MGAP
No tiene buena sintonía con el subsecretario y generó enojo entre colorados por descoordinación.
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Su conocimiento está fuera de la política. Históricamente representó a las gremiales agropecuarias, y es blanco en su concepción política, pero desembarcó como ministro por la cuota colorada que Ernesto Talvi negoció con Luis Lacalle Pou. Carlos María Uriarte es uno de los hombres que más sabe del campo -así lo comentan sus amigos y lo reconocen los que no lo son- y por eso fue designado para comandar el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP).
Sin embargo, su falta de experiencia en la arena política lo hizo trastabillar varias veces en lo que va del mandato, y le ocasionó dolores de cabeza al presidente de la República. Al mismo tiempo generó dudas entre los colorados, que analizaron si era necesario pedirle el cargo y ocupar ese puesto por un “verdaderamente colorado”.
En las últimas semanas, Uriarte fue protagonista de un episodio que llevó al límite su poder de mando. A pesar de reconocer que uno de sus jerarcas de mayor confianza había cometido un error, se negaba a pedirle la renuncia.
Eduardo Barre ocupó el cargo de director general de Servicios Ganaderos. El experimentado funcionario no había dado directivas claras a los frigoríficos sobre nuevas disposiciones de etiquetado para el envío de carne a China. El asunto generó que en ese país rechazaran un envío de contenedores de carne, y es posible que ocurra con otros que van en viaje. El problema es de magnitud por los millones de dólares que hay en juego en esos cargamentos.
El presidente Lacalle le pidió que resolviera el problema, pero Uriarte se resistía. En el Partido Colorado le llegaron a advertir que si no tomaba la decisión, era su puesto el que peligraba. “Fue el día más doloroso”, admitió Uriarte tras finalmente pedirle la renuncia a Barre. Era uno de los técnicos que Uriarte más valoraba, y ya le había presentado la renuncia tres veces para jubilarse, pero el ministro la había rechazado.
Esta vez se vio obligado a echarlo. “Son mártires de Uruguay”, comentó el ministro a sus allegados, en referencia a que había hecho todo bien hasta ahora y un error lo dejó afuera.
Pero su descuido no quedó ahí. El cargo que ocupaba Barre es de especial importancia para el MGAP. No puede quedar acéfalo. Uriarte lo despidió, y el resto del equipo del gabinete se enteró cuando Barre abandonó el grupo de WhatsApp.
El ministro decidió continuar con su agenda viajando a Río Negro sin designar a un encargado momentáneo de esa dirección. Al darse cuenta de que no volvía por tres días, debieron enviarle la documentación a firmar hasta Río Negro para que la oficina pudiese seguir con otro jerarca. “Esa es la falta de cintura política”, comentó a El País un jerarca del MGAP.
Enojo colorado.
Uriarte se integró a los equipos técnicos de Talvi en la campaña en 2019. Por eso el exlíder colorado lo eligió para Ganadería cuando negoció los cargos en el gabinete con Lacalle Pou.
Pero con el alejamiento de Talvi de la política, varios colorados entendieron que se le debía pedir ese puesto al presidente. “Carlos María no es colorado, es blanco. Y es de Talvi. Talvi no está más. Para mejor no aporta lo que le corresponde al partido”, cuestionó un dirigente de Ciudadanos meses atrás en una reunión de bancada.
Cuando lo llamó la encargada de tesorería del Partido Colorado para recordarle que todos los cargos políticos deben aportar el 5% de su salario para el funcionamiento partidario, Uriarte se negó.
En realidad, él entendió que lo llamaban de la secretaría de Julio María Sanguinetti y por eso se ofendió. El asunto fue resuelto cuando intervinieron los coordinadores de Ciudadanos y explicaron el asunto. Hoy Uriarte está al día con la caja colorada, confiaron a El País fuentes de ese partido.
No solo en la capital se dieron molestias con Uriarte. En especial, varios dirigentes del interior se molestaron por no conocer la agenda del ministro de Ganadería. “Viene acá, y uno se entera de sopetón que está el ministro colorado. Eso antes no ocurría”, se quejó un dirigente del litoral.
La falta de experiencia política le jugó una mala pasada en el arranque de la gestión. Uriarte prefirió no designar un secretario político como se le había sugerido, e incluso optó por continuar con la secretaria que había dejado el exministro Enzo Benech, del Frente Amplio. Él argumentó que confiaba en los funcionarios. En parte por falta de secretario político es que no existía en el inicio una coordinación con los dirigentes locales, algo que ahora se logró aceitar.
En el oficialismo coinciden en que Uriarte acumula “varias tarjetas amarillas”. El diálogo con el subsecretario, Ignacio Buffa, y la directora de Secretaría, Fernanda Maldonado, no es bueno. El presidente está al tanto y le preocupa.
Incluso intentó mejorar ese equipo cuando los convocó a los tres juntos a su despacho el año pasado, en plena discusión presupuestal. Desde el MGAP se incluyó un artículo sobre la gobernanza de la Unidad Agroalimentaria Metropolitana (UAM) que generó polémica con la Intendencia de Montevideo. El mandatario entendía que alguien debía hacerse responsable de ello, y Nicolás Chiesa, director general de la Granja, fue el primer señalado. Un mensaje enviado a los tres jerarcas -Uriarte, Buffa y Maldonado- lo salvó. Lacalle entendió que la responsabilidad final estaba en esa cúpula que no estaba funcionando como él pretendía. Hasta ahora sigue sin conseguirlo.
Opiniones fuera de rol y salidas en falso
El debut de Uriarte no fue el mejor. En salidas a la prensa opinó que se tenía que poner IVA al asado, semanas antes de asumir. Desde el equipo de Lacalle le avisaron que su rol ya no era el de productor. En febrero se refirió a la muerte de un joven en Dolores: “Ante la falta de protección del Estado, la gente está recurriendo a defenderse por sí sola”, dijo. Luego celebró la suba del dólar como forma de ayudar al sector agroexportador. Como ministro, dijo en Canal 4: “Las cifras del abigeato son casi similares a los femicidios”, lo cual le valió un rezongo de Beatriz Argimón.