En el Centro CIAM —para adolescentes mayores de 15 años— del Instituto Nacional de Inclusión Social Adolescente (Inisa) hay una “situación de desborde”, un “excesivo encierro que es un trato cruel, inhumano y degradante”, y se aplican “sanciones colectivas”. Estas son algunas de las denuncias que hizo el equipo de monitoreo de la Organización Mundial Contra la Tortura y el Servicio Paz y Justicia (OMCT-Serpaj) tras su visita al centro en octubre.
En el informe —al que accedió El País— el equipo de monitoreo reveló que en el centro “aplican de forma extendida y permanente sanciones colectivas, y vulneratorias de los derechos de los adolescentes”.
Aunque las sanciones “aplicadas comúnmente” son “la suspensión de la visita o de llamadas reglamentarias”, la aplicación de “sanciones colectivas, relativas a la suspensión de la salida diaria de las celdas”, pueden "durar hasta 15 o 30 días”.
También se calificó al “excesivo encierro” como una situación “asumida por los propios funcionarios y la directiva, que manifiestan no contar con los recursos necesarios para revertir la situación, ya que el centro se encuentra en su tope máximo”. En ese sentido, el equipo de monitoreo señaló que la “ausencia” de personal “impide que se desarrollen las actividades mínimas de funcionamiento” en el Centro CIAM.
El equipo de OMCT-Serpaj, a su vez, analizó el aspecto edilicio del centro, y encontró que las “celdas están sumamente deterioradas”. En ese sentido, se informó que la mayoría “presentan problemas de humedad, y roturas o falta de acrílico en las ventanas”, lo que “implica que los días de lluvia ingrese agua a las celdas, así como la exposición constante al frío”.
Se relevó, además, que en las requisas hechas por el Grupo Especial de Contención (Grecco) los “adolescentes son reducidos, en la mayoría de las ocasiones de forma violenta”. Por lo tanto, desde la dirección del centro se señaló que “este aspecto es problemático y tensiona el vínculo entre adolescentes, y educadores”; y que en la “anterior visita”, en octubre de 2023, se “había tomado la decisión” de que no ingresaran al centro.
En su recorrida, los profesionales recibieron “numerosos relatos de reducciones violentas (con torceduras en manos), patadas, o golpes en diversas partes del cuerpo, además de haber sido desnudados y posteriormente filmados”. A su vez, los jóvenes manifestaron —continúa el documento— “haber sido golpeados mientras se encontraban esposados”, e incluso se relataron situaciones en las que los adolescentes fueron “esposados en posiciones incómodas”. Por ejemplo, denunciaron haber sido víctimas de “la ya reprochada práctica de entrelazar los grilletes de las piernas y de las manos denominadas ‘paquetito’ o ‘chanchito’ por los jóvenes”.
Para más chicos.
También se visitó el Centro Desafío, que es para niños y adolescentes de entre 13 y 15 años de edad aunque hay personas de hasta 18 años. Para este lugar, el equipo de monitoreo concluyó que es “urgente mejorar las condiciones edilicias, registrándose serios problemas de humedad, grietas, falta de ventilación y luz”.
Al mismo tiempo, se destacó que la “alimentación consta de cuatro comidas diarias”, la que es “calificada por los adolescentes como buena”. Y se contó que los menores expresaron “que, a partir de una queja que realizaron sobre la repetición de platos, mejoraron las comidas servidas, introduciendo mayor variedad”.
Por otra parte, se registró que “persiste la práctica de engrilletar adolescentes de piernas y manos a las camas, y administrarles de forma forzada medicación mediante inyección”. En esa línea, se añadió: “Los jóvenes manifiestan que esto se hace cuando (se) están (auto) lesionando o con ideas suicidas". En esos casos, añade el informe, "ellos mismos expresan ‘pedir marrocas’ (que los aten a la cama para que no se lastimen). El hecho de que jóvenes lleguen a estos extremos es evidencia clara que la privación de libertad es incompatible con su desarrollo, educación y reinserción social, siempre que se lleguen a estos extremos debería solicitar la sustitución de su medida por una no privativa”.
Por último, el equipo de monitoreo encontró que hay “prácticas ilícitas” por parte de la Grecco “constitutivas de malos tratos y abuso de autoridad contra los detenidos”. En las intervenciones del Grupo Especial de Contención los “han engrilletado en formas dolorosas, los han golpeado estando ya engrilletado y han despertado las pertenencias de los jóvenes, incluso aquellas con valor sentimental como fotos familiares”.
No obstante, los jóvenes manifestaron "tener buen trato con el personal del centro, sobre todo con las funcionarias mujeres". Aunque declararon que "a veces" les "hablan mal y sin respeto".
Y se registró que ya no se constatan "sanciones ilegales como en la anterior visita, como ser el retiro de ropa o de efectos personales como forma de sanción".
Presidenta del Inisa: "No voy a polemizar"
Ante todas estas denuncias y el panorama descrito por el informe de la Serpaj, la presidenta del Inisa, Lucía Curbelo, indicó a El País que "hay un incremento de la población" en el insitituto y que están "tomando las medidas" con un "llamado a educadores a punto de ingresar".
También descartó que haya "trato inhumano" y "sanciones colectivas".
Y añadió: "No voy a polemizar; que creo que es lo que quieren. Hay resultados a la vista".
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