"Que vaya a trabajar", dijo hace pocos días, enfática y visiblemente molesta, Carolina Cosse. Era una de las tantas ruedas de prensa que la intendenta de Montevideo y precandidata a presidenta por el Frente Amplio brindó la semana pasada -al final de la cual se tomó licencia en el cargo para dedicarse de lleno a la campaña electoral.

El mensaje era una respuesta dirigida al ministro de Desarrollo Social, Martín Lema, con quien ya venía teniendo intercambios tensos en los últimos días, y a quien le dedicó todavía un concepto más: “No encontré en Casavalle dónde está la sede del ministerio que él prometió que iba a mudar”. Y luego siguió arremetiendo contra el gobierno de Luis Lacalle Pou, e incluso respondió criticas del expresidente colorado Julio María Sanguinetti, al que le recomendó que se “ocupe” de su partido. Lo mismo con Álvaro Delgado días antes, cuando aseguró en las redes sociales que el precandidato nacionalista que hoy es amplio favorito a ganar su interna tiene “una obsesión por hablar del Frente Amplio”, cuando a su entender en el gobierno deberían estar “obsesionados por controlar lo que pasaba en la Torre Ejecutiva”.

Que Cosse sea dura y crítica con la gestión de Lacalle Pou no es nuevo; lo que sí lo es, al menos respecto a lo que podía ocurrir meses atrás, es que ahora la precandidata frenteamplista “le responde a todos” los dirigentes del oficialismo, comentó a El País un integrante del comando de campaña de Álvaro Delgado.

Pero no es una observación aislada en el Partido Nacional y, sobre todo, entre dirigentes que acompañan al exsecretario de la Presidencia. “No podemos creer que siga entrando en el juego”, celebró otro dirigente blanco. Porque la realidad es que, como ya se verá, los blancos buscan establecer un duelo dialéctico con Cosse antes que con Yamandú Orsi. O, mejor dicho, muchos de ellos, incluyendo al precandidato Jorge Gandini, que suele ser ácido con Cosse -al punto tal de, por ejemplo, compararla con la argentina Cristina Fernández.

Porque es cierto que otros han preferido un camino distinto, como la precandidata Laura Raffo, que por el momento ha elegido no confrontar con el Frente Amplio para priorizar un discurso de propuesta.

Foto: Estefanía Leal.

No es unánime, pero hay una tendencia: está extendida entre los blancos la opinión de que es preferible para la coalición de gobierno que Cosse gane las internas del Frente Amplio.

“Ella representa un parteaguas y para nosotros es más lineal confrontar con ella”, dijo otro de los consultados para esta nota, que recordó que la intendenta de Montevideo en uso de licencia “despierta mucha antipatía” y que, por tanto, hay más chance para el oficialismo de obtener una mejor representación parlamentaria en octubre y de directamente ganar las elecciones en el balotaje si es ella la rival y no al exintendente canario.

Es lo mismo que cree José Mujica, quien días atrás, en una declaración que generó una intensa polémica entre los frenteamplista, señaló que a Cosse “no la bancan en el interior” y que “el único que puede ganarles a los blancos” es el hoy exintendente de Canelones.

Una reciente encuesta, de Opción Consultores, confirma esa postura, ya que muestra un escenario favorable para los nacionalistas y la coalición gobernante si termina siendo Cosse la candidata de la coalición de izquierda.

Al proponerle a los encuestados un escenario para octubre con Cosse -y Delgado por los blancos, Robert Silva por los colorados, Guido Manini Ríos por Cabildo Abierto y Pablo Mieres por el Partido Independiente-, el partido de la hoy oposición alcanza un 39% mientras que los socios de la coalición sumados llegan a un 49%. Cuando el escenario es con Orsi, los blancos bajan del 35% al 33%, los colorados del 6% al 4%, los cabildantes e independientes mantienen el 5% y el 3%, respectivamente, con lo cual la coalición de gobierno sumada llega a una preferencia de la ciudadanía del 45%, cinco puntos porcentuales por debajo del Frente Amplio.

“Acá (cuando el duelo es con Cosse) se ensancha un poco más la ventaja de la coalición sobre el Frente, algo que ya habíamos visto en el trimestre pasado”, dijo el viernes en Canal 4 el director de Opción, Rafael Porzecanski, al analizar la diferencia entre los dos escenarios.

Sin embargo, y a pesar de mejorar los ánimos en la dirigencia blanca con estas proyecciones (ver recuadro), hay otros blancos que prefieren la cautela. Y, de hecho, señalan que los precandidatos frenteamplista están recién comenzando la campaña. Que falta mucho y que, en particular, que falta ver qué estrategia seguirá de aquí en más Yamandú Orsi.

En la semana que pasó el ánimo de los dirigentes y militantes del Partido Nacional fue una suerte de montaña rusa. Porque aunque en público muchas veces se busque matizar la importancia o el efecto simbólico de las encuestas, la realidad es que todos los políticos miran los números de las mediciones como si se tratara de resultados de partidos por clasificaciones a torneos importantes.

La primera encuesta de la semana, que divulgó la consultora Cifra, fue un balde de agua fría para el oficialismo, porque mostró que el Frente Amplio llegaba a un 47% de las preferencias, contra un 42% de la coalición de gobierno si les elecciones fueran este domingo.

La cercanía de tres puntos de un eventual triunfo de la izquierda en primera vuelta produjo sudor helado en varios dirigentes de peso del Partido Nacional. “Cayó muy pesado”, resumió en diálogo con El País un legislador nacionalista.

Se sabía, en cambio, que el viernes iba a conocerse un informe de Opción Consultores que marcaba un escenario bastante más “competitivo” para el oficialismo que el de Cifra. Además de ratificar la buena aprobación de Luis Lacalle Pou (45%), la coalición sumada y el Frente Amplio aparecieron empatados en 41%, y cuando los encuestados respondieron con candidatos en la grilla, el oficialismo incluso se presentó aventajando a a la izquierda.