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El potencial desembarco de Pedro Bordaberry en el Partido Colorado ha generado cierto revuelo interno. Porque, si bien se lo esperaban, para muchos el registro por parte del exsenador de la agrupación Vamos Uruguay dentro de la fuerza política, no deja lugar a dudas: es la clara confirmación de su regreso. Los dos sectores mayoritarios -Ciudadanos y Batllistas-, entonces, por estas horas empiezan a equilibrar sus estrategias electorales en función de dos cosas: las nuevas alianzas que podrían generarse y la virtual sangría de dirigentes.
La incógnita no se cerró. Pedro aún no confirmó, y en el Partido Colorado no creen que lo vaya a hacer de inmediato. Ante las consultas de la prensa el exlegislador se ha limitado a contestar siempre lo mismo: “No. Gracias”. Y ese abrasador silencio es lo que genera mayor nerviosismo. Desde los sectores también prefieren no hablar demasiado on the record, porque, dicen sus integrantes, todo lo que se haga de ahora en más implica jugar con cierta desventaja. “Pedro no muestra las cartas, no podemos salir nosotros a hacerlo”, explica un dirigente de Batllistas.
En Ciudadanos hay algo que tienen claro desde hace semanas, la precandidatura a la presidencia será de Adrián Peña -el senador y exministro de Ambiente que quedó al frente de la agrupación tras la salida del economista Ernesto Talvi- o de Robert Silva -el presidente de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), que tiene entre sus manos la transformación de la enseñanza. La eventual reaparición de Pedro lo que hace es torcer la balanza a favor de Silva, y esto tiene varias razones.
Los colorados de los dos sectores saben que Pedro provocaría “un terremoto” dentro de las estructuras. Esto también es lo que cree Eduardo Bottinelli, de la consultora Factum: “Cuando en 2017 Pedro se fue el Partido Colorado debió reconfigurarse y todo lo que estaba antes cambió. Al volver, lo esperable es que pase lo mismo”. Y aquí está la primera razón de por qué Silva podría ser una mejor opción que Peña. El líder de la ANEP tiene mayor llegada a Batllistas, de hecho el sector respaldó su candidatura a la vicepresidencia -cuando Talvi decidió que no lo acompañaría en la fórmula Julio María Sanguinetti. Es que Silva, incluso, fue fundador del Foro Universitario, la pata universitaria del Foro Batllista que conducía el expresidente. Y, encima, la reforma que lleva adelante es aplaudida por todos en el partido.
Ciudadanos también espera captar a dirigentes de la 15, de José Amorín Batlle, hoy presidente del Banco de Seguros del Estado (BSE) que, aunque es el “dueño” de la lista, ya avisó dentro del sector que no piensa competir por un cargo parlamentario. El otro principal referente de la 15 es el senador Germán Coutinho. Y para aventurarse a lo que podría pasar es preciso recalar un poco en la historia. En 2009 la interna colorada la disputaron Bordaberry, Amorín Batlle, Luis Hierro López (por el Foro Batllista) y Daniel Lamas (independiente). Ganó Bordaberry con el 71% y Amorín Batlle salió segundo con el 15%. Luego Pedro eligió como candidato a vice al técnico y exfutbolista Hugo de León. En 2014 la interna la disputaron Bordaberry y Amorín Batlle, solos. Ganó el primero: 74% contra 26%. El líder de Vamos Uruguay no se llevaba bien con su competidor, entonces decidió, una vez más, no llevarlo como candidato a vicepresidente. Eligió, entonces, a Coutinho, que era el intendente de Salto.
Hoy la histórica lista es un grupo más bien chico, aliado a Batllistas desde las elecciones de 2019, pero tendrá seguramente sobre la mesa el problema de decidir para qué lado se va. Coutinho es uno de los dirigentes colorados que sigue teniendo un fluido contacto con Bordaberry. Amorín Batlle ya aclaró que no jugará, pero el otro senador del sector, Raúl “Mono” Batlle -muy cercano a él-, también tendrá seguramente voz y voto en la decisión que se tome. Dentro de la 15 las opiniones, según supo El País, están divididas.
Mientras, en Ciudadanos, ya hablan de armar un “paraguas grande”, que sirva para anexar posiciones más allá del sector. Se espera armar un sublema que permita “arrimar” a dirigentes del interior, que pueden ser cercanos a Silva o a Peña, pero que no se sienten representados por las ideas del “liberalismo progresista” que pregonaba Talvi, y que pueda ser la llave, también, para atraer a la 15 o a algunos de sus dirigentes.
Lo que sí tienen claro en Ciudadanos, es que no se van a adelantar a hacer ningún movimiento por ahora, y que la idea de definir un candidato en agosto, como estaba previsto, quizá no sea la mejor de todas en este contexto. Dicen, también, que Bordaberry no les marcará la agenda, y que si es Silva finalmente el candidato es claro que el anuncio no puede ser inmediato. El primer mojón, entonces, está en octubre, ahí Silva deberá definir si quiere ir en una lista al Senado, porque para hacerlo deberá renunciar a la ANEP. Si no intenta un cargo parlamentario, entonces puede seguir en la administración un tiempo más, hasta que se embarque de lleno en la campaña.
Tiempos
¿Pero están en condiciones los colorados de esperar tanto tiempo para definir sus candidaturas? Algunos, como Mariana Pomiés, de la consultora Cifra, opinan que no. “Están atravesando un difícil momento y a nivel de opinión pública se necesita que haya candidaturas para que la gente pueda decidir. Sin candidaturas es todo más difícil”, dijo a El País. Para ella “mientras el Frente Amplio va desde la izquierda a la centro izquierda, y el Partido Nacional de la derecha a la centroderecha”, lo que necesitan los colorados es poder ir “desde la centro izquierda hacia la derecha”. También considera que le haría bien al partido tener “candidatos diferentes, de distintas edades y propuestas”.
Bottinelli comparte la necesidad de los colorados de generar movimientos que los lleven a crecer en las encuestas, pero al mismo tiempo considera que Bordaberry no tiene urgencia de blanquear su situación. “Puede hacerlo el año que viene, incluso dos meses antes de las internas”, porque al no ser parte del partido no tiene por qué desgastarse en la campaña.
En Ciudadanos y Batllistas opinan lo mismo, y entienden que está en “una posición muy cómoda” al moverse por fuera de las estructuras partidarias.
También en ambos sectores saben que algunos de sus dirigentes van a cruzar el charco para irse con Bordaberry. En el primero creen que van a perder al menos un diputado, pero en el segundo caso ya ha habido conversaciones internas en cuanto a la conveniencia o no de apoyar al líder de Vamos Uruguay. Hay dirigentes que habían insistido con la candidatura de Ignacio Munyo, y que ahora ven con buenos ojos ir con Pedro. En este sentido, se maneja la posibilidad de abrir una lista al Senado de Batllistas que pueda apoyar a Bordaberry, lo que implicaría también una sangría de dirigentes que se sienten más cercanos a Silva.
Dentro de Batllistas se soñó con la candidatura del ministro de Turismo, y mano derecha de Sanguinetti, Tabaré Viera, pero también es cierto que muchos ven difícil que el secretario de Estado y Coutinho, muy cercanos entre sí, vayan a ir por caminos diferentes. Viera y Coutinho tienen un capital electoral importante en sus respectivos departamentos, de hecho el ministro ha logrado retener la única intendencia que sigue en manos coloradas, la de Rivera.
“Si viene será una tormenta -dice un dirigente del grupo de Sanguinetti-, porque hay gente de Pedro que está con nosotros o en Ciudadanos y se van a ir. Pero él no se va a largar ya, así que habrá que esperar un poco”.
Coalición
Desde el gobierno, en tanto, ven con buenos ojos el potencial arribo de Bordaberry. “Cuando ponen su nombre la coalición vota mejor. Le hace bien. Tiene nivel y activa el debate”, señalaron fuentes gubernamentales a El País. Y añadieron: “Es una buena noticia para la política y para la coalición. Suma al Partido Colorado y también a todo el bloque”.
Esta sensación es confirmada por algunas encuestas. Rafael Porzecanski, de la consultora Opción, señala que según recientes mediciones el Partido Colorado podría llegar al 12% de los votos con Bordaberry, cuando sin él -cuando se pregunta solo por el partido-, no llegan a superar un dígito.
“Bordaberry tiene en estado de precampaña algunas ventajas con respecto a otros potenciales precandidatos -explica Porzecanski-. La primera es el mayor conocimiento frente a cualquier otro de los nombres que están en la vuelta. La segunda, su performance previa, su trayectoria con dos candidaturas presidenciales del partido y la buena evaluación que ha tenido su desempeño como senador. Con esos elementos se puede asumir que, si vuelve, Pedro arranca con ventaja”.
¡A quién le sacaría votos?
Otra de las preguntas que está en el aire ante el potencial regreso al Partido Colorado de Pedro Bordaberry, es -más allá de lo que puede implicar para su fuerza política- quién se podría ver perjudicado de los socios de la coalición de gobierno. Las encuestadoras entienden que Bordaberry más que sacarle votos al Frente Amplio lo que puede hacer es forzar un reposicionamiento de votantes que ya son simpatizantes de la alianza liderada por el presidente Luis Lacalle Pou.
Muchos en el Partido Colorado advierten que le podría sacar votos a Cabildo Abierto, pero esto no está tan claro en los números que manejan las encuestadoras. “Lo que vimos en 2014 es que Pedro tenía vasos comunicantes con el Partido Nacional. Hay un grupo de gente interesado en la política, más urbana, de ciertas edades que pueden verse atraídas por él o por algún sector nacionalista”, señala Bottinelli.
En tanto, Porzecanski alerta que Bordaberry puja más por los votos del área costera de Montevideo que por los de la periferia, donde el partido de Guido Manini Ríos consiguió un buen caudal de voluntades en 2019. “Hay convergencias y similitudes con los cabildantes, eso es claro, pero todavía está por verse a quién puede afectar más su candidatura. Hay lugares donde los blancos van a competir directamente con Bordaberry”.