Valeria Ripoll empezó el día tomando mate en el patio de su casa, que aún permanecía en calma. A las 10 de la mañana, la vorágine se impuso: toda la familia estaba en pie y un equipo de comunicación comenzó a documentar la jornada. La consigna de la candidata a la vicepresidencia por el Partido Nacional -y de sus acompañantes- era repetir los mismos rituales que realizaron el domingo 27 de octubre.
“Tenemos muchas cábalas, una es el menú: pollo al escabeche”, contó Ripoll. Compartió su receta: sofritó cebolla, morrón, zanahorias y las cubrió con vinagre. Con una fuerza inusitada, trozó nueve kilos de pollo y los cubrió con más vinagre. “Hará que la carne quede tierna y sabrosa, después servimos con puré. Es una comida que puede guardarse en el congelador y es fácil de hacer”, argumentó.
“Dicen que no se puede cocinar con uñas largas, pero así hago de todo”, remarcó y mostró sus manos. Y agregó: “Soy una mujer común, antes de las internas nunca soñé en estar acá, trato de que mi vida no cambie: cocino temprano y hago las viandas de mis hijos porque me gusta que lleven comida hecha en el día e intento no agendar nada relativo a lo laboral hasta las 8”.
![Valeria Ripoll](https://imgs.elpais.com.uy/dims4/default/db31107/2147483647/strip/true/crop/1599x1066+0+0/resize/1440x960!/quality/90/?url=https%3A%2F%2Fel-pais-uruguay-production-web.s3.us-east-1.amazonaws.com%2Fbrightspot%2Fbe%2F57%2Fc9cd339f471c9bd505369d95257a%2Fwhatsapp-image-2024-11-24-at-19-43-21.jpeg)
Tras colocar todo en las ollas, Valeria fue a ducharse para esperar a Patricia Báez, su peluquera. “Voy a lavarme el pelo porque ya comentaron tu video (en la web de El País), dicen que estoy con el pelo sucio, como si uno fuera a la peluquería para entrar a la cocina”, espetó y confesó que lee lo que le escriben y, a veces, está tentada en contestar.
Mientras Ripoll se retiró del living, la familia siguió de cerca la transmisión de la televisión. Estaban su abuela, sus hijos Nahuel, Celeste, Julieta, y también Martina, hija de su esposo, Martín Corujo, a quien la candidata considera una hija más. Julieta, la menor se instaló en la mesa con una valija de marcadores y empezó a hacer cartas. Martín la acompañó e hizo algún dibujo. Nahuel se ocupó sumando contenido a sus redes.
El televisor siguió encendido y Celeste, relató quién estaba votando o qué político ya habpia sufragado. Apareció el candidato a presidente del Partido Nacional en la pantalla y Julieta mostró la carta que preparó: “Delgado, esto te lo dedico con amor, orgullo y esperanza”.
Cuando Ripoll regresó, la niña mostró otras creaciones: “Dale má, que hoy sos vice” o “Vamo loco que el blanco no destiñe”. De pronto, ella alzó la voz y pidió: “Martín, ¡las ollas!”, pero su marido ya tenía todo bajo control.
“Tiene las tres P, como dice Álvaro (Delgado): está pronto, preparado y probado”, dijo ella. No faltó a la verdad, el plato fue un manjar.
![Valeria Ripoll, candidata a vicepresidenta por el Partido Nacional, junto a sus hijas.](https://imgs.elpais.com.uy/dims4/default/94896ec/2147483647/strip/true/crop/1280x856+0+0/resize/1280x856!/quality/90/?url=https%3A%2F%2Fel-pais-uruguay-production-web.s3.us-east-1.amazonaws.com%2Fbrightspot%2Fe3%2F5f%2F923f476e474d8494e2147255d0e3%2Fvaleria-ripoll-candidata-a-vicepresidenta-por-el-partido-nacional-junto-a-sus-hijas.jpg)
Un breve repaso por el living daba cuenta de que todo estaba listo para la jornada. Todos tenían su outfit para la noche, pero a ella no encontraba una piedra turquesa que le regaló una amiga y quería usar. “Tengo muchas piedras, creo que me protegen”, confesó. Y mostró algunos de sus collares (con gemas variadas en color y tamaño) y una amatista que recibió como obsequio. “En la campaña perdí un dije y se me partieron dos piedras; para mí es la energía”.
El teléfono no dejó de sonar. La candidata revisó sus mensajes y había de todo, incluidas plegarias que la bendecían. Es hora de salir a sufragar. La familia se dirigió a pie al circuito de Celeste, donde aparecieron las primeras cámaras.
De ahí todos marcharon rumbo a avenida Millán donde sufragó Ripoll, emocionada y acompañada de una hinchada que esbozó cánticos de apoyo a la candidata nacionalista. Tras un par de horas de descanso, todos estaban listos para volver a salir. Eran las 18 horas y se iban a la sede de Bulevar Artigas, para esperar los resultados.