De camisa de lino blanca —con lentes de sol de marco verde colgados donde se abotona— y jean azul, un hombre de unos 40 años se mantuvo con el celular en la oreja los 21 minutos que duró la subasta de la estancia "El Entrevero". Por US$ 10,8 millones, tras una puja con los otros oferentes, es quien se logró llevar el predio de 415 hectáreas en Maldonado, cerca de José Ignacio, en representación de capitales argentinos.
Detrás está el empresario argentino Eduardo Costantini, que tiene otras inversiones en Uruguay e incluso sumó la compra de 141 hectáreas en Carrasco hace pocos días, y el polista Adolfo Cambiaso, de su misma nacionalidad, tal como informó La Nación.
Costantini indicó a El País que ven que "Punta del Este se va a convertir en un centro de polo internacional en la temporada estival", y destacó que hubo un cambio en la reglamentación de polo que facilita el ingreso de caballos que hay en Argentina. Ante la consulta de si el proyecto incluirá una parte residencial u hotelera, respondió: "Ya veremos. El programa central es el polo. Seguramente sea de baja densidad, más que todo va a ser de casas (aunque) puede ser que haya algún condominio".
¿Por qué tiene la mirada puesta en Uruguay? "Por la proximidad geográfica a donde vivo y porque voy desde hace más de 50 años. Uruguay es como mi segunda patria, lo conozco muy bien. Además, para los dos proyectos (un emprendimiento inmobiliario en Carrasco y El Entrevero) vemos una factibilidad específica".
En el remate que comenzó sobre las 14:15 del miércoles, a pesar de que había unas 200 personas en la sala del Jean Clevers Hotel —algunos en las sillas y otros parados en la parte de atrás de la sala, donde estaban las dos puertas de ingreso—, solo unas pocas —que se anotaron con anticipación y pusieron una garantía de US$ 20.000— podían presentar ofertas para comprar el predio ligado a la causa conocida como “La ruta del dinero K”, vinculado al empresario argentino Lázaro Báez.
Quien se lo llevó —o, mejor dicho, el representante de quien se lo llevó— batalló por el padrón desde un principio pero no fue el único que buscó quedarselo.
La base del remate público —del bien en manos de la Junta Nacional de Drogas, como lo dispone la legislación uruguaya con lo que se decomise por lavado de activos— era de US$ 3,5 millones pero, a priori, ya en la sala —y en los días previos en la prensa— se comentó que el valor era mayor.
Y este es un punto en el que el rematador y también presidente de la Asociación de Ramatadores, Tasadores y Rematadores Inmobiliarios, Pablo Ponce de León, hizo hincapié cada vez que se enlentecía la puja que se hizo al mediodía del miércoles.
"La palabra ahora es de ustedes", comenzó Ponce de León en una sala silenciosa donde cada sonido o movimiento podía ser leído como una posible oferta. Pocos minutos después, el rematador justificó la falta de oferentes: "Siempre los remates empiezan fríos. Se van midiendo, es como un partido de fútbol".
La tensión se cortó segundos más tarde, cuando apareció la primera mano levantada.
De a poco, por momentos sin mucha prisa, el remate subió de su base de US$ 3,5 millones a US$ 10,8 millones. Pero, antes de llegar al número, hubo momentos donde parecía que se iba a cerrar por mucho menos dinero.
Después de que uno de los presentes —que después ganó la puja— pusiera US$ 4 millones arriba de la mesa, el silencio reinó en la sala y, pese a la insistencia del rematador, parecía que iba a ser definitivo. "Si no hay quien lo supere, lo voy a adjudicar", advirtió, y continuó dirigiéndose a los postores: "No hay que dejar pasar esta oportunidad". Frase que, tal vez, interpeló a otro hombre en la sala, porque decidió subir la apuesta a US$ 4,5 millones.
Minutos más tarde se llegó a US$ 5,2 millones pero la danza de números aún estaba lejos de terminar. "Le puedo asegurar que estamos lejos de lo que vale realmente", insistió el rematador, y los números continuaron al alza. Pero de a poco: US$ 5,3 millones, US$ 5,4 millones, US$ 5,5 millones, US$ 5,6 millones, US$ 5,7 millones...
En ese momento, una vez más, parecía que se iba a bajar el martillo pero irrumpió uno de los presentes con la oferta de US$ 5,9 millones.
Se terminó cuando se llegó a US$ 10,8 millones. Tras varias advertencias de Ponce de León, se bajó el martillo y la sala repleta de curiosos del remate millonario estalló en aplausos.
El terreno
Lázaro Baez tiene cuatro condenas y cumple arresto domiciliario en su casa en Santa Cruz, y el predio que se remató se decomisó en 2018 por decreto de la Justicia de Crimen Organizado, en una investigación que estuvo a cargo del fiscal uruguayo Luis Pacheco. El predio, hasta el miercóles, es parte de la Junta Nacional de Drogas, de la que había integrantes en el remate que se hizo en Punta del Este.
En su momento, Lázaro Baez pagó US$ 14 millones por el predio a través del contador Daniel Pérez Gadín pero se consideró tiempo después que el valor real era mayor. Por lo tanto, se concluyó que se hizo blanqueo de capitales a través de una maniobra que involucró a los dos países.
Un remate que llamó la atención
El comienzo del remate del predio vinculado a "La ruta del dinero K" se vivió en una sala bulliciosa por lo que había sucedido minutos antes: se remató un atractivo terreno en la rambla de Punta del Este, una esquina de 916 metros cuadrado sin ocupantes en la parada 20 de la Mansa. Aunque la base fue de US$ 370.981, la cifra subió de a poco —incluso de a US$ 5.000— hasta US$ 480.000.
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