Álvaro Delgado en entrevista con El País: “La fuga de votos para el balotaje va a ser muy poca”

El candidato del Partido Nacional dice representar un proyecto de “continuidad” del gobierno de Lacalle Pou, que apretará el “acelerador” en varios ejes de gestión, y que, si gana las elecciones, lo hará con una coalición más madura.

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Alvaro Delgado
Álvaro Delgado: "Si logramos mayoría parlamentaria le voy a decir a la gente: 'No tranquemos el país'"
Foto: Leonardo Mainé

El candidato del Partido Nacional dice representar un proyecto de “continuidad” del gobierno de Luis Lacalle Pou, que apretará el “acelerador” en varios ejes de gestión, y que, si gana las elecciones, lo hará con una coalición más madura. No le preocupa que las encuestas dan un leve favoritismo al FA, porque confía que “la fuga de votos” hacia la izquierda para el balotaje “va a ser muy poca”.

-¿Por qué quiere ser presidente?

-Porque en definitiva vos hacés esto para algo. Siento que es un momento especial del Uruguay, que hay un punto de inflexión, donde o retrocedemos a un lugar lleno de incertidumbres, a un pasado al que yo no quiero volver, y que tiene cada vez más preguntas y menos respuestas, o vamos hacia un futuro con certezas. Si somos electos y hay continuidad de este rumbo, eso va a significar que el gobierno anterior, este que tenemos ahora, fue bueno. Hay cosas para cambiar, yo no soy el continuismo, soy la continuidad. Continuismo es hacer más de lo mismo, continuidad a hacer mejor de lo mismo. Tengo la ventaja de haber gobernado y eso es intransferible: sé dónde está el tablero de mando, los timbres que hay que tocar, las cosas para ajustar, las cosas para corregir. Me imagino el último día, habiendo tenido cinco años de gobierno, liderando una coalición y dejándole a otro (presidente) un Uruguay siendo el país más desarrollado en América Latina. Sueño con eso.

-¿Cuáles serían las tres principales medidas que debería tomar un próximo gobierno de coalición?

-Mi primera reunión va a ser con los 19 jefes de policía, a las nueve de la mañana el 2 de marzo. No hay dudas de que hay que apretar el acelerador en materia de seguridad. Muchas de las cosas de las que voy a hablar tienen que ver con un segundo piso, porque este gobierno dejó un primer piso muy sólido que nos permite seguir construyendo, a diferencia de lo que recibimos el primero de marzo del 2020, cuando agarramos un país muy escorado en desempleo, en inflación, en inversión, en delitos, en seguridad, en confianza internacional, en asentamientos. Este gobierno deja otra situación. Entonces, todo este crecimiento económico, el orden de la economía y todo lo demás nos permiten hoy pensar en una agenda vinculada a la seguridad pública, una agenda donde sigamos con la transformación educativa y podamos seguir minimizando la deserción educativa. Y hay un tercer tema que a mí me obsesiona: bajar la pobreza infantil, que no es algo que se solucione en un solo período de gobierno, pero tenemos que empezar ahora que estamos en condiciones de hacerlo en forma más notoria, más pronunciada. También tenemos una agenda de competitividad y otra de bienestar, y el objetivo de lograr un Uruguay más barato para vivir y un Uruguay más barato para producir.

-La seguridad es el problema que más preocupa a los uruguayos. El ministro del Interior, Nicolás Martinelli, dijo días atrás que le gustaría seguir en el cargo. ¿Usted qué se imagina para ese ministerio? ¿Se necesita algún tipo de cambio? ¿Continuaría Martinelli?

-Hasta ahora nombramos un solo ministro posible, que es el de Economía (Diego Labat), por un tema de dar un mensaje claro, sobre todo cuando del otro lado se genera mucha incertidumbre, donde hay varios equipos económicos y una política económica en disputa. En materia de seguridad, como en otras áreas, lo que tenemos son equipos. Obviamente Nicolás Martinelli es un referente y un muy buen ministro del Interior, que no solo tiene confianza en la Policía, sino que él genera una confianza con la Policía. Además ha tenido resultados que han sido positivos: cambió la tendencia y empezaron a bajar los delitos. Fue algo que empezó con Jorge Larrañaga y Luis Alberto Heber, y que Martinelli siguió. De él valoro mucho el enfoque dual de represión, porque no hay seguridad pública sin represión, más rehabilitación y reinserción de los que salen con libertad anticipada o cumplimiento de condena. Luis Calabria también integra el equipo de seguridad. Hay gran parte de civiles y oficiales de la policía retirados que están colaborando en el programa de seguridad. Por ahora lo que más me interesa es el rumbo en seguridad, con represión, rehabilitación, reinserción, enfoque dual, Guardia Republicana, allanamientos nocturnos, el grupo multifuerza antimafia, y la duplicación de las cámaras de vigilancia. Y además queremos ir contra el patrimonio de los narcotraficantes y del crimen organizado.

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Delgado: el candidato nacionalista anunciará en noviembre los posibles ministros.
Foto: Leonardo Mainé

-Hay algunas cosas que no logran evitarse. Por ejemplo, la muerte reciente de un niño en medio de un enfrentamiento de narcotraficantes en Cerro Norte. ¿Qué se puede hacer para frenar esto?

-Pero no me pueden hablar de la política de seguridad y bajarla a la lamentable muerte de un niño, que es un hecho que nos conmovió a todos, ¿no?

-Pero es un resultado de la realidad en cuanto a la seguridad pública...

-No digo que no sea la realidad. Pero estoy hablando de política de seguridad. Que hay situaciones penosas, las hay y las hubo. Puedo hablar del 2018, 2019, los años más violentos del Uruguay, con récord de delitos. Desde el 84, este va a ser el primer gobierno que le dejará al siguiente menos delitos de los que recibió. Y no solo frenó la tendencia de crecimiento, sino que empezaron a bajar. Hay 42% menos de hurtos, 22% menos de rapiñas, 57% menos de abigeatos y en homicidios hay una meseta. ¿Falta trabajar ahí? Seguramente falta. ¿Estamos conformes? No, pero el camino es ese. Yo no tengo un prejuicio con la Policía ni con la represión. En las líneas programáticas del Frente Amplio hay una palabra que falta y una que sobra: la palabra que falta es la represión, porque hay un prejuicio ideológico con la represión; es más, muchas veces tienen una visión romántica de la delincuencia, que obviamente es un problema multicausal. Pero la víctima no es el delincuente, siempre es la sociedad. Y la palabra que sobra, que me genera un frío en la espalda, es la desprisionalización. Palabra difícil de pronunciar, pero fácil de entender. Cuando se habla de desprisionalizar, se habla de abrir la puerta a las cárceles. Ya lo hicieron en el 2005, cuando liberaron a 900 y pico presos y lo quieren volver a hacer. Eso es regresar al peor pasado.

-Su campaña hace hincapié en la idea de una “reelección” (“reelegí un buen gobierno”), aunque de ganar ya no estará en la gestión el hoy presidente Luis Lacalle Pou. ¿Qué impronta puede tener un gobierno suyo en comparación con este? ¿Dónde estarían las diferencias?

-Nunca hablé de reelegir personas, está claro. Es reelegir rumbos. Por eso yo soy la continuidad y no el continuismo. Haber estado cuatro años y medio acumulando experiencia (en el gobierno) me permite poder cambiar, mejorar, reafirmar o empezar cosas nuevas. Hay improntas que tienen que ver con lógicas personales. Por ejemplo, yo creo en un nuevo formato de coordinación de la coalición. Y además de los acuerdos ministeriales mano a mano entre el presidente, el secretario de la Presidencia y el ministro y subsecretario, quiero poder hacer un consejo de ministros por mes.

-¿Cómo jugaría el liderazgo de Lacalle Pou en su Presidencia? ¿Qué rol imagina que va a tener el actual presidente en el próximo período? ¿Va a ser el líder del Partido Nacional con el que usted se relacionará?

-Para saber qué rol quiere tener Luis, lo tienen que hablar con él. Como lo conozco, y como jugamos de memoria desde que empezamos un proyecto político juntos en el año 2008, sé que va a ser una persona de consejo permanente y de apoyo incondicional en un gobierno presidido por mí. No tengo dudas.

-Después de las internas tomó una decisión para muchos sorprendente dentro de su fuerza política, que fue definir que Valeria Ripoll lo acompañe en la fórmula ¿Fue una decisión más bien personal?

-Más bien no, personal. Pero se la transmití a mi comando político y a los referentes de todos los sectores que me acompañaron en la interna, previo a anunciarlo, y estuvieron todos de acuerdo. La sabía el presidente de la República porque dentro de los escenarios posibles yo ya había manejado este , y me dijo lo que suponía que iba a decir: “Contá conmigo”.

-¿Cómo está manejando a nivel interno este tema? ¿Sigue sintiendo algún tipo de rechazo?

-No. Hubo sorpresa al principio, natural, lógica. Lo procesé entendiendo la sorpresa. Fue disruptivo, no puedo negarlo. Pero creo que tiene mucho que ver con el Partido Nacional que yo sueño. Que es un partido de cambio de paradigma, que abre los brazos, que tiene blancos y nacionalistas que ven en el Partido Nacional el instrumento para algunas políticas públicas. A Herrera en el 58 muchos lo criticaron. Y no lo entendieron. Hasta que ganó.

Alvaro Delgado
Álvaro Delgado: "El FA ya liberó presos en 2005 y lo quieren volver a hacer; eso es regresar al pasado"
Foto: Leonardo Mainé

-El problema es si no gana. Usted decidió asumir un riesgo.

-Pero asumo la decisión. La responsabilidad no se traslada, se ejerce, y el liderazgo también. Y tomo esta decisión luego de una elección interna donde el 75% del partido me dio el apoyo para que sea el candidato único y eso conlleva responsabilidad en los hombros.

-¿Ese apoyo que obtuvo en las internas cree que también le dio la responsabilidad de ser el nuevo líder del Partido Nacional?

-Creo que los liderazgos van por otro lado. Luis Lacalle Pou es el líder transversal del Partido Nacional. Y obviamente es el principal consejero que tengo.

-A partir de las elecciones del 30 de junio las encuestas reflejaron una baja del Partido Nacional y por el momento no se ve un repunte, además de que también muestran un leve favoritismo de Frente Amplio. ¿Por dónde pasarían las claves para revertir ese panorama?

-Creo que esa no va a ser la foto del 27 de octubre. El Partido Nacional en la elección pasada y en la anterior también sufrió una baja y parecía que el escenario se conformaba de manera diferente, pero cuando llegaron las elecciones todo volvió a su lugar. Esta es una elección diferente porque es un parteaguas: nos jugamos futuro, pasado, certeza, incertidumbre, pero además venimos del gobierno, no venimos de la oposición. Hoy ya no somos expectativa o ilusión, hoy somos gestión, resultado y la gente evalúa. Compara quién tiene programa, quién está preparado para gobernar, quién tiene equipo, quién es creíble para pedir la confianza del voto. Por eso, más que candidato, yo quiero ser presidente. Y quiero ser un buen presidente. Y tengo claro que al otro día del balotaje tengo que gobernar para todos. Pero además mucha gente que no nos votó en 2019 creo que nos va a votar, sobre todo en el balotaje. Hay una mayoría silenciosa que nos va a acompañar, que es parte de esta campaña que vemos de poca identificación, de poca efervescencia, lamentablemente pobre de ideas -no por parte nuestra, que hemos hecho propuestas todo el tiempo- y pobre de debate.

-Viene recorriendo de punta a punta el país, ¿ve menos movimiento a nivel nacional que en las elecciones anteriores?

-En la militancia veo mucho más entusiasmo, y además estoy notando que está aflorando esa rebeldía blanca necesaria; esa rebeldía blanca de salir a militar, a defender los logros, a defender el gobierno, a defender la continuidad. Lo estoy notando. Y noto, en general, menos identificación, menos balconeras. Es porque la gente no está tan disconforme. Porque hay un ambiente, un olor a continuidad.

-Dijo que Lacalle Pou es su principal consejero. ¿Qué recomendación frecuente le hace?

-No, eso es algo privado. Hablamos de temas políticos, de temas electorales, hablamos de temas de la vida, hablamos de temas personales... Tenemos una relación muy linda.

-Hay algunas encuestas, como las de Opción, que dan que en un escenario de segunda vuelta algunos votos de los socios de la coalición podrían perderse. Un 16%, en concreto. ¿Qué estrategia tiene para retener esos votos coalicionistas?

-Creo que es imposible hoy pronosticar una segunda vuelta. Si logramos que la coalición tenga mayoría parlamentaria, y estamos a un pasito de tenerla, se cambia todo el esquema. Se baraja de nuevo y se reparte de vuelta el mazo. Porque si nosotros tenemos mayoría parlamentaria, yo, en nombre de la coalición, voy a decirle a la gente: “Ahora que ya eligieron un Parlamento con un rumbo, hay que elegir un presidente que ejecute este rumbo. No tranquemos el país”. Yo estoy convencido que la fuga (de votos) va a ser muy poca. Entre otras cosas porque los cucos de que íbamos a terminar con los carnavales y los planes sociales, ya no están; y porque ahora tenemos un equipo que está preparado, probado y pronto para seguir gobernando. Y porque hoy la coalición está internalizada.

-Andrés Ojeda sostiene que va a pasar él al balotaje. ¿Le está compitiendo más de lo pensaba?

-Yo si fuera Andrés estaría haciendo lo mismo. Es lógico que lo diga. Ningún partido sale a correr para no llegar.

-Cuando ve que hay una agrupación que se hace llamar Blancos con Ojeda, ¿se está cuidando el vínculo dentro de la coalición en ese caso?

-Eso es residual. La libertad es libre. Ustedes nunca me vieron contestar.

-Reconoció en un spot que entiende que no es un candidato que enamore a las masas, pero dijo que sí puede ser un buen presidente. ¿Eso no puede ser interpretado como una muestra de debilidad de su candidatura?

-Dije que quizás no sea el candidato que enamore brutalmente a las masas, como esos liderazgos convocantes que supo tener el partido. Pero creo que nadie duda, y esto lo digo con absoluta humildad, que sería un buen presidente.

-Cuando uno escucha sus discursos se queda con la idea de un país que ha mejorado. ¿Por qué, de todas maneras, el Frente Amplio tiene un piso de más del 40% y parece haber recuperado gran cantidad de votos?

-También hablo de lo que vamos a hacer. Yo invito a la gente a soñar juntos lo que vamos a hacer. No me quedo con lo que hicimos.

-Pero hubo un crecimiento del Frente Amplio del 2019 a la fecha. ¿A qué lo atribuye?

-Veremos de cuánto es. Todos los gobiernos tienen un proceso de desgaste. Pero creo en esa mayoría silenciosa.

-Guido Manini Ríos dijo a El País que obviamente participaría de una nueva coalición de gobierno, pero que los ministerios que le ofrezcan a Cabildo Abierto los tendría que manejar solo su partido, sin jerarcas de otras fuerzas políticas. ¿Qué le parece esa fórmula?

-Haber participado en el gobierno te da la posibilidad de mirar cómo funcionó una idea que tuvo Luis como presidente, que fue cruzar ministros con subsecretarios de diferentes partidos. En unos casos funcionó muy bien, se potenciaron, fueron sinergia, y en otros faltó aceite. Es una experiencia a evaluar. Lo que está claro es que todos los miembros de la coalición van a integrar el gabinete.

-Hubo varios ministros que en este período tuvieron que renunciar por distintas circunstancias. ¿Hay algún aprendizaje?

-Sí, pero con una aclaración. Ninguno renunció por estar procesado por corrupción. No hubo un cargo de confianza que pasara por esas situaciones durante este gobierno. Me parece que eso también es un diferencial respecto a situaciones anteriores. Obviamente hay aprendizaje, siempre hay aprendizaje.

-Hace pocos días la Fiscalía anunció que va a imputar al exsenador Charles Carrera, y probablemente haya alguna novedad sobre el caso que investiga la destrucción de un documento público en Torre Ejecutiva. ¿Hay una judicialización de la política? ¿Cómo ve que salgan estas cosas en el medio de la campaña?

-Me resisto a creerlo. Ojalá que no.

-¿Le preocupa que Valentina Dos Santos esté haciendo campaña pública y activa en Artigas cuando fue condenada por usurpación de funciones?

-Ella está inhabilitada a usar el lema del Partido Nacional y ejercer cargos públicos, pero su manifestación política la puede hacer libremente.

-Pero cuando usted vaya a Artigas, ¿le gustaría que ella estuviera en un acto?

-La verdad que no.

-¿Va a anunciar más ministros luego del balotaje?

-Posiblemente, sí.

-¿Qué tanto puede afectar que salga el plebiscito de la seguridad social los planes que usted tiene en el programa de gobierno?

-Recalcula el Uruguay entero, lo condiciona en cuestiones inimaginables. Es un plebiscito irresponsable, inconveniente, ilógico, ideológico y absolutamente perjudicial. El Partido Comunista, el Pit-Cnt y el Partido Socialista hace tiempo que vienen planteando derogar las AFAP. ¿Por qué no pasó en los gobiernos frenteamplistas y ahora sí? Porque tenemos un Frente Amplio más radicalizado, sin liderazgo político y sin cortafuegos. Por eso es muy riesgoso volver al pasado ahora.

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