Todos en el Partido Nacional estaban esperando con ansiedad los resultados de las primeras encuestas luego de las elecciones internas. Al principio para ver, por primera vez con evidencia en mano, el impacto en la gente de la designación de la exsindicalista Valeria Ripoll como compañera de fórmula de Álvaro Delgado. Y luego, porque a esta decisión política que tomó el candidato blanco y que todavía tiene a varios militantes no del todo convencidos —no así los dirigentes, que de a poco han ido comprendiendo la apuesta de Delgado— se sumaron las tres condenas por corrupción que recayeron en Artigas, para también entender el efecto que tendría este último escándalo en el electorado coalicionista.
Esos resultados llegaron esta semana, y sus principales conclusiones no cayeron en gracia en varios referentes nacionalistas, e incluso generaron preocupación en dirigentes cercanos al candidato a presidente. "No son los números que nos proponemos", señaló uno de ellos, mientras que otros, sin esconder el pesimismo con que leyeron los números, consideraron "esperable" la caída del partido blanco en las preferencias de los uruguayos por los escenarios que atravesaron durante el mes pasado.
La encuesta de Opción mostró una caída del partido de gobierno del 28% al 20%, y un crecimiento del Partido Colorado con Andrés Ojeda a la cabeza de unos seis puntos, ya que pasó del 7% que tenía en la encuesta anterior —antes de las elecciones internas— al 13%. Esto con 20% de indefinidos. Y la de Cifra, presentada también este lunes, mostró por su parte una caída de los blancos del 33% al 27%, aunque en este caso los colorados se mantuvieron estables —pasaron del 8% al 9%—, y los considerados indecisos subieron del 9% al 13%.
Con lo cual, a priori, en el comando de Delgado hay dos conclusiones: que el "ruido" generado en Artigas —esa es la expresión que utilizó el propio candidato en rueda de prensa este martes— produjo un crecimiento en quienes ahora señalan no saber a quién votar, y que "algún punto" el Partido Colorado puede haberse robado.
Esa es la composición de situación que se hacen el candidato blanco y su equipo y que aspiran a revertir, porque entienden que es una fotografía de "una primera reacción en caliente, con la gente actuando con las entrañas y no con la cabeza", y que volverán a sentirse blancos en el corto plazo, según señalaron a El País allegados al candidato.
E incluso se observa que a esta misma altura pero en 2019, la postal era similar: con Ernesto Talvi llegando a 19%, y Luis Lacalle Pou bajando al 23%, de acuerdo a Opción.
Pero aún así hay quienes mantienen su preocupación —sostenida también por el "alto piso" que mantiene el Frente Amplio— y no la esconden. Por ejemplo, el senador Sebastián Da Silva. "Esto era inevitable", dijo a El País, por lo que considera que el Partido Nacional y el comando de Delgado deberían "parar" y llevar adelante un análisis FODA (una técnica de discusión que permite identificar fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas).
"Es un momento de hacer un poco de vestuario. Nosotros somos profesionales —dijo el legislador del Espacio 40— y es nuestra obligación tener una campaña anticipatoria de los tiempos que se vienen y pasar a la ofensiva".
Y agregó: "Tenemos que hacer una campaña de reacciones rápidas y de instalación de la agenda de gobierno, y no caer en situaciones que favorezcan el barullo y un relato de un país que no es".
Participación de Lacalle
Eso último que dijo Da Silva es algo que piensan varios, empezando por Delgado, que en la media noche del primer día de julio, tras presentar a Ripoll, anunció que Luis Lacalle Pou encabezaría listas al Senado del Partido Nacional.
Es decir, que la participación del presidente en esta campaña es clave.
El primer mandatario ya anunció que haría campaña para defender la ley con la cual su gobierno llevó adelante la reforma de la seguridad social, que el Pit-Cnt y algunos sectores del Frente Amplio buscan dejar sin efecto en una reforma constitucional que será plebiscitada en las elecciones de octubre.
Lacalle Pou está impedido por la carta magna de participar en política partidaria y hacer campaña electoral, y entiende que su comportamiento en este sentido ha sido ejemplar a lo largo del período, señalaron desde su entorno.
Pero los blancos esperan que el líder de todo el Partido Nacional encuentre la forma de "estar" en este ciclo electoral, y no solo inaugurando obras. Y eso para algunos nacionalistas alcanza con detalles, como lo fue el final del discurso que hizo el presidente en un evento que organizó este martes de tarde la Unión de Exportadores, en donde se dirigió al candidato Yamandú Orsi sin nombrarlo, para cuestionar su ausencia a esa actividad — decisión que el frenteamplista tomó y aplicará con todo evento al que sea invitado y que esté en inferioridad numérica respecto a los candidatos oficialistas.
"Yo no fui de los mejores estudiantes, y cuando no iba a un examen y me hacía la rata era porque me había rifado casi todas las bolillas", dijo Lacalle Pou.
Eso, solo, eso, "ayuda y energiza" al partido, dijo un operador blanco.
Delgado dijo que espera que empiece a "correr la adrenalina"
El candidato Álvaro Delgado fue consultado sobre los resultados de las últimas encuestas en rueda de prensa este martes, y allí respondió que entendía que el descenso de los nacionalista se debe a "ruidos" como el generado por el caso Artigas, pero resaltó que, en todo caso, esa pérdida de votantes no fue en favor del Frente Amplio —que se mantuvo en su piso de entre 42% y 45%— sino de los "indecisos".
Y que el panorama cambiará cuando reinicie con fuerza la campaña electoral rumbo a las elecciones del próximo 27 de octubre.
"Ahora, cuando empiece a correr la adrenalina por el cuerpo y la gente (comienza a) acercarse a tomar la decisión y ver que se juega el futuro del Uruguay", esos indefinidos volverán a identificar a su partido como la mejor opción, dijo el candidato, que insistió con su discurso: "Se juefa el futuro del Uruguay (que es) mucho más que cinco años para adelante; es o retroceder con incertidumbre a lo que pueda hacer el Frente Amplio, que no se pone de acuerdo en el plebiscito de la seguridad social, que es un desastre para la economía toda y para todo el sistema previsional de los trabajadores, o (elegir) un rumbo de desarrollo, (y) de certezas".
Y para concluir afirmó que los números de los estudios de opinión marcan "momentos" o una "foto" que no será "la de mañana".