OSE decidió adjudicar al consorcio Aguas de Montevideo el Proyecto Arazatí. La medida generó polémica por el desarrollo privado, su costo y alcance. Ruibal recibió a El País en su oficina, donde afirmó que el proyecto representa una “solución definitiva” para que al menos hasta 2045 no se repita una crisis como la que se vivió por la falta de lluvias. También defendió la inversión y envió un mensaje claro: “El que tranque esta obra que se haga cargo”.
-¿Cómo surge el proyecto Arazatí?
-El proyecto surge como una iniciativa privada de varias empresas, entre las cuales está Saceem, pero hay que reconocer que está Ciemsa, Berkes y Fast, y donde se desarrolla un proyecto nuevo para una idea vieja. En el sector privado también hacemos un análisis de la infraestructura que existe en el país y empezamos a pensar en la carencia de infraestructura de agua potable. Montevideo, la Costa de Oro se abastece de una única planta potabilizadora, que tiene casi 150 años en los que se hicieron obras, y cuatro líneas abductoras que vienen y abastecen. Una única cuenca. Entonces entendimos que eso tenía cierta fragilidad. OSE no tiene un sistema como tiene UTE que cuenta con la represa, los eólicos y la central térmica y hace un manejo donde se asegura un sistema de despacho de carga. OSE no tiene un sistema. Y así fue que hace tres años pensamos una infraestructura con una fuente inagotable, porque el Río de la Plata no se va a agotar nunca, y una nueva planta de potabilización.
-¿Por qué se priorizó este proyecto al de la obra para Casupá?
-No es uno contra el otro. Este proyecto comenzó porque entendimos que debíamos pensar en algo mucho más radical. Fuente inagotable, una planta potabilizadora que Casupá no tiene, cañería nueva para Montevideo que Casupá no tendría y una cañería hasta una zona de San José que Casupá no le lleva agua. Con este proyecto se aporta algo más robusto y definitivo que simplemente hacer una represa en Casupá.
-El proyecto Arazatí estima en 200.000 metros cúbicos de agua potabilizada, que sería un tercio del consumo del área metropolitana. ¿Por qué no se pensó que brinde el 100%?
-Porque sería una inversión muchísimo mayor y que no justifica.
-¿Por qué no justifica?
-Porque con esto, así como está, no se vacía jamás Paso Severino.
-¿Esto garantiza que una situación como la que se vivió no se repita?
-No viene más. Hasta 2045 está proyectado cómo subirá el consumo y con Arazatí no habrá ningún problema con el suministro de agua. Si creciera la población y se desarrolla mucho más ahí hay otras alternativas. También se puede hacer Casupá que daría otro pulmón más. Esto lo que da es una solución más completa. Por eso la prioridad es esto. Con esta obra vos usás el agua que viene del río y Paso Severino la tenés siempre llena. Eso es tener un sistema.
-La obra prevé un polder. ¿Qué es?
-Es un pulmón, una reserva, que no se usa nunca. El polder que se construye tiene 15 millones de metros cúbicos, un lago artificial, de agua dulce bruta sin tratar. Eso da 87 días de agua garantizado. ¿Por qué 87? Porque en el modelo hay una recurrencia de 80 años de que puede haber 80 días con salinidad en el año en la zona de donde se toma.
-¿Por qué se eligió Arazatí?
-Porque hay mucho estudio en cuanto a la salinidad de esa zona. Alguno me podrá decir por qué no te fuiste más lejos que hay cero salinidad. Porque también todo tiene un costo. Elegimos Arazatí y lo discutimos junto a los técnicos de OSE de que este es un punto donde la ecuación de costos más los pocos días de salinidad que hay vale la pena instalarlo acá con el seguro y la protección de que tenemos una reserva que estamos holgadísimos con una recurrencia de 80 años.
-Los costos fueron cuestionados por el Frente Amplio que criticó el financiamiento elegido por el gobierno.
-Una cosa es el proyecto de la obra de ingeniería y todo lo que se habló hasta ahora. Otra cosa es la ingeniería financiera, cómo el cliente elige pagar el proyecto. Y en eso nosotros estamos abiertos a recibir alternativas. Yo entiendo al gobierno cuando dice que quiere buscar un mecanismo porque lo más barato es tener la plata y pagarlo al contado pero nunca existe eso y además la plata tiene un costo. Entonces, o se la pido un banco y te pago la obra pública o equis cantidades de cosas mixtas donde se llega a un pago por disponibilidad. Es decir, tu me construís la obra, te financiás y yo cuando terminás la obra te empiezo a pagar en cuotas durante equis años -en este caso 17,5- en función de que vos mantengas la infraestructura funcionando. Eligieron ese camino que le gusta mucho a la gente de Economía porque eso no anota en la deuda porque como transfiere el riesgo al privado porque si yo no mantengo la infraestructura bien no me pagan o me descuentan. Eso es la PPP que en 2011 se votó una ley y a partir de ese momento se empezaron a licitar cárceles, rutas, escuelas, CAIF y un ferrocarril. En 13 proyectos que se licitaron la suma tomando en cuenta el valor de la obra hay US$ 1.947 millones; Arazatí vale US$ 295 millones. Yo hablo en dólares porque si te digo un precio compuesto de unidades indexadas y dólares es complejo, pero es injusto hablar de dólares porque no son los mismos dólares de hace unos años. Pero esos US$ 1.947 millones de obras Uruguay los va a pagar US$ 6.000 millones a lo largo de una media de 20 años. En Arazatí es más porque acá hay que gastar en el mantenimiento. En 17 años y medio pueden pasar muchas cosas y vos las tenés que reparar. Entonces si yo tomo estos US$ 300 millones y digo que se transformaron en US$ 800 millones, es razonable el ratio del mecanismo que eligió el gobierno para pagar con lo que históricamente se viene haciendo desde 2012. Todas las infraestructuras grandes de este país se están haciendo así.
-Se manejó en un momento que el costo de la obra sería unos US$ 253 millones y luego subió un 16,5%.
-No subió. Hace dos años y pico nosotros dimos un precio un 65% en unidades indexadas y 35% en dólares. Si hacés la suma y lo transformás al dólar de ese momento eran US$ 253 millones. Si lo traigo a los valores de hoy da US$ 330 millones. Solo por la baja del dólar. El precio que le dimos a OSE hace dos años es el mismo precio que le dimos ahora.
-Uno de los reparos que el Frente Amplio planteó en la interpelación es que otorgar el mantenimiento a un privado violaría la Constitución.
-¿Y qué hacen todas las plantas que mantienen los privados para OSE hoy? El tema es la operación. Y en Arazatí la va a hacer OSE. Nosotros no vamos a operar la planta.
-¿Qué le genera que el sindicato FFOSE impugne la adjudicación?
-A mí nada. Yo me tengo que basar en certezas.
-Si el Tribunal de Cuentas no hace observaciones, luego ser firmaría el contrato. ¿Cuándo se iniciaría la obra?
-Los plazos del Tribunal no los manejo. Nosotros una vez fuimos adjudicados empezamos a calentar los motores. Luego de la firma hay que hacer el proyecto ejecutivo ya bajado a detalle y estructurar el financiamiento que por supuesto no empezamos hoy. Este proyecto tiene muchísimos interesados en financiar. Para este y el de saneamiento en el interior tenemos una fila de interesados. Cuánto lleva arrancar la obra no te lo puedo decir bien pero estamos hablando de unos meses. Y luego serán dos años y medio de construcción.
-¿No ve posible que se complique acceder al financiamiento?
-No, porque los proyectos de agua y saneamiento en el mundo son los que los bancos más quieren financiar porque son verdes.
Que alguien diga que el proyecto no se conoce llama la atención porque fue muy discutido.
-¿Serán capitales extranjeros o se piensa en fondos nacionales?
-Lo más probable es que haya un mix. Algún actor nacional financiero, algún actor multilateral es posible y eventualmente hasta las AFAPs.
-¿Es optimista de que el proyecto se concretará?
-Yo tengo confianza porque es la mejor solución. La oportunidad está de nuestro lado porque después del susto que nos pegamos con el déficit hídrico nos dimos cuenta el valor del agua potable.
-La intendenta de Montevideo, Carolina Cosse, dijo que el proyecto es “bastante caro” y que “no lo conoce nadie”.
-Que alguien diga que no conoce el proyecto llama la atención. Se presentaron recursos, hubo presentaciones de la gente de OSE por todos lados. No le quiero contestar a la intendenta, pero este es un proyecto que afortunadamente fue muy discutido y muy abierto en cuanto a la exposición de información a la sociedad. Hubo audiencias públicas. Fue el exministro (Adrián) Peña a presentar. Fueron a la comisión del Senado a explicarlo. Ahora somos los adjudicatarios y me siento en el deber de defender nuestro trabajo. Esto no es cualquier cosa, esto es una solución. Yo no veo cómo esto no pueda ir para adelante. Y te diría más, el que tranque esto que se haga responsable de no hacer las cosas. Acá tuviste el ejemplo de que las cosas no pueden dejarse demorar porque esto es como la energía eléctrica. ¿Sabés cuál es la energía más cara? La que no tenés. ¿Sabés cuál es el agua más cara? La que no tenés, que le tuvimos que salir a comprar agua potable para la gente y gastar US$ 70 millones. Entonces, cuando se ponen con esas cositas los que no ejecutan es porque no están evaluando todos los costos hundidos que tenés de no haber hecho las cosas más o menos en el tiempo correcto.
OSE “piloteó muy bien” la histórica crisis hídrica
-¿Cómo evalúa la gestión de OSE frente a la crisis hídrica?
-Acá la opinión pública no tiene conciencia de lo que hizo OSE en estos últimos meses. Los que estamos medio cerca del mundo OSE sabemos lo que hizo y lo que pasó en este país. Fue una crisis, un déficit hídrico histórico y OSE la piloteó muy bien. Hay que decir la verdad. No nos quedamos sin agua nunca, no hubo restricciones. Me van a decir que era agua salada... Sí. Y si no tuvieron más remedio que trasvasar agua de la cuenca de abajo para arriba que se mezcla con la desembocadura de Santa Lucía. Paso Severino no tenía agua y Santa Lucía tampoco.
Y también resalto el rol de OSE en el proceso de este proyecto. Insisto, quiebro una lanza por OSE, porque son los que saben. Es una especialidad en Ingeniería específica para realizar este tipo de obras. No es para talentear. No es un biólogo el que define esto sino que es gente que se dedica a esto diseñando y construyendo.
-¿Cómo viene el proceso de Ferrocarril Central y en qué etapa se encuentra en este momento?
-Ferrocarril Central está en la etapa final de la obra. Bien final. Y se está apuntando a terminar a fines de diciembre. Ya se están empezando a hacer algunas pruebas y quedan obras civiles todavía.
Tuvimos un contratiempo más que nada con la negociación del conflicto salarial que tuvimos casi un mes y algo de huelga, corte de suministro de hormigón varias semanas en el pico de la negociación. Y eso a todas las obras del país le pegó en mayor en menor medida.
-Antes de que comience la licencia de la construcción está pronto entonces...
-Sí, sí. Siempre los remates de las obras tenés que andar a dos rebenques. Imaginate, y más siendo una obra como esta que tiene una gran dimensión. Pero de acuerdo a los reportes del avance de obra que vengo viendo, estamos en esos plazos, sí.
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