Cábalas en familia, mate y pollo al escabeche: así fue el día de votación de Valeria Ripoll

La jornada electoral de la candidata a la vicepresidencia del Partido Nacional en el día del balotaje comenzó bien temprano y con una consigna: repetir los rituales que realizaron el domingo 27 de octubre.

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Valeria Ripoll, candidata a vicepresidenta por el Partido Nacional, vota junto a su hija.
Valeria Ripoll, candidata a vicepresidenta por el Partido Nacional, vota junto a su hija.
Foto: Natalia Rovira.

Valeria Ripoll empezó el día tomando mate en el patio de su casa, que aún permanecía en calma. A las 10 de la mañana, la vorágine se impuso: toda la familia estaba en pie y un equipo de comunicación comenzó a documentar la jornada. La consigna de la candidata a la vicepresidencia por el Partido Nacional -y de sus acompañantes- era repetir los mismos rituales que realizaron el domingo 27 de octubre.

“Tenemos muchas cábalas, una es el menú: pollo al escabeche”, contó Ripoll. Compartió su receta: sofritó cebolla, morrón, zanahorias y las cubrió con vinagre. Con una fuerza inusitada, trozó nueve kilos de pollo y los cubrió con más vinagre. “Hará que la carne quede tierna y sabrosa, después servimos con puré. Es una comida que puede guardarse en el congelador y es fácil de hacer”, argumentó.

“Dicen que no se puede cocinar con uñas largas, pero así hago de todo”, remarcó y mostró sus manos. Y agregó: “Soy una mujer común, antes de las internas nunca soñé en estar acá, trato de que mi vida no cambie: cocino temprano y hago las viandas de mis hijos porque me gusta que lleven comida hecha en el día e intento no agendar nada relativo a lo laboral hasta las 8”.

Valeria Ripoll
Valeria Ripoll llega a la sede del Partido Nacional.
Foto: Darwin Borelli.

Tras colocar todo en las ollas, Valeria fue a ducharse para esperar a Patricia Báez, su peluquera. “Voy a lavarme el pelo porque ya comentaron tu video (en la web de El País), dicen que estoy con el pelo sucio, como si uno fuera a la peluquería para entrar a la cocina”, espetó y confesó que lee lo que le escriben y, a veces, está tentada en contestar.

Mientras Ripoll se retiró del living, la familia siguió de cerca la transmisión de la televisión. Estaban su abuela, sus hijos Nahuel, Celeste, Julieta, y también Martina, hija de su esposo, Martín Corujo, a quien la candidata considera una hija más. Julieta, la menor se instaló en la mesa con una valija de marcadores y empezó a hacer cartas. Martín la acompañó e hizo algún dibujo. Nahuel se ocupó sumando contenido a sus redes.

El televisor siguió encendido y Celeste, relató quién estaba votando o qué político ya habpia sufragado. Apareció el candidato a presidente del Partido Nacional en la pantalla y Julieta mostró la carta que preparó: “Delgado, esto te lo dedico con amor, orgullo y esperanza”.

Cuando Ripoll regresó, la niña mostró otras creaciones: “Dale má, que hoy sos vice” o “Vamo loco que el blanco no destiñe”. De pronto, ella alzó la voz y pidió: “Martín, ¡las ollas!”, pero su marido ya tenía todo bajo control.

“Tiene las tres P, como dice Álvaro (Delgado): está pronto, preparado y probado”, dijo ella. No faltó a la verdad, el plato fue un manjar.

Valeria Ripoll, candidata a vicepresidenta por el Partido Nacional, junto a sus hijas.
Valeria Ripoll, candidata a vicepresidenta por el Partido Nacional, junto a sus hijas.
Foto: Natalia Rovira.

Un breve repaso por el living daba cuenta de que todo estaba listo para la jornada. Todos tenían su outfit para la noche, pero a ella no encontraba una piedra turquesa que le regaló una amiga y quería usar. “Tengo muchas piedras, creo que me protegen”, confesó. Y mostró algunos de sus collares (con gemas variadas en color y tamaño) y una amatista que recibió como obsequio. “En la campaña perdí un dije y se me partieron dos piedras; para mí es la energía”.

El teléfono no dejó de sonar. La candidata revisó sus mensajes y había de todo, incluidas plegarias que la bendecían. Es hora de salir a sufragar. La familia se dirigió a pie al circuito de Celeste, donde aparecieron las primeras cámaras.

De ahí todos marcharon rumbo a avenida Millán donde sufragó Ripoll, emocionada y acompañada de una hinchada que esbozó cánticos de apoyo a la candidata nacionalista. Tras un par de horas de descanso, todos estaban listos para volver a salir. Eran las 18 horas y se iban a la sede de Bulevar Artigas, para esperar los resultados.

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