir, hay todo un entramado de cosas con las que nuestros equipos técnicos ya están empezando a trabajar para luego proponer”.
Lo anterior, insistió, son tres líneas de trabajo que llevarán su tiempo, además de que la actual administración de Luis Lacalle Pou “ya ha avanzado” en esta dirección. “El ejemplo que ponía recién del registro de productos del MSP es algo en lo cual el gobierno ya está trabajando para facilitar. Es decir -subrayó Raffo-, es un camino de corto plazo, no es chasquear los dedos y que ya quede pronto el abaratamiento, pero hay que trabajarlo”.
La inflación
Para abordar este tema, Raffo entiende que hay que separarlo del control de la inflación, algo en lo que, a su criterio, el Poder Ejecutivo lo está haciendo “muy bien, pese al aumento de precios que hubo con la guerra de Rusia y Ucrania”. “Hoy la inflación está en el 6% y, probablemente, en setiembre se llegue al 5%, niveles que son históricamente bajos”, destacó.
Los cuatro niveles para atacar la droga y la clave de su “demanda”
Uno de los equipos técnicos de Sumar está planeando una estrategia de combate al narcotráfico por aire, tierra y mar, para golpearlo en tres niveles: el que involucra al narcotraficante poderoso que envía la droga desde el exterior, el de la distribución en Uruguay y el de la venta en las bocas de droga.
Pero estos niveles del problema están englobados todos dentro de la “oferta” de droga, cuando para Raffo es igual de importante trabajar en un segundo plano, que es el asociado a la “demanda”. Por eso el plan incluye algo más.
“Si tenemos 350.000 personas con consumo problemático de sustancias, hay que atacarlo con campañas”, propuso Raffo. “De enseñanza con ANEP, pero también hay que generar líderes comunitarios, trabajo en los barrios, trabajo con el Mides y con ASSE, para que haya una mayor atención y que la gente entienda que el consumo es un problema”, concluyó.
“El frente no cerraba bocas de pasta base”
Un concepto extendido entre los integrantes de este gobierno, y especialmente entre las autoridades del Ministerio del Interior, es la importancia de cerrar las bocas de droga que hay en los barrios, algo compartido por Laura Raffo. De hecho, para la dirigente blanca esto marca un contraste con la gestión del fallecido ministro del Interior del Frente Amplio, Eduardo Bonomi. “Esta es la gran discusión con el FA. Ellos no cerraban las bocas de pasta. Nosotros recorremos los barrios -agregó Raffo- y cuando se cierran una boca es otra cosa... porque alrededor de la boca hay hurtos y rapiñas”.