Por Joaquín Silva
En la Cancillería están convencidos de que los intercambios entre Uruguay y China están en su mejor momento desde que se restablecieron las relaciones diplomáticas hace 35 años, y que la visita que hizo el ministro Francisco Bustillo a Beijing lo demuestra.
El entusiasmo se sustenta en la cargada agenda que tuvo el canciller en la misión oficial que encabezó la semana pasada —en donde fue recibido, entre varios otros, por el vicepresidente Han Zheng, el canciller Qin Gang y el representante internacional de Comercio, Wang Shouwen— y que en términos generales, o “en todos los términos”, fue “muy buena”, valoran por estas horas en el Ministerio de Relaciones Exteriores.
Porque entienden que se ratificó la “tremendamente rica” relación entre los Estados, tanto en aspectos comerciales como políticos, y que quedó el camino allanado para una muy probable visita del presidente Luis Lacalle Pou, que tiene la decisión de viajar a China antes de que termine su período de gobierno.
Sin embargo, respecto al anunciado Tratado de Libre Comercio (TLC) con la potencia asiática, que Uruguay quiere firmar y “empuja” todo lo que puede para llevarlo a cabo —ese es un verbo que suele usar el primer mandatario—, Bustillo recibió un mensaje que no era el más esperado. Aunque nadie en Cancillería se llamó a sorpresa.
Según indicaron a El País fuentes del gobierno, los chinos transmitieron su “interés” de eventualmente firmar este acuerdo, pero que al momento prefieren no generar un conflicto con el Mercosur, y específicamente con Brasil. De hecho, la administración de Xi Jinping observa con“expectativa” los movimientos del brasileño Luiz Inácio Lula Da Silva, quien también viajó a China por estos días a reunirse con el propio jefe de Estado de ese país, y entre ambos ya se inició una “buena relación”.
De modo que el escenario político internacional cambió en forma sustancial en los últimos meses, de tal manera que China —de acuerdo a lo que se le transmitió a la misión diplomática liderada por Bustillo— “tiene ahora la expectativa de poder avanzar hacia un TLC con el Mercosur”.
Los socios del bloque regional —en las voces del argentino Alberto Fernández y de referentes de la administración de Lula— han advertido en varias ocasiones —por ejemplo, en la última cumbre del Mercosur— que no comparten el camino emprendido por Uruguay de firmar acuerdos comerciales con terceros países por fuera de esta alianza y sin el aval de sus integrantes. Pues el gobierno de Lacalle Pou ha hecho esfuerzos en este sentido no solo con China: también pretende un acuerdo de similares características con Turquía, e ingresar al Acuerdo Transpacífico —por citar solo dos casos.
Los chinos sugirieron entonces que Uruguay “no insista” en su esfuerzo de firmar con ellos —y cuanto antes— un TLC solamente por su lado, pero esto no fue interpretado como una mala noticia por el ministro Bustillo, ya que se entiende que quedó más que abierta la opción de avanzar colectivamente con el bloque regional.
Es un optimismo que tiene raíces también en el mensaje que ha dado Lula sobre la vocación aperturista de Uruguay durante su visita a Montevideo el pasado 25 de enero. Tras reunirse con Lacalle Pou, Lula dijo allí que consideraba “justos” los reclamos del gobierno uruguayo de negociar por fuera del Mercosur cuando el ritmo del bloque se torna más lento que el que pretende el presidente uruguayo, quien al mismo tiempo ha pedido por su necesaria “modernización”.
“El papel de un presidente es defender los intereses de su país, los intereses de su economía y de su pueblo. (...) Es justo querer producir y vender más. Y por eso es importante abrirse lo más posible para el mundo de negocios”, fue lo que dijo el brasileño.
Lacalle Pou, por su parte, había dicho en esa rueda de prensa conjunta que arriba de la mesa de Uruguay estaba poder plegarse a Brasil “si hay una decisión del presidente Lula y del gobierno (brasileño) en avanzar con China” y que, en conclusión, esperaba que en el mediano plazo Brasil y Uruguay hicieran una puesta a punto para evaluar los pasos a seguir luego de hacer sus avances “paralelos” con China. “Uruguay tiene su diálogo con China, Brasil seguramente profundice, inicie otros caminos, y nos juntaremos y diremos bueno, Uruguay llegó hasta acá, vamos a negociar todos juntos, o Brasil dirá ‘esto es lo que nosotros conseguimos, esto es lo que nosotros podemos ofrecer al Mercosur’, (y) Uruguay se pliega”, dijo en aquel entonces.
En la Cancillería, mientras tanto, también se recuerda que en la última cumbre del bloque —a principios de diciembre— el argentino Fernández mostró disposición a analizar “juntos” la posibilidad de avanzar hacia un TLC con el gigante asiático.
“Esperamos simplemente, como lo he manifestado en alguna ocasión, entregar el testigo más cerca de la meta”, había dicho Bustillo el 12 de abril, poco antes de emprender su viaje a Beijing, resumiendo la verdadera meta de Uruguay.
Uruguay estrecha su agenda con Costa Rica
El subsecretario de Relaciones Exteriores, Nicolás Albertoni, recibió esta semana a su par de Costa Rica, Lydia Peralta, “para realizar las IV Consultas Políticas bilaterales”, tal como describió el propio vicecanciller uruguayo en su cuenta de Twitter.
Ambos jerarcas trabajaron “sobre la agenda de cooperación, comercio e inversiones”, agregó Albertoni, que definió al país centroamericano como un “amigo” con el que Uruguay está unido a través de “los mismos valores multilaterales”.
Según informó por su parte la Cancillería, Uruguay y Costa Rica firmaron en esta instancia dos acuerdos: un Tratado de Asistencia Judicial en Materia Penal y un Tratado de Extradición.
Durante su breve visita a Montevideo, Peralta mantuvo otros encuentros, como con la autoridades del Instituto de Mujeres, en donde se intercambió sobre políticas de género.