Los resultados de las encuestas —todas ellas, hasta ahora— marcan una ventaja de Yamandú Orsi sobre Álvaro Delgado, aunque con una diferencia que se encuentra dentro del margen de error, situada entre tres y cuatro puntos porcentuales. Es un escenario que podría generar desazón en militantes de cualquier partido y en cualquier campaña, algo que de hecho ocurrió rumbo a las elecciones del 27 de octubre en filas del Partido Nacional, que sin embargo recuperó el ánimo en la noche misma de la elección nacional cuando la Corte Electoral confirmó que la fórmula presidencia de los blancos había obtenido el 26,7% de los votos, más alto de lo que varios sondeos pronosticaban —y muy cerca del promedio histórico de esta fuerza política.
Por eso, ante los nuevos datos, en filas blancas persiste un recelo frente a las encuestadoras, a las que cuestionan por "sobrevalorar" al Frente Amplio o subestimar al partido de gobierno,y ahora también a la sumatoria de todos los socios de la coalición. Esto es algo que dirigentes de primera línea en el Partido Nacional no esconden. Es el caso de los senadores Javier García y Sebastián Da Silva (de la lista 40), que han expresado una idea extendida en el resto del partido: las encuestadoras, dicen, no son capaces de medir un escenario de paridad como el actual.
Tanto en el comando del exsecretario de la Presidencia, como entre los principales legisladores blancos, hoy hay —pese a los números— "optimismo" respecto a lo que terminará ocurriendo este 24 de noviembre, confiados en que hay al menos tres ejes estratégicos de esta campaña que terminarán dando su rédito el día del balotaje, como indicaron a El País fuentes blancas y coincidieron integrantes del equipo del candidato oficialista.
Presencia de Lacalle Pou
Desde el primer día, todos en el Partido Nacional y en el entorno de Delgado tenían más que asumido que esta campaña no se ganaría si no se aprovechaba el "principal activo político" del oficialismo: el presidente Luis Lacalle Pou y su alta popularidad. La última encuesta de la consultora Equipos —publicada el 5 de noviembre— definió que, en una línea de estabilidad que mantuvo durante todo su período, el mandatario tiene el apoyo del 50% de los uruguayos, con un saldo positivo de +19, una marca solo superada por Tabaré Vázquez durante su primer presidencia (2005-2010) y José Mujica (2010-2015).
El primer mandatario está impedido de hacer política, e incluso se ha jactado de mantenerse apartado y no haber asistido a "un comité de base o a un local partidario", como dijo el 22 de setiembre aludiendo al Frente Amplio.
Sin embargo, sí es cierto que Lacalle Pou dedicó gran parte de este año electoral —algo que había decidido con mucha antelación— a recorrer todo el país y asistir a centenares de eventos e inauguraciones, además de participar activamente en la campaña en contra del plebiscito que promovió el Pit-Cnt y algunos sectores del Frente Amplio sobre la seguridad social —que fracasó al solo legar al 38% de las adhesiones en las urnas
En algunos casos se lo ha visto junto a Delgado, como este jueves de tarde, durante la celebración de un nuevo aniversario de la Cámara de Industria. En su cuenta de X, el candidato de la coalición publicó tres fotos en las que aparecen ambos de traje azul, y con la misma corbata —el mismo diseño, ambas con pecas blancas— diferenciadas solo por los colores: Delgado tenía una roja y Lacalle Pou una azul.
Nada de esto puede medirse en cantidad de votos, pero quienes acompañan a Delgado esperan que se sienta "el plus de estar en el gobierno" en esta recta final.
La "lógica coalicionista"
Esto lo repiten sobre todo los cabezas de lista del Partido Nacional: si hay algo en esta campaña que se diferencia con la de 2019 es que la coalición funcionó como tal desde la noche misma del 27 de octubre. Haber hecho un acto conjunto luego de que se conocieran los resultados de la elección nacional, y firmado el programa común la semana siguiente, fue una muestra —a criterio de los socios de la coalición— de un proceso de maduración y de "consolidación" de este bloque que hace cinco años no existía.
Y esto mismo se intentó transmitir tanto en la gira que hicieron los senadores de todos los socios —blancos, cabildantes y colorados— por el interior, como en los actos que se hicieron con Andrés Ojeda (Partido Colorado), Pablo Mieres (Partido Independiente), Guido Manini Ríos (Cabildo Abierto) y Eduardo Lust (Partido Constitucional y Ambientalista), y la candidata a vicepresidenta Valeria Ripoll, que se ha abocado explotar su "perfil metropolitano" con recorridas vecinales, manteniendo un duro discurso contra la coalición de izquierda.
Todas las actividades, al decir del senador García, se hicieron en "lógica coalicionista", y en una forma "naturalmente armónica", como dijo por su parte a El País la vicepresidenta Beatriz Argimón. "Se notó de inmediato en la conformación de todos los grupos un excelente relacionamiento y una agilidad para movernos en todos lados, con un espíritu corporativo muy interesante y llevando cada uno su bandera, y eso sin dudas se trasladó a la gente", dijo quien acompañó en la fórmula a Lacalle Pou hace cinco años.
Con esa clave se buscó "copar el territorio" y hacer una campaña similar a la que cinco años atrás hizo el frenteamplista Daniel Martínez, que entre octubre y noviembre de 2019 recuperó 10 puntos porcentuales —para perder solo por poco más de 37 mil votos— con una intensa recorrida nacional que entonces se llamó "puerta a puerta".
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