PERFIL
Después de 182 años, el Partido Nacional es dirigido por una mujer.
Cuando era niña su abuela paterna le contaba que algunos de sus hermanos pelaron junto al caudillo blanco Aparicio Saravia. Ella escuchaba atentamente sin saber que llegaría a ser la primera mujer en dirigir el Partido Nacional tras 182 años de vida.
Beatriz Argimón heredó de sus antepasados su amor por la militancia dentro del Partido Nacional. Todos en su familia eran blancos. Su abuela era fanática del Movimiento Nacional de Rocha, su padre era herrerista y su madre wilsonista.
Pero lo que más le atrapó de las historias que le contaban no eran las proezas de los caudillos, sino el rol de algunas mujeres que bordaban las primeras divisas nacionalistas. "Algo que no me voy a olvidar nunca fue cuando escuché por primera vez hablar de doña Josefa Oribe", contó Argimón a El País. Se sintió identificada con "el amor que tenía por la libertad y la lucha por la causa americanista", lo que la llevó a dirigir el centro de formación y estudios que lleva ese nombre.
Además de los cuentos de la época de la revolución, Argimón siempre habló de política con sus padres. Todavía recuerda como si fuera hoy el 27 de junio de 1973, fecha del golpe de Estado, cuando su padre y su madre le explicaron a ella y a su hermana menor lo que estaba sucediendo en el país y les dijeron que era "un día triste".
Su casa era un hogar de clase media ubicada en la zona del centro de Montevideo. Su padre era funcionario público y su madre se dedicó al cuidado de ella y de su hermana menor.
Hizo la primaria en la escuela pública, donde fue abanderada y luego completó secundaria en el liceo José Pedro Varela. De chica quería ser maestra de niños discapacitados, pero le iba bien en Derecho y optó por estudiar escribanía.
A la par de cursar la carrera ingresó por concurso a trabajar en OSE. En aquella época se diseñaba su propia ropa porque aunque no se describe como una fanática de la moda, siempre le gustó "andar prolija", como le enseñó su madre.
Con 28 años se recibió de escribana y le comunicó a sus padres que sería candidata a edila y la miraron raro. "No era común en esa época que una hija dijera: quiero ser mujer política. Y de ahí en más nunca paré de militar", recordó.
Fue edila, dos veces diputada y directora del INAU, cargo que la marcó a fuego por las experiencias que le tocó vivir: desde motines hasta la muerte de algún menor alojado en los hogares. Ese fue el trabajo más difícil que le tocó, asegura.
Durante su pasaje por el Parlamento fue una defensora de los derechos de la mujer y una de las creadoras de la bancada bicameral femenina. También, junto a mujeres de otros partidos políticos, fundó la red de mujeres políticas. Su militancia por esta causa la convirtió en una feminista, aunque aclara que eso no tiene nada que ver con "una lucha entre mujeres y hombres".
Con 56 años, dos hijos —María Belén de 31 y Juan Santiago de 25— y una "familia extendida" compuesta por dos hijas más de su actual esposo y una nieta de 9 años, Argimón tuvo que acomodar su día a la nueva responsabilidad para la que la propuso el senador y precandidato Luis Lacalle Pou. Una de sus mayores obsesiones en el nuevo cargo es mejorar la comunicación interna y externa del Partido Nacional. El otro compromiso es cumplir con un pedido de Lacalle Pou para preservar la unidad interna en tiempos en los que se aproxima la campaña electoral.
Es consciente que el Partido Nacional "es muy temperamental" y entiende que "parte de su riqueza está ahí", pero tiene claro que una división interna puede afectar la posibilidad de llegar al gobierno en las elecciones del 2019. "Reivindico la forma que tenemos de ser blancos. Me parecen fantásticas las miradas distintas y los planteos de debate, siempre que se preserve la unidad partidaria", señaló.
Desde el lunes pasado, cuando asumió la titularidad del partido, tuvo que reacomodar su agenda para cumplir con sus nuevas obligaciones. Lo único que no dejó de lado fueron sus clases de pilates. Hay otras cosas que tampoco está dispuesta a abandonar, por ejemplo sus salidas semanales con su grupo de amigas, entre las que se encuentra la periodista Mónica Bottero, a la que considera como una "hermana". Lo otra son sus idas a ver a Peñarol, el cuadro de fútbol del que es fanática.