PARTIDO NACIONAL
La vicepresidenta de la República apunta a Alianza Nacional, al sartorismo y a Mejor País.
El mensaje que transmitió el presidente Luis Lacalle Pou el 20 de octubre a los dirigentes de su sector, Todos Hacia Adelante, permeó más allá de esta agrupación, en cuyas filas comenzó a crecer la tensión por las precandidaturas en los últimos meses.
Lo que hizo el presidente aquella noche en la residencia de Suárez y Reyes fue reconocer que lo mejor para el partido es dar lugar a una propia interna electoral dentro de Todos, lo cual significó habilitar la competencia que pueda surgirle en este ámbito al secretario de Presidencia, Álvaro Delgado, hoy favorito en las encuestas.
Pero ese mensaje también tuvo efecto en otros dirigentes -aunque no hayan sido sus destinatarios directos- quienes interpretaron que si Lacalle Pou aceptaba una interna en su propio sector, de alguna manera también daba el visto bueno a los movimientos -acuerdos, alianzas, negociaciones- que podían estar haciendo los nacionalistas que están por fuera del paraguas oficialista. Es decir, dentro del campo tradicionalmente identificado como wilsonista, hoy disperso y sin un liderazgo claro.
La vicepresidenta de la República, Beatriz Argimón, es una de las figuras que busca situarse en esa ala, y una de las dirigentes que interpretó la “habilitación” de Lacalle Pou en términos generales para avanzar en su propio proyecto político con miras a 2024. Porque su precandidatura es prácticamente un hecho, pese a que todavía no la ha anunciado.
Sin embargo, según supo El País, hay dirigentes -tanto de su entorno como de otros grupos- que le están pidiendo que “no demore esa definición”, pues asumen que ya es “el momento” de instalar su nombre, más allá del posicionamiento natural que ha logrado la dirigente con la alta exposición mediática asociada a su cargo.
“Efectivamente algunos de mis compañeros están manejando la posibilidad de que yo sea precandidata”, respondió Argimón ante la consulta de El País, pero agregó -en ese discurso casi de cassette que muestran todos los blancos en las declaraciones públicas sobre estos temas- que ahora “lo importante es terminar de cumplir con lo comprometido con la sociedad” en la campaña de 2019.
Está claro, por otra parte, que la vicepresidenta no es la única que procura el liderazgo de este polo, porque también está el senador Jorge Gandini. El líder de Por la Patria desde hace tiempo trabaja en forma meticulosa para construir un nuevo y amplio espacio wilsonista (ver aparte).
La diferencia que marca Argimón es que, al momento, las encuestas generan optimismo en ella y su entorno: la que divulgó Opción a fines de setiembre, por ejemplo, la sitúa en segundo lugar en toda la interna blanca, con un 16% de adhesiones, por debajo del favorito Delgado (41%) y algo por arriba de la presidenta de la Departamental nacionalista, Laura Raffo (12%).
“Algunos están manejando la posibilidad de que sea precandidata”.
Otras mediciones, como una de julio de Equipos Consultores, también la colocó en el podio de las preferencias blancas, con 13%, por debajo de Raffo y Delgado.
El desafío
Desde que Argimón comenzó a mostrar interés en potenciarse como futura precandidata enfrentó un desafío que nunca perdió de vista: la falta de una estructura que la respalde y proyecte.
Por esos a mediados de año comunicó que se embarcaba en una gira por el interior del país, en busca de acuerdos para comenzar a tejer la red que le hace falta. Es consciente que solo con su novel Futuro Nacional no alcanza, aunque prioriza e impulsa con entusiasmo este nuevo sector que fundó y presentó en sociedad el 28 de setiembre, en el marco de las elecciones de los jóvenes blancos.
Por eso, entonces, lleva tiempo buscando sus acuerdos, algo que ahora, con la luz verde de Lacalle Pou a los suyos, se aceleró.
¿A dónde apunta la vicepresidenta? A los grupos de raigambre wilsonista que no integran el gran paraguas de Todos. A saber: la agrupación conocida como el Grupo de los Intendentes o Mejor País; ciertos dirigentes de Alianza Nacional y lo que aún queda del sartorismo.
No será un camino fácil. En ningún caso le cierran las puertas, pero tampoco dan por sentado una alianza con ella, según un sondeo que hizo El País.
Las reticencias son varias, pero depende con quién se hable. Una de ellas tiene que ver con el lugar que ocupa en la realidad del mapa nacionalista, porque hay quienes descreen de su prédica wilsonista, ya que entienden que sigue fuertemente identificada con el oficialismo blanco al haber integrado la fórmula presidencial con Lacalle Pou.
El senador Juan Straneo -el dirigente hoy por hoy más cercano al exprecandidato Juan Sartori- reconoció, en cambio, que hay un trabajo parlamentario del que forma parte y que comenzó a construirse al comienzo de la legislatura entre la vicepresidenta, el senador Sergio Botana (Más País) y Carlos Camy, de Alianza Nacional, y que incluso definió como “un lindo grupo”. Apoyar una precandidatura de la vicepresidenta, añadió, “no es impensable”, pero porque “no se descarta nada”, y esto incluye una segunda precandidatura de Sartori, aunque esta eventualidad ha perdido fuerza con el paso del tiempo.
“En la hipótesis de que Juan no sea candidato tendremos que salir a laburar, y ahí es que Argimón es una posibilidad”; agregó en diálogo con El País.
Desde Mejor País señalaron que están lejos de pensar en apoyos a presidenciables, porque el énfasis está en “fortalecer al partido en el interior y en defender las ideas de descentralización”, como se limitó a comentar Botana.
Y en Alianza Nacional reconocieron como “natural” la búsqueda que está haciendo allí Argimón, pero destacan su “alejamiento” formal del wilsonismo en los últimos años, y advierten que el margen que hay para lograr adeptos en el grupo fundado por el fallecido Jorge Larrañaga “es poco”.
Gandini sigue enfocado en la “construcción” del wilsonismo
Las intenciones del senador Jorge Gandini están definidas desde hace tiempo: construir un amplio espacio wilsonista, más allá de Por la Patria, sin todavía hacer explícito el liderazgo bajo el cual se englobaría todo ese sector.
“Yo tengo un fogoncito prendido en cada departamento del país”, declaró a Búsqueda el jueves pasado. Porque en eso está, y es un esfuerzo que, por ejemplo, en las elecciones internas del Partido Nacional que se hicieron en agosto del año pasado le permitió acceder a tres bancas del Directorio.
Por eso no siente apuro cuando se le consulta por el debate de las precandidaturas, ni cuando incluso su propio grupo le pide que defina su futuro, como lo hizo el 3 de setiembre cuando se reunieron 46 de sus agrupaciones y concluyeron con el mensaje de que era necesario que ya afrontara esa responsabilidad -que él luego concedió que “es de blancos” asumirla pero nada más.
“Yo sigo en ese proceso: la construcción de un espacio no consolidado, del que Por la Patria va a ser parte, y luego veremos cómo decantan todas las candidaturas”, reflexionó ahora en conversación con El País.