ENTREVISTA
En entrevista con El País, el empresario argentino reclamó la necesidad de habilitar tratados de libre comercio o tratados “país-país” para favorecer la competitividad.
El empresario argentino Alejandro Bulgheroni invitó a Lacalle Pou a su tambo en Durazno para hablarle de sus inversiones y contarle cómo ha mejorado su productividad. En entrevista con El País, Bulgheroni dijo que está interesado en seguir invirtiendo en Uruguay, pero para ello requiere de lo que él entiende como un mejor clima de negocios, con acuerdos de libre comercio y flexibilidad laboral.
-¿Cómo surgió la reunión del presidente?
-Nosotros hace tiempo que hemos estado hablando con él y con Álvaro Delgado sobre nuestro desarrollo en Durazno y de las cosas que habíamos logrado en los últimos años. En varias oportunidades el presidente me dijo que querían visitarnos, porque les parecía muy importante lo que veníamos haciendo. Es una de las más importantes inversiones en el país. Lógicamente una cosa es hablar en una oficina en Montevideo y otra es ver lo que se está haciendo. Yo, cuando estas cosas suceden, hablo poco. Para mí los que tienen que hablar son los actores que están haciendo el trabajo todos los días. Se dio que yo estaba en Uruguay y el presidente pudo venir a vernos. Eso es todo. Fue muy, muy interesante para todos nosotros poder contarle al presidente lo que estamos haciendo. Cómo habíamos llegado a tener 40 litros por día por vaca de producción, que no es una cosa muy fácil, y cómo fuimos aumentando día a día.
-¿Conversaron sobre la posibilidad de nuevas inversiones? ¿Está pensando en el corto o mediano plazo en nuevos proyectos en Uruguay?
-Tengo muchas inversiones en Uruguay y estamos muy satisfechos de todas las que hemos hecho. Yo creo que estamos dispuestos a hacer nuevas inversiones. El asunto es tener un buen negocio, un negocio rentable, que es difícil porque hay mucha competencia. Estas cosas tienen que suceder. Yo espero que Uruguay permita que se hagan más negocios. Y ese “permita” no es que el gobierno nos va a decir “hagan o no hagan”, sino que las condiciones se tienen que dar para que el empresario pueda hacer un negocio rentable. Si el negocio no es rentable para el empresario, no lo va a hacer. Es una cosa que está de más decirlo, pero es la realidad.
-¿Se refiere a la vieja discusión sobre la competitividad?
-Claro, porque poder competir es clave. Tenemos que poder competir por los tratados de libre comercio o por los tratados “país-país”. Y si nosotros no obtenemos esa flexibilidad, va a ser muy difícil que podamos competir. Yo acá me mato mejorando la rentabilidad de la empresa y puedo bajar 5% mis costos para ser más competitivo, pero cuando ingreso al país de exportación tengo que estar pagando un impuesto de ingreso del 10 o 15 por ciento. Entonces es muy difícil competir en esas condiciones cuando hay otros países como Chile o como Nueva Zelanda, como muchos países en el mundo que tienen tratados de libre comercio, o tratados “país-país”, y es mucho más fácil competir. Cuando nosotros tenemos estas inversiones y no tenemos tratados, entonces ya no podemos competir.
-De alguna forma, usted está alineado con el presidente Lacalle en la necesidad de flexibilizar el Mercosur para que Uruguay pueda avanzar en esos tratados, ¿no?
-Bueno, yo no le voy a decir al presidente o a los presidentes del Mercosur qué es lo que tienen que hacer. Yo lo único que puedo decir es qué me pasa a mí cuando quiero competir. Y cuando quiero tener más competitividad con mis productos. Uno puede tener grandes posibilidades porque tiene la Pampa húmeda, o porque tiene cobre, o petróleo, pero después tiene que ser competitivo y desarrollar ese producto. Pero todos los países tienen su situación, y Argentina tiene ventajas en algunas cosas, y Uruguay en otras.
-¿Dónde las ve en Uruguay? ¿Qué es lo que más le seduce?
-Se puede trabajar a largo plazo sin que le estén cambiando y manejando los precios; eso es muy positivo. Cuando uno quiere invertir a largo plazo, que no le estén manejando su precio de venta el día de mañana es muy positivo. Ojo, no todo es así. Acá también hay algunos problemitas con todos los convenios colectivos de trabajo que acá se llaman…
-¿Consejos de Salarios?
-Eso. Porque yo produzco aceite de oliva y a mí el consejo de salario me lo hace un señor que hace otro tipo de aceite y no tiene las mismas condiciones. Y la mano de obra a lo mejor es inexistente en su negocio, mientras para nosotros tiene un impacto muy grande. Cuando esas cosas suceden, lo que ocurre es que uno trata de dejar de usar mano de obra. Eso ha sucedido en todo el mundo, no lo inventamos nosotros. La productividad de las máquinas es mucho mayor que la productividad de las personas. Más cuando son trabajos repetitivos, y la máquina no se queja, ni se declara en huelga. Sí a veces se rompe, pero hay que tener buen mantenimiento. Siempre detrás está la gente manejando todo esto. Lo principal es que la gente esté contenta haciendo lo que tiene que hacer. Pero cuando hay Consejos de Salarios que no los maneja usted dentro de su empresa, entonces ahí se producen problemas que muchas veces sacan a un país o una empresa de competitividad. Y esto es lo que tienen que entender todos los actores económicos de un país. No es solo que lo tiene que entender un político o un empresario, también lo tienen que entender los sindicatos. Porque realmente es como hay que pensar la nueva economía del nuevo mundo. Siendo más competitivos y más eficientes.
-¿Qué le dijo el presidente?
-No le planteé esto. No invito a mi casa a una persona para llenarlo de problemas y pedirle soluciones. Esta era una reunión a la que el presidente venía a conocer lo que habíamos hecho: una gran inversión por el país y en el país. Esta planta es la más importante de América del Sur. Estamos produciendo 500 mil litros de leche por día y 20 mil toneladas de leche en polvo por año. No hay muchas de estas en el mundo. Seguro que en América del Sur no hay. Esto lo podemos hacer porque tenemos un grupo humano que funciona como un violín, y de los mejores. Fue una reunión muy positiva y creo que, no voy a poner mis palabras en la boca del presidente, pero creo que también se fue satisfecho.
Hombre de fortuna
En el mundo solo hay 282 personas que tengan más dinero. Alejandro Bulgheroni nació en 1943 y logró construir una exitosa carrera empresarial que lo coloca como el más rico de los argentinos, según la revista Forbes. Está casado con la abogada y presentadora de televisión Bettina Guardia. Desde hace un tiempo tiene en Maldonado su segunda residencia. Allí tiene la chacra Manantiales, donde están las bodegas Garzón. Sus vinos han sido premiados en varios países del mundo, así como los aceites de oliva de la misma marca.
En Durazno instaló un tambo que es el más importante del continente. Pero su fortaleza empresarial está en el rubro energético con la firma Brida.