Jóvenes del Frente Amplio amenizaron la previa del debate desde la hora 18 en la Huella de Seregni, en el Centro de Montevideo, con tres grupos musicales —un dúo, una murga de mujeres y un trío rocanrolero— y una cantina que ofrecía “precios compañeros”: muzzarella a $ 300, refrescos a $ 50, cerveza a $ 100 y fernet a $ 200, con la promo de dos por $ 300. Un centenar de personas, la mayoría militantes, siguieron el debate por pantalla gigante en el segundo piso, y otro centenar, mayoritariamente dirigentes, en el primero. El aplauso al inicio de la primera intervención de Yamandú Orsi repicó en ambas plantas de la sede partidaria.

En el comienzo del debate, dirigentes y militantes celebraron el anuncio de que si llega al gobierno el Frente Amplio instalará “un hospital de referencia entre Montevideo y Maldonado”, y también aplaudieron cuando el candidato preguntó “por qué en este período de gobierno se dejó caer Casa de Galicia”.

Álvaro Delgado levantó críticas ya en su primera intervención, cuando dijo que al llegar al gobierno encontraron 218 mil uruguayos viviendo en más de 650 asentamientos, y que de ellos “120 mil eran niños”. Graciela Villar, quien fuera candidata a vicepresidenta de la República en octubre y noviembre de 2019, gritó entonces: “No hay un censo que lo respalde”. Luego, siguió tomando mate y compartiendo bizcochitos con el senador Mario Bergara, que estaba sentado a su lado.

Aunque los insultos a Delgado fueron aislados, existieron. “Mentiroso”, le gritó alguien cuando el nacionalista dijo que en este gobierno hubo “récord de compra de medicamentos”, y “Pinocho”, le llamaron más tarde.

Los aplausos volvieron cuando Orsidijo que su enemigo es “la corrupción” y cuando planteó preguntas al final de sus intervenciones, como “por qué han pasado 43 jefes de policías por las Jefaturas” desde 2020.

Al cerrar el segundo eje temático, sobre seguridad, el presidenciable frenteamplista se preguntó “qué garantía tenemos de mayor seguridad si una de nuestras fortalezas era la calidad de nuestros pasaportes y sin embargo los escándalos más grandes que hemos tenido en este período se refieren a la emisión de pasaportes y tuvieron como escenario, nada más ni nada menos, que la Torre Ejecutiva”. Entonces, el economista Jorge Polgar, asesor parlamentario del Frente Amplio y expresidente del Banco Hipotecario del Uruguay, se paró, apretó el puño de su mano derecha y tiró al aire un gancho pugilístico en señal de victoria. “¡Bien!”, exclamó.

Mientras los periodistas cerraban el debate, el senador Javier García se paró a pocos metros de la televisión y aseguró con firmeza: “Vamos a ganar”. Las decenas personas que estaban en el local de los jóvenes de la lista 40, ubicado en el corazón de Punta Carretas, estallaron en aplausos y abrazos.

A los militantes en el local —la mayoría jóvenes— no les quedó la menor duda: señalaron que Delgado tuvo mayor solidez y realizó más “pinchazos interesantes” a Orsi. Además, criticaron los “tropezones” que tuvo el frentista en su discurso, al que vieron “acartonado”.

Un rato antes, a 15 minutos de que comenzara el debate, decenas de militantes estaban con ansias posicionados de cara al televisor. Arriba de las mesas de la sede de la 40 había una picada de maní, papas chips y salamín, y refrescos, cerveza y fernet con Coca-Cola en vasos descartables. Ya casi cuando iba a comenzar la transmisión del evento, llegaron las muzzarellas, pizzas y fainas, que se repartieron a lo largo del local.

Foto: Darwin Borelli.

El aplauso copó el lugar la primera vez que apareció en primera plana Delgado. Los militantes aplaudieron la mayoría de las intervenciones del candidato blanco, a veces tras el impulso inicial del diputado García, que estaba sentado a tres metros del televisor.

Ya en la primera tanda, los militantes sentían que Delgado había sido superior. Una de las integrantes de la juventud de la 40 aseguró que el partido —en alusión al debate— iba 2 a 0. Horas después, en la segunda tanda, subió la apuesta y proyectó un 4 a 0.

Una de las tantas veces en las que Delgado fue aplaudido fue cuando, al cierre del bloque sobre desarrollo humano, le preguntó a Orsi: “¿Por qué el Frente Amplio no fue cuando a la inauguración del centro de referencia en Casavalle? ¿Vale tanto la ideología?”.

Otro de los momentos de aprobación de la militancia fue cuando sentenció: “A Valeria Ripoll la elegí yo, no me la eligieron y tampoco es un repuesto”. Este comentario llegó a raíz de que José Mujica dijo en entrevista con El Paísque Blanca Rodríguez era “un repuesto” por si “la señora” Carolina Cosse no quería ser la candidata a vicepresidenta.

También hubo risas y murmullos de desaprobación cuando habló Orsi, como cuando el frenteamplista comentó: “No podemos naturalizar los homicidios de niños y menores. Cada 15 días ingresa un niño a un nosocomio víctima de una herida de bala”. También cuando aseguró que no van a “subir los impuestos” y que es “docente de historia”.

En el local de los jóvenes se escuchó además un “no nos mientas”, cuando el candidato del Frente Amplio indicó que quería “ser presidente de la República” y que no va a “liderar el Pit-Cnt”.